Mártir no, sólo hombre digno: Javier Sicilia
POLICÍA • 3 JULIO 2011 - 5:36AM — FERNANDO DEL COLLADO
Por él hay un antes y un después. Pero el escritor reniega de todo liderazgo y poder. Son tiempos, explota, de comunidad, de vida ciudadana. “Quiero creerle a Calderón”, asegura.
Distrito Federal • TRAGALUZ
¿Ha percibido cómo lo miramos, tocamos, cómo lo queremos abrazar?
Pues sí. Hace falta mucho amor en este país.
Estamos más solos, huérfanos, que nunca.
Estábamos. Creo que cuando iniciaron las movilizaciones, empezamos a romper la orfandad y la soledad.
Ya le llaman “amoroso, héroe y santo”.
No, simplemente un ser humano.
Lo cierto es que ha resultado ser un buen catalizador social.
Eso también, sí. Porque lo que hacía falta era abrir el corazón y mostrar lo fundamental que somos, que es lo humano.
Han proclamado incluso la muerte del subcomandante Marcos.
No, no creo. Marcos es una gran conciencia moral. Es difícil que alguien pueda borrar su presencia y lo que le ha dado a este país.
En verdad, Sicilia, ¿la humildad te distingue?
No sé, lo dirá la gente.
Algo de egoísta tiene este dolor, ¿no?
No creo. Si hubiera sido egoísta no hubiera salido a abrazar a los otros. Y si el dolor de los otros no hubieran salido de sí, no hubieran venido a abrazarme y abrazarnos juntos.
Pareciera como si estuviera preparado para esto.
No lo sé. La cosa es que ahí estoy.
Nos dirá que no sentía vocación por el martirio.
No. Me ha interesado siempre el tema, pero no tengo esa vocación.
En todo caso, vaya precio para esta lección, ¿no?
Pues sí. Pero yo y los que hemos hecho este movimiento, hemos puesto sobre el tapete algo que tiene que ver con lo humano: la gratuidad.
¿Su Dios se equivocó?
No es un asunto de Dios, es un asunto de la libertad de los hombres.
¿Nada que reclamarle?
No. A los hombres sí, pero a Dios no.
Algo nos dice que no quieres detenerte.
Pues no es que no quiera, creo que asumí un compromiso y primero está el deber, ¿no?
Como si la distracción le evitara enfrentarse a sus propios fantasmas.
No. No hay distracción, necesitamos mirar el dolor de los otros. Asumir el propio dolor.
Y si te detienes, ¿en dónde caerías?
No lo sé. Es una pregunta extraña. Pues creo que caería en los brazos de Dios y de los de mis amigos y de mi familia.
“Los amorosos son locos, sin Dios y sin diablo”, diría Sabines.
No sé si Sabines lo creyera, pero los amorosos son hombres tocados por la gracia.
Juan Francisco, tu hijo, ¿ha de estar orgulloso?
Sí. Espero que cuando lo vuelva a encontrar me pueda decir: “lo hiciste bien, pa”.
¿Qué se llevó de ti?
Pues creo que eso: el amor, la solidaridad y el gusto por acudir al encuentro de sus amigos y los que ama.
¿Qué se quedó de él?
Pues su belleza: era un alma muy noble, muy amorosa.
¿Siente que hizo todo lo que pudo?
Sí. Creo que lo amé, lo viví, lo abracé como podía, pues.
¿Algo quedó por decirle?
No, creo que no. Cuando me despedí por última vez, le dije que estaba muy orgulloso de él y que lo amaba mucho. Creo que ahí estaba resumido todo.
Por cierto, ¿ya conversaste con Radilla?
No. No he conversado con él.
Lo tienes frente a ti ahora, ¿qué le dices?
No sé, es un escenario que no es posible. Tendría que ser real para saber qué diría.
¿Redención, Sicilia?
No depende de mí, depende del otro. Uno puede dar el perdón, pero si el otro no se duele, no se perdona a sí mismo, el perdón no se cumple.
Allá, en el Ejecutivo, dicen que pelearían contra ellos hasta con piedras.
Pues es su posición.
¿Dos católicos, dos cruzadas?
No, dos hombres que vienen del mismo corazón y tratan de entenderse.
¿Hay que poner la otra mejilla?
Pues sí, pero poner la otra mejilla no es claudicar, poner la otra mejilla es enfrentar.
¿No es mejor que se aplique la justicia en vez de exigir perdón?
¿Quién dice que el perdón borra la justicia? No existe tal cosa. Es absurdo. La doctrina del perdón no niega la justicia.
Aquí en la tierra, Sicilia, había que recordarte que estás en un Estado laico.
Sí, pero eso no quiere decir que el Estado laico no haya bebido del cristianismo. Es algo que se quiere olvidar. El liberalismo y el marxismo no serían sin esa tradición.
Quizá falte otro abrazo, pero con Juárez.
Sí. Juárez es un gran santo laico. Habría que tenerlo en los altares. Creo que hizo algo importante, separar la Iglesia del Estado.
“Te equivocas Javier”, se escuchó fuerte en el Castillo.
Sí, había que hablar fuerte. Dialogar es tener respeto.
¿Le creíste a Calderón?
Quiero creerle. No es una fe, es una buena voluntad.
Curioso, parece que acabaste por exorcizar al más malo del sexenio.
No creo que sea un hombre malo. Ni que sea el hombre más malo del sexenio. Creo que es un hombre equivocado que puede oír su corazón y reconocer sus equívocos.
¿A Calderón le habrá quedado claro, al menos, que se debe a los mexicanos y no al revés?
Creo que le empieza a quedar claro. Creo que lo tenía claro y lo perdió de vista. El poder hace oscurecer la conciencia.
El pidió perdón, ¿usted lo perdona?
Yo sí. Ojalá su perdón hubiese sido más afectivo, más afectuoso.
¿Y lo perdona en nombre de quién?
Lo perdono en nombre mío. Soy una víctima. Las otras víctimas tendrán su palabra.
¿En tres meses veremos lo mismo?
Esperemos que no.
¿Qué esperas?
Espero justicia. Que se empiece a hacer justicia, la ley de víctimas, que se empiece a indemnizar a las familias de los inocentes…
En fin, ¿te has puesto a pensar lo que has removido en estos días?
Sí. Creo que el corazón de los hombres. Eso es mucho, creo.
Parece que le han levantado esperanzas a este país.
Sí. Y espero que no dejemos de oír al corazón.
A ver si al rato no le reclaman que se lanzan a la redención sin una estrategia clara.
No me lancé con ninguna estrategia. Soy un poeta y los poetas oyen su corazón y responden a él.
¿Y para qué necesitamos la esperanza?
Porque un mundo sin esperanzas es el infierno.
¿Con escapularios?
Pues depende qué entiendan por escapulario.
Eso sirve en esta casa, la que definiste en el Zócalo llena de desamparo, temor indolencia y engaño.
Claro, claro, porque si no nos quedamos en un muladar que es una metáfora moderna del infierno.
¿Qué hace distinta esta casa a la casa de la Iglesia?
También es un muladar. Pero también ahí radica la esperanza.
(Fernando) Vallejo no pudo describirla mejor.
No me gusta Vallejo. No sabe cuál es el corazón de la Iglesia.
¿Y te gusta tu madre, la Iglesia?
Sí. Mi madre es una prostituta a veces, pero es mi madre… no soy de los malos hijos que la va a denostar. Quiero recogerle el manto.
¿En una sociedad que has definido que exalta el éxito, el dinero y el poder a costa de cualquier precio?
Sí, tengo esperanza, tengo fe y tengo caridad.
Por cierto, el éxito y el poder ya te llegaron, ¿adónde los llevarás?
No, el poder no. Y no lo quiero. El éxito también, pero lo desprecio.
No lo quiere, pero ya lo tiene.
Sí, pero hay que vivirlo con distancia, con naturalidad, como siempre se es.
¿Qué vas a hacer con el movimiento?
¿Qué vamos a hacer con el movimiento?, es la pregunta. Es un equívoco, es otra vez más ponerme como el líder. No son tiempos de liderazgo, son tiempos de comunidad, de vida ciudadana.
¿Te faltaría el dinero?
No. Siempre he tenido para vivir.
¿En verdad creen que ser pobre lleva a la criminalidad?
No: el ser miserable. Ser pobre es una condición digna.
A propósito, ¿la izquierda no tiene otra mejor idea que negociar con el crimen?
La izquierda ha sido muy digna en este país. No, nunca ha negociado con el crimen.
¿No se busca negociar?
Negociar no. Hacer pactos. El primer pacto que hace un ser humano frente al otro es, cómo te respeto, cómo te ayudo, cómo te cuido. Ése es un pacto.
También avizoraste que para el 2012 serán las elecciones de la ignominia.
Si no hay una reforma política que nos dé instrumentos ciudadanos, si no se dan—a pesar de que me critican cuando digo que necesitamos un candidato y una agenda de unidad nacional—, serán las elecciones de la ignominia.
En el Estado de México, ¿también serán las de la ignominia?
Sí. Están siendo las de la ignominia.
Supongo que preguntarle si no le tiene miedo a la muerte es un pleonasmo.
Todos le tememos a la muerte.
¿Y al asesinato?
No soy una excepción, cualquier ciudadano en este país está en estado de indefensión: se le puede asesinar.
Sería el perfecto colofón para el martirio, ¿no?
No estoy aquí como un mártir, estoy aquí como un hombre digno, nada más.
A DON JAVIER CICILIA LO VEO CONFUNDIDO,NO TIEN RUMBO,SI HUBIERA APOYADO A UN CANDIDATO,Y SI GANABA DESPUES PONERSE A PLATICAR Y HACER PLANTEAMIENTOS PARA EL FUTURO Y DE AHÍ SE HUBIERAN DERIVADOS MUCHAS COSAS BUENAS PARA SU MOVIMIENTO, ESO HUBIERA SIDO LO CORRECTO,PERO AL PARECER UD.QUIERE SEGUIR CAMINANDO EN UN DESIERTO DONDE NADIE LO ESCUCHE,NADIE LO VEA Y NADIE LE HAGA CASO,ESO ES LO QUE A GANADO HASTA EL DÍA DE HOY.¿RECUERDE QUE USTED ATACÓ AL VERDADERO LÍDER QUE REPRESENTABA TODOS LOS PROBLEMAS CON LOS QUE CRGAMOS Y HEMOS SUFRIDO Y TENÍAMOS ESPERANZA CON AMLO, PERO UD. LA REGÓ BIEN GACHO.
ResponderEliminar