ALEJANDRA PIZARNIK
Yo no siento que pueda decir nada de Alejandra. Hoy que la volví a leer , me quedé muda y como un tanto mutilada, triste; asombrada de tanta poesía y tanta nostalgia albergada en un sólo ser. Muchos, como ella, han elegido la muerte; Alejandra, un ser con destino trágico, fue elegida por la poesía
http://youtu.be/vQYtov94V0A La Enamorada ella, a quien la vida le dolía.
http://youtu.be/Jn9z8KxFQPg La palabra del deseo
http://youtu.be/Aic0Q6W7Ock una especie de documental sobre Alejandra que e mí me encantó y a los que pusieron sus comentarios les chocó; yo se los comparto porque creo que es bastante bueno; nunca se dirá lo suficiente ni lo adecuado sobre un poeta, de todos modos a mí me parece que no se lo deben perder.
A la espera de la oscuridad
Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.
Amantes
una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío
De "Los trabajos y las noches" 1965
Anillos de ceniza
A Cristina Campo
Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
A Aurora y Julio Cortázar
Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.
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