Jorge Brash nació en Xalapa, 1949. Autor de varios títulos de poesía, entre ellos A la mitad del puente (2001). La alcayata (2006), poemario publicado en por el Ivec, es su título más reciente. Ha sido director de las revistas Información Científica y Tecnológica y Ciencia y Desarrollo, del Conacyt, así como de La Palabra y el Hombre de la UV. Poemas, reseñas y traducciones suyas han aparecido en La Palabra y el Hombre, Diálogos del Colegio de México, Siempre!, la revista Vuelta, Letras libres, la Gaceta del FCE, Literal, Riff-Raff, La nave y Contrapunto, entre otras.
Traductor de poetas como Galway Kinnel y Jay Wright, para la Universidad Veracruzana, así como de La diplomacia de la anexión del historiador David Pletcher, Jorge Brash colabora actualmente en el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la UV. En breve aparecerán, también con el sello editorial de la Universidad Veracruzana, sus traducciones de la autobiografía del pianista Artur Rubinstein y la Breve historia de la medicina de Francisco González-Crussí.
Conocí el poema de Muros de Jorge Brash por medio de la revista Vuelta, en el número 204 de noviembre de 1993. Lo sé porque tengo frente a mí la hoja arrancada de la revista. El poema me decía y me dice cosas que son reveladoras; verdades para mí incontrovertibles dichas de una manera poética. …conocemos al otro / por sus muros; dice el poeta. Conocí algunos poemas por este medio. Fue una educación desordenada que traté de ordenar en carpetas; hojas arrancadas a una revista. Poco me importaba quiénes eran los poetas, lo que importaba era el poema. Hoy apenas me entero quién es Brash y me da gusto haberlo hecho: honor a quien honor merece.
Muros
Jorge Brash
Los muros se derrumban,
el espacio se ensancha.
se revela;
traspasando los muros
conocemos al otro
no hay secreto;
cae el velo, la máscara,
la decisión delante
afirma el paso.
Al espacio salimos,
la incertidumbre vela
entre las sombras.
Que se abatan los muros,
que no quede recuerdo
de sus piedras.
Cruza la última valla
(el horizonte ignora
los límites del tacto).
Afuera está la luz,
el agua bienechora,
afuera corre el viento.
Se levantan los muros,
engendran el espacio,
lo ciñen en secreto;
entre muros pasamos,
conocemos al otro
por sus muros;
cortezas, carpachos
de la existencia frágil
encierran nuestro miedo.
Cada quien con sus muros
engaña el camino
y se acuna en la noche.
Que los muros se eleven,
que su noble estructura
prevalezca.
No salgas de tus muros:
afuera no se sabe,
que no invadan tus muros.
Afuera está la luz,
el agua invasora,
afuera correo el viento
Exequias de la risa
Hoy ha muerto la risa. Nubes grisesextendieron las alas sobre el puerto
y el sol mismo derrama su negrura
desde la cima del abatimiento.
Se abre hoy un paréntesis oscuro
tras un rayo de nácar extraviado
y las gaviotas tejen el silencio
en la espesa neblina del pantano.
A lo lejos, el bosque indaga luces
y el lobo tasca el miedo enloquecido
en pupilas inquietas. Solo el ciervo
conserva entre las astas el destello.
El aullido del lobo es un relámpago
a mitad de la noche congelado.
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