ALEJANDRA S. INZUNZA Caracas 15 AGO 2012 - 12:28 CET
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La inmortalidad literaria a
través del espejo
El fotógrafo Vasco
Szinetar reúne la mayor serie de autorretratos con famosos
Con su vieja Nikon, ha
fotografiado desde Fidel Castro hasta Allen Ginsberg
ELPAIS.COM
Vasco Szinetar roba un espejo del
baño en un café en el centro de Caracas y sale corriendo a la calle. Coge la
cámara y mira intensamente su reflejo. Aprieta el botón. La foto está lista.
Sin ensayos, al natural. Así trabaja el fotógrafo venezolano que más retratos
de gente famosa ha capturado: Jorge Luis Borges, Umberto Eco, Emile Cioran, la
lista es interminable. Su vieja Nikon ha visto de todo en los cientos de baños
públicos que se han convertido en su estudio y sello particular.
“Siempre ha sido como una
performance, algo que surge de manera natural. No es un trabajo, sino una
fiesta, un placer, una cosa muy excitante que está vinculada a la capacidad y
posibilidad de seducir al otro”, comenta el artista caraqueño mientras toma un
café cortado.
Un fotógrafo de la historia y la
vanidad, que hace más de treinta años se “obsesionó” con los personajes famosos
y hoy ha perdido la cuenta de a cuántos ha retratado. “Miles… Tan sólo
colombianos hay más de 250. En total, no lo sé”.
Szinetar era un niño huérfano, creció
en un mundo político rodeado de intelectuales, ministros y artistas. Su abuelo
era el último caudillo que tuvo Venezuela en los años veinte. Aunque su sueño
siempre fue ser cineasta –por eso sus estudios de cine en Polonia–, pronto se
vio atrapado por la cámara de fotos. Empezó fotografiando poetas venezolanos y
personajes de la cultura, y la obsesión fue a más. Cada vez que viajaba hacía
una lista de personajes a plasmar: Allen Ginsberg, John Ashbery, Geraldine
Chaplin, Juan Goytisolo. “Ha sido un trabajo de hormiga, cada día una persona
más”, cuenta el fotógrafo, mientras admite que el truco de conseguir los
retratos está en el ego: “Son unos vanidosos y yo les proporciono un espejito
para que ellos se vean. Hay un trato perverso. Todos sabemos de qué se trata y
jugamos con nuestra propia vanidad”.
Hasta el propio Borges, que en varios
de sus cuentos solía decir que los espejos y las reproducciones "son
abominables”, sucumbió a sus encantos
Hasta el propio Borges, que en varios
de sus cuentos solía decir que los espejos y las reproducciones "son
abominables”, sucumbió a sus encantos. Fue en junio de 1982. Borges y Tomas
Eloy Martínez estaban en casa del escritor, Miguel Otero Silva, rodeados de
periodistas. Szinetar sabía la dificultad de la misión, así que decidió
centrarse en María Kodama, la mujer de Borges. “Yo me dediqué a ella, hablamos,
le hice retratos y le convencí para que condujese al escritor al baño”,
comenta. Así surgió uno de los retratos más famosos en el que el argentino, a
ciegas, se refleja en el espejo a lado de un Vasco Szinetar de pelo rizado y
sonrisa simpática.
La foto de Borges se convirtió en su
tarjeta de presentación, gracias a la que otros muchos aceptaron ser retratados
por él: “Así convencí a Salman Rushdie. Me dijo: 'dame cinco minutos' y nos
fuimos al baño”.
Su archivo histórico es una colección
de la fama: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Joaquín
Sabina, Fernando Savater (a quien viene fotografiando desde los ochenta). “Si
yo le tomo una foto a Felipe González, todo mundo sabe que tiene un antes y un
después, una impronta particular. Una foto de un anónimo puede ser una gran
foto pero no sabes nada de lo que hay delante y detrás del personaje”, cuenta
el venezolano.
Saliendo del estilo que ha marcado
durante años, ha conseguido retratos de personajes inaccesibles como Fidel
Castro: “Vino en el 92 a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez. Me asomé a
un balcón y le grité: ¡Fidel!, como si fuera el llamado de un amigo. Él se dio
la vuelta y entendió que era un retrato y se quedó mirando. Es una foto muy
particular”.
Szinetar trabaja actualmente en la
curaduría de una exposición colombo-venezolana, en un libro de 70 años de
fotoperiodismo y en las series Cuerpo en Exilio e Historias Personales, en las
que se retrata a sí mismo y a su familia. Pero entre su lista de pendientes
están todavía Woody Allen, Meryl Streep y J.M. Coetzee, por decir algunos. Uno
de sus proyectos de futuro es retratar a 20 escritores neoyorquinos como Paul
Auster, Phillip Roth y Don Delillo.
“Hay quienes necesitan tres días para
retratar a una persona. Yo voy a la yugular”, dice el seguidor de Richard
Avedon.
– ¿Y para cuando un retrato de Hugo
Chávez?, se le pregunta.
– Cuando me deje hacer la foto que le
quiero hacer.
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