jueves, 30 de septiembre de 2010

ANA CLAVEL en la edición 381 de LABERINTO de MILENIO

Esta escena NO sucedió en BERLÍN

Sin embargo aquí aparece Ana
"rodeada de literatura" latinoamericana.
Entre ellas, Margo Glantz, Premiop FIL GDL


¿Puede hablarse de que los escritores en lengua hispana están fuera del interés internacional? Invitada al 10° Festival de Berlín, que culminó en días pasados con la participación de Juan Goytisolo, Alberto Manguel y Élmer Mendoza, la escritora mexicana abrió esta discusión entre editores y escritores:
(Lista de participantes: http://bit.ly/azI1VZ )


La nueva literatura latinoamericana,
¿fuera de moda?

Ana Clavel
Ensayo
Para Rafael Pérez Gay

Berlín se iluminó de letras. Si durante el régimen nazi se prendían hogueras de libros en sus plazas, ahora fueron los libros los que incendiaron las miradas y el interés de niños, jóvenes y adultos durante la celebración del 10° Festival de Literatura de Berlín. Realizado del 15 al 25 de septiembre, el encuentro contó con la presencia de más de 270 autores de las más variadas nacionalidades, pero sobre todo de países de Europa del Este. No en balde el tema central del encuentro fue precisamente “La cultura y las políticas en Europa del Este: entre las sociedades abiertas y el nacionalismo, entre la tristeza y una nueva alegría de vivir”. Así pues, no es de extrañarse que la plana mayor estuviera encabezada por Vladimir Sorokin (Rusia), Yuri Andruyovich (Ucrania), Wladimir Kaminer (Rusia-Alemania), Ilya Trojanov (Bulgaria-Alemania) y Herta Muller (Rumania-Alemania).
Más de 30 mil asistentes, 232 actividades, un premio de 30 mil euros para el escritor alemán Thomas Lehr por “la originalidad de su creación en prosa”, un récord Guinness por el maratón de lectura ininterrumpida de 75 “Autores por la Paz”, más de 13 mil niños y jóvenes en actividades diseñadas ex profeso.

Presentaciones, lecturas, conferencias, discusiones, slams poéticos, videos, conciertos, exposiciones y espectáculos multimedia completaron el programa. Una nota de escándalo: el político alemán Thilo Sarrazin fue cordialmente “desinvitado” a participar. Un toque hollywoodense: la aparición de Elizabeth Gilbert, autora del best-seller: Ama, reza, come, cuya versión cinematográfica es estelarizada por la taquillera actriz Julia Roberts y el no menos galán, Javier Bardem.

El discurso inaugural corrió a cargo del escritor español Juan Goytisolo con una conferencia titulada “Espacio en movimiento. Cuando la topografía se transforma en tipografía”. Se rindieron homenajes al portugués José Saramago y al argentino Tomás Eloy Martínez. De hecho, Argentina será el país invitado de honor en la próxima Feria de Francfort pero aquí sólo estuvo representada por tres autores: Alberto Manguel, Alan Pauls y Marcelo Birmajer. La literatura latinoamericana se hizo presente a través de una decena de autores. Además de los argentinos mencionados, las escritoras chilenas Carla Guelfenbein y Lina Meruane, el peruano Antonio Encinas Marroquín, el colombiano Antonio Ungar, los mexicanos Élmer Mendoza y Ana Clavel.

Élmer Mendoza sostuvo un diálogo con el economista mexico-americano Edgardo Buscaglia, titulado “La economía y la cultura de la droga en México”. Por mi parte, participé en la presentación de una nueva antología de cuento latinoamericano: Schiffe aus feuer (“Barcos de fuego”), preparada por Michi Strausfeld, editora de más de 350 obras latinoamericanas en su paso por la afamada editorial Suhrkamp.

Aunque en alemán no suelen editarse ni mucho menos comentarse libros de cuentos, la antología recibió en los días del festival críticas elogiosas en Literarische Welt, suplemento literario de Die Welt, en el Berliner Zeitung y en varias entrevistas de radio. “Índices para la esperanza…”, me confía Michi Strausfeld. La intención de la compiladora fue abrir un espacio a la literatura latinoamericana actual que ha estado “fuera de moda” en el ámbito internacional, muy lejos de las glorias millonarias del Boom y sus epígonos. Salvo Roberto Bolaño que preside desde ultratumba su imperio hegemónico.

Recordé entonces un comentario de mi editor norteamericano, Jay Miscowiec, dueño de una pequeña editorial independiente de Minneapolis, Aliform Publishing, que ha publicado una docena de escritores latinoamericanos desconocidos en el mundo. En el pasado reciente Jay había concursado en su país por una beca de traducción de una obra latinoamericana. La institución al cargo era la National Endowment for the Arts, pero Jay no corrió con suerte: si uno revisa las más recientes emisiones de la NEA a través de su página oficial, hay muy pocas obras del ámbito latinoamericano. La percepción de mi editor es que se prestaba más atención a obras de otras literaturas marginales: los tiempos dorados del Boom habían terminado.

Pero, ¿puede hablarse en verdad de que la nueva literatura latinoamericana está fuera del interés internacional? Para abrir la discusión presento a continuación las opiniones de algunos amigos editores y de Hugo J. Verani, especialista en literaturas hispanoamericanas de vanguardia. Incluyo también las opiniones de la propia Michi Strausfeld, y los escritores Lina Meruane, Antonio Ungar y Marcelo Birmajer, con quienes compartí la presentación de Schiffe aus feuer en el Festival de Berlín que, por cierto, tuvo como subtítulo “Latinoamérica sin el realismo mágico”, en un claro intento por desenraizar la literatura actual de tierras macondianas y diversificar sus caos, sus intereses y preocupaciones.

Jay Miscowiec

No, la literatura latinoamericana no está fuera del interés internacional, pero no hay ninguna duda de que ya no tiene el espacio que tenía antes. Creo que en EUA hay ahora tanta diversidad que el poco espacio que existe en el mercado para la literatura extranjera ha estado llenándose con la literatura de todo el mundo. Y... me da pena decirlo, pero hay también un sentimiento antilatino en Gringolandia ahora con el Tea Party y la ley de Arizona y la “talk radio”, que no trabaja en favor de la literatura latinoamericana.
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Editor y director de Aliform Publishing de Minneapolis

Marisol Schulz

La literatura latinoamericana como generalidad sí está fuera de moda en el escenario internacional, lo que no quiere decir que no se lea a autores latinoamericanos. Ahora mismo en Estados Unidos hay un auge de los libros de Roberto Bolaño, autor que se ha vuelto un best-seller. Lo mismo ocurre con autores de otros países, pero son casos aislados y no se agrupan en un movimiento literario específico. Esta situación la atribuyo a que las modas en el ámbito editorial duran poco tiempo y ahora, por ejemplo, se leen historias de vampiros; hace unos años eran temas relacionados con el Código da Vinci o con niños magos. Como fenómenos editoriales, estas modas son poco trascendentales en lo que se refiere a la calidad y obedecen más a circunstancias comerciales y de marketing.
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Editora y exdirectora de Alfaguara México

Christophe Lucquin

No me parece que la literatura latinoamericana contemporánea sea una literatura que no atrae. En realidad no creo en una moda para la literatura. Es verdad que en Francia y en Europa de manera general estos últimos años han sido los de la literatura “negra” del norte de Europa: Escandinavia, Suecia, Islandia, entre otros países. En este caso se podría hablar de “moda” porque antes estos autores noreuropeos no existían aquí. Pero lo que hizo que funcionaran es el dinero que les han invertido para hacer una promoción muy importante. Como el género negro es un género que atrae tanto a los lectores de siempre como a los que no leen, era el jackpot garantizado. La gente lee cada vez menos. Sobre todo los jóvenes que nacen con una oferta tan importante de medios culturales que el libro se queda atrás. Yo creo que hoy en día un libro que tiene éxito es un libro que tiene una buena promoción. Creo que los editores en Francia prefieren hacer la promoción de un autor francés y no la de un autor latinoamericano porque el francés está hoy en día muy cerrado de mente. Le gusta todo lo que sea francés, tiene demasiado orgullo para abrirse al mundo. Ese es el problema.
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Editor y escritor francés

Hugo J. Verani
Respecto a la literatura latinoamericana me parece razonable pensar que ya no tiene el impacto que tuvo con el Boom, seguido de un “boomcito”. Muy buenos escritores, sin duda, Piglia, Levrero, Skarmeta, Pacheco, Peri Rossi, etcétera, pero que no han tenido la resonancia de los anteriores. Salvo Bolaño, no hay nadie que haya tenido mucha difusión en el mundo no hispano. ¿A qué atribuirle, además de lo anterior? Tuvimos unos treinta años de primera fila, de los 60 a los 90, es natural que venga un recambio, aunque ninguna otra cultura la ha reemplazado. Creo que el cambio se debe a la importancia que los estudios culturales le han dado a las minorías étnicas, a otras culturas marginadas, y eso naturalmente quita espacio y dinero para lo nuestro.
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Ph. D. University of Notre Dame, autor de Las vanguardias literarias en Hispanoamérica

Michi Strausfeld

América Latina, como continente, está recibiendo mucha menos atención que en las décadas pasadas —en cuanto a comentarios políticos, económicos, sociales; más bien se habla de las catástrofes: los muertos por el narco, los mineros chilenos atrapados, los terremotos, etcétera. Brasil es un poco la excepción: se le presta más atención, por ser un país BRIC, se habla de Lula y sus logros. Esta falta de interés general e información regular tiene efectos o daños colaterales para la cultura y la literatura: México fue el país invitado de honor en la Feria de Francfort en 1992, Brasil en 1994, después no ha habido ningún otro gran acontecimiento latinoamericano relacionado con la literatura en Alemania. Son muchos años sin tener un hype mediático (como lo está teniendo Argentina ahora porque será Guest of Honour en Francfort 2010) y faltan nombres nuevos que ya hubiesen “triunfado”. El único, Bolaño, lo hizo después de su muerte. Por lo tanto tenemos ahora algo como desinterés, como déjà vu: ¿dónde está lo nuevo en el continente? Siempre los mismos nombres: los conocemos y éstos tienen su público, pero no necesariamente cautivan nuevos y jóvenes lectores. Por ello es muy difícil hoy introducir nuevos autores, y adicionalmente está la reducción de páginas literarias y programas culturales en todos los medios, así como los cambios de marketing en las grandes cadenas de librerías. También han recibido mucho interés otras literaturas del mundo antes dejadas de lado (en Alemania, por ejemplo, los países de Europa del Este). Es decir: el desafío es grande para las nuevas generaciones, los nietos del Boom. Tengo confianza, sin embargo, en que gracias a la Argentina, Guest of Honour en Francfort 2010, algo va a cambiar, para bien, y ojalá sirva para despertar un renovado interés para los autores de todo el continente. De ahí el esfuerzo de la antología Schiffe aus feuer. Lo que desearía: que México también opte de nuevo por ser país invitado de honor en Francfort para repetir la presencia que tuvo en 1992. India ya ha repetido (1986, 2006), Brasil lo hará en 2013. Creo que sería muy importante.
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Editora de más de 350 obras latinoamericanas en Suhrkamp y antologadora de Schiffe aus feuer

Marcelo Birmajer

No creo que se pueda categorizar como de moda o fuera de moda la literatura latinoamericana, francesa o australiana. Hace ya varios años que Bolaño está de moda. Nació en Chile y vivía y murió en España. ¿Eso significa que la literatura latinoamericana está de moda? No me lo parece. En cualquier momento puede surgir una novela latinoamericana que se convierta en un best-seller mundial. Y también puede ocurrir que en los próximos cinco años no aparezca nada, ni exitoso ni bueno. La literatura no es como el clima, que puede predecirse según una serie de datos. Y en realidad, ni siquiera el clima puede predecirse. La literatura latinoamericana tiene la garantía de su pasado, pero es tan misteriosa y variada como el futuro.
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Escritor argentino

Lina Meruane

Pensar la literatura en esos términos es un despróposito, la literatura tiene muchas vidas y muchas vueltas. La reducción de la literatura a los mecanismos del mercado global o digamos del europeo es problemática, porque, uno, cada país europeo mantiene una relación, histórica y actual, distinta con las literaturas de nuestro continente, y dos, porque los escritores jóvenes no están escribiendo con el mercado en la cabeza. No se escribe a la medida del interés o del desinterés del mercado editorial internacional, y es esa libertad la que está produciendo escritores con visiones alternativas —y estilos alternativos— de la realidad latinoamericana. Y no sólo de la sociedad que a cada uno le toca sino incorporando exploraciones más cosmopolitas por un lado y exploraciones intimistas por otro. Eso me parece muy propositivo, prometedor incluso, es lo que mantiene nuestras literaturas vivas y posiblemente lo que haga surgir un nuevo interés en lectores también nuevos. Quizá esa relativa pérdida de interés haya tenido un paralelo en la pérdida de interés político por el continente, pero yo me pregunto si esa idea está magnificada o distorsionada. Hace no mucho escuchaba a jóvenes escritores españoles quejarse de que ellos seguían leyendo con mucho interés a los latinoamericanos, los que se publican en España y los que se encontraban en sus viajes por el continente, pero que los escritores latinoamericanos no los leían a ellos. España, por supuesto, es apenas un país más entre los países hispanohablantes, y uno siempre siente que no está al tanto con todos los escritores jóvenes de cada país, pero pienso que la mirada sobre este problema está siempre muy mediada por la experiencia personal e incluso cuantitativa. Pienso que abría que redirigir la mirada hacia la calidad de las escrituras actuales y apostarle a eso. Apostarle y seguirle apostando.
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Escritora chilena

Antonio Ungar

No creo que la literatura contemporánea latinoamericana esté menos de moda que la contemporánea árabe, hindú, china, africana o de cualquier otra región. Somos menos populares que lo que fueron escritores muy vendedores como García Márquez, Vargas Llosa o Carlos Fuentes, nada más, pero creo que dentro de unos veinte años algunos de nuestros nombres sonarán tanto como suenan los suyos. Los únicos escritores contemporáneos que están más de moda que los demás son los anglosajones, porque están respaldados por un aparato editorial muy poderoso.
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Escritor colombiano


El milagro de los panes
Cuando se habla de que la literatura latinoamericana actual está fuera del escenario internacional, se está pensando sobre todo en términos comerciales y de marketing. ¿Acaso no se vanagloriaba la agente catalana Carmen Balcells de haber ella “inventado” el Boom? Fue un momento coyuntural porque me parece que los lectores del mundo necesitaban recuperar una imagen del paraíso perdido. Esa nostalgia, sumada a una idea preconcebida y exótica de lo “otro”, permitió el milagro de los panes. La realidad que podemos ofrecer los nuevos narradores es múltiple y movediza, y para nada paradisiaca ni convencional. De hecho, creo que la literatura necesaria, que no tiene que ver con la literatura exitosa ni con la desechable, trabaja de un modo misterioso y casi siempre en silencio. Obras que me han marcado nunca han sido best-sellers. En todo caso han sido long-sellers, libros que van resonando y dialogando con sus lectores a lo largo del tiempo. Una editora me decía hace tiempo que no conocía escritores que no quisieran que sus libros se vendieran. Pienso que ahí está la confusión de muchos editores y no pocos autores: es muy legítimo pretender vivir del trabajo de uno, pero lo que realmente desea un escritor es que sus libros se lean. Tal vez suene demasiado idealista tener este tipo de convicciones en un mundo donde las editoriales globalizadoras se comen a las pequeñas, en el que la exigencia y el nivel de lectura se banalizan al grado de que la gente lee cada vez menos o sólo lee literatura complaciente, un mundo en el que nos flagelan la violencia y el horror cada vez más inmediatos. Tampoco considero que no valga la pena utilizar los recursos de democratización de la lectura que ofrecen los medios electrónicos y otros.

Pero un autor secreto como Felisberto Hernández, una autora discreta como Josefina Vicens nunca tendrán públicos masivos —aunque sí lectores de calidad, que los han convertido en escritores de culto—. Esto me confirma en mi convicción de apostar por las palabras de Italo Calvino cuando dice que se trata de hacerle lugar a lo que en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar. Pero además, hacerlo desde una propuesta literaria, verbal, estética, de escritura verdaderamente creativa, llámese como se llame, literatura latinoamericana, o subterránea, o “saltapatrás”.

Ana Clavel




Editada bajo el sello S. Fischer Verlag, la antología Schiffe aus feuer reúne a 36 escritores contemporáneos provenientes de Uruguay (Claudia Amengual, Henry Trujillo), Ecuador (Carolina Andrade), Perú (Daniel Alarcón, Santiago Rocagliolo, Iván Thays), Argentina (Washington Cucurto, Rodrigo Fresán, Patricia Suárez, Guillermo Martínez, Matías Néspolo, Pablo Ramos, Marcelo Birmajer), México (Álvaro Enrigue, Guillermo Fadanelli, Guadalupe Nettel, Antonio Ortuño, Ignacio Padilla, David Toscana, Ana Clavel), República Dominicana (Junot Díaz), El Salvador (Jacinta Escudos), Colombia (Jorge Franco, Pilar Quintana, Juan Gabriel Vásquez, Antonio Ungar), Chile (Alberto Fuguet, Alejandro Zambra, Lina Meruane), Cuba (Karla Suárez, Ena Lucía Portela, Alberto Guerra), Nicaragua (María del Carmen Pérez Cuadra), Bolivia (Giovanna Rivero), Puerto Rico (Mayra Santos Febres) y Venezuela (Slavko Zupcic).

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