jueves, 17 de marzo de 2011

FERNANDO V ZAMORA comenta en Laberinto 405 EL ANTICRISTO, ¿Estás dispuesto?


¿Cuando la razón se duerme prevalecen los monstruos?

Hombre de celuloide

El sueño de la razón

Fernando Zamora

@fernandovzamora

En los primeros minutos del Anticristo (la cual se presenta todo este mes en la Cineteca Nacional) Lars von Trier trasciende sus ideas en torno a lo radical en el arte y ofrece al público uno de los montajes más poderosos en la historia del cine. Si antes Dogma prohibió el uso de “artificios” como la música, ahora se solaza en ellos para contar una historia en la que Eros se vuelve Thanatos. Si antes Dogma prohibió el montaje paralelo, en el prólogo del Anticristo hay dos líneas que se funden en un orgasmo y un charco de sangre. Si antes Dogma fomentó la improvisación, hoy Von Trier dirige incluso la forma en que él penetra y ella gime. Anticristo trasciende la filosofía del Dios ha muerto de Nietzsche y explora misterios en un mundo que la modernidad dejó huérfana de certezas.

La muerte accidental de un inocente no tiene sentido; no hay religión ni teorema que explique el caos, porque el caos es todo lo irrazonable, carece de por qué. En esta gratuidad radica su horror. El artista sin embargo, pone orden ahí donde antes hubo caos. La muerte que afuera, en la vida, es absurda, en el cine clásico tiene por qué.

Resulta interesante ver cómo el otrora ultramoderno Lars von Trier se va volviendo clásico; tanto que no hay en ésta, su última obra, lugar para el reino del caos: cada hecho, cada toma, cada diálogo, tienen sentido.

El artista explora en Anticristo la existencia del mal para llegar tal vez a la necesidad de revivir a un Dios que mató la modernidad. Históricamente fue necesario sin embargo, hacerse de sociedades laicas. Sólo en ellas es posible hacer seriamente la pregunta metafísica por excelencia: Dios, ¿existe? No es de extrañar, por tanto, que en algunas de las sociedades más laicas del mundo estén surgiendo obras como Anticristo. Está el Submarino de Vinterberg, Le fils de los hermanos Dardenne; muchas otras. Los imitadores de esta clase de cine en México tienen, sin embargo, un pequeño problema: en una sociedad que nunca ha sido laica del todo la pregunta por Dios pierde seriedad y sentido. Es una pregunta toqueteada por la moralidad políticamente reinante y así, aparecen estos engendros nacionales: cine socialista sin socialismo, cine del Dogma que aspira a ganar un Oscar, cine del renacimiento de Dios dirigido por quien no tiene la menor duda sobre la no existencia de Dios.

La portentosa tesis del director en Anticristo es esta: la naturaleza es el diablo. Un hombre que, como Nietzsche, busca dar sentido él solo, con el poder de su razón y voluntad a una tragedia estúpida, se encuentra de pronto acorralado por la naturaleza. Y el mal es visible. La frase de Goya, el sueño de la razón engendra monstruos ofrece dos lecturas: cuando la razón se duerme prevalecen los monstruos. En la lectura de von Trier, sin embargo, es la razón misma la quimera que despierta a los monstruos. EnAnticristo, una de las películas más importantes de los últimos años, el protagonista necesita desembarazarse de la razón para luchar contra los monstruos que su misma razón ha despertado.


Aquí los primeros minutos de El Anticristo

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