La opinión de Jorge F. Hernández en su columna "AGUA DE AZAR" en MILENIO:
“El problema
no era con Usted ni con sus obras —hasta hoy intocables—sino con el error de
haberlo hecho gendarme con un premio de ciento cincuenta mil dólares que Usted
ya recibió a escondidas, sin poder venir a Guadalajara y recibirlo como se
merecían sus novelas y sus personajes antes entrañables… El problema es que con
su exabrupto ya me colmó el plato: ese dinero habría servido para pizarrones,
lápices o bancas en quién sabe cuántas escuelas mexicanas y no para que Usted desde
su pedestal dizque intocable lance dizque insultos en su magra defensa sin
siquiera agradecerle al pueblo de México, o a los estudiantes de la Universidad
de Guadalajara o a los miles de lectores que le éramos incondicionales hasta el
día de hoy en que le confirmamos el cobre al pelar Usted sus afilados dientes.”
Y...
en su edición del 10 de noviembre, registra el siguiente texto
Ante las afirmaciones de Bryce Echenique:
Opinan Ma. Soledad de la Cerda y Fernando del Paso
'Lo
que se jodió fue el Premio FIL'
De la Cerda afirma que la entrega
del galardón a Bryce afecta a México
Por Jorge Ricardo
Ciudad de
México (7 noviembre 2012).- "Usando la expresión vulgar de Bryce
Echenique, 'que se jodan', creo que efectivamente se jodió la literatura, los
plagiados, el Premio FIL y el Estado mexicano que entregó 150 mil dólares a una
persona que no lo merecía". Fue la respuesta ayer de la investigadora
chilena María Soledad de la Cerda, quien ha documentado 20 plagios del escritor
peruano Alfredo Bryce Echenique, polémico ganador del Premio FIL de Guadalajara
2012.
Un día antes
en Madrid, muy lejos de Perú, donde tuvo que recibir el premio, Bryce Echenique
había dicho contra quienes criticaron su premiación: "Es un grupo de
extrema derecha. Hay gente que quiere todos los premios para ellos. Son unos
frustrados".
El escritor
mexicano Fernando del Paso está entre quienes han criticado la premiación. Así
que ayer dijo: "Se me hace un desparpajo absoluto, se me hace muy
insultante 'que se jodan todos', no sé qué le pasa al cerebro del señor
Bryce".
Premio
Nacional de literatura 1991, Premio FIL 2007, Del Paso añadió: "Yo no soy
envidioso, yo he ganado muchos premios por fortuna y nunca he plagiado; ni soy
de extrema derecha, me parece un disparate inmenso, yo creo que el señor no
está en sus cabales".
Bryce
Echenique, el reconocido autor de Un mundo para Julius, habló con los 150 mil
dólares del premio en la bolsa. Cuando aumentaron las protestas en su contra,
la FIL anunció que el reconocimiento no se le cancelaría pero no se llevaría a
cabo en la inauguración de la Feria de Guadalajara, sino en su casa. El lunes,
el escritor estaba en Madrid: "Nunca he plagiado", dijo, "Todo
ha sido por envidia".
¿Pero qué
envidia pueden tener Del Paso o José Emilio Pacheco, quienes han lamentado la
premiación?, se preguntó Juan Villoro. "Más que una respuesta argumentada,
es un exabrupto lo que ha dicho Bryce Echenique, producto de cierta
desinformación. La discusión que se ha dado en México ha sido muy respetuosa
sobre el hecho de que los plagios no pueden ser exonerados por una universidad
pública, como la que da el Premio FIL".
Sobre el
tema de joderse, consideró: "Los problemas de corrupción que tenemos se
jodieron desde hace mucho tiempo". El asunto no es la calidad literaria de
Bryce Echenique, dijo Villoro, sino sobre entregar así los recursos públicos.
Así: a un autor condenado por plagiar 16 artículos desde 2007 (aunque se cree
que el total rebasa los 30), y a un autor que rompió la tradición de 22 años de
ser el invitado especial a la FIL.
Desde el 25
de octubre, cuando una comisión de la FIL lo visitó, Bryce Echenique no había
vuelto a aparecer. El lunes dijo que nunca ha plagiado y que aquí lo querían
linchar.
"Bryce
está empeñado en creer que lo que diga en su defensa quedará en la memoria de
la gente, pero yo creo que no es así: el Premio tiene una mancha este
año", dijo Soledad Loaeza, la investigadora de El Colegio de México que
integró el grupo de quienes iniciaron las protestas. "Toda la defensa de
Bryce se ha construido en torno a un hombre de paja", señaló. "Padece
una especie de cleptomanía intelectual grave".
La respuesta
de Bryce Echenique -"¡que se jodan!"- circuló ayer por todos los
medios de habla hispana. Y mientras la directora de la Asociación que
administra el premio, Dulce María Zúñiga, dijo que el caso está cerrado y que
no hay mancha en el galardón, desde Madrid, el director de la Cátedra Vargas
Llosa, Juan José Armas Marcelo, consideró que el prestigio del Premio y de la
FIL y del propio Bryce Echenique han sido denigrados.
"Toda
ha sido una vergüenza empezando por él", dijo Del Paso. "Dice que no
es plagiario aunque ha hecho más de 30. En realidad se jodieron todos",
decía María Soledad de la Cerda. Loaeza recalcaba: "Lo que Bryce nos dijo
fue: 'Lero lero, me premiaron ¿y qué?', y entonces demuestra que no le importa
el efecto que esto ha tenido sobre el premio ni sobre la FIL ni sobre el jurado
que lo premió, que no le importa nada".
'Ha hecho un
mundo para Bryce'
Al "que
se jodan", lanzado por el escritor Alfredo Bryce Echenique, sus críticos
responden que a estas alturas no sorprenden los denuestos ni las mentiras del
ganador del Premio FIL de Literatura 2012.
"Esta
despedida retrata bien a Bryce Echenique", afirman en una carta firmada
por 12 académicos como Soledad Loaeza, Fernando Escalante y Blanca Heredia,
quienes han impugnado la entrega del galardón al escritor acusado de plagio.
En
declaraciones al diario El País, el novelista peruano afirmó que sus
detractores son unos frustrados, movidos por la envidia y la maldad, que
anhelan todos los premios y que son de extrema derecha.
"Enemigos
como éstos sólo existen en un mundo que Bryce Echenique se ha hecho a su medida
para no hacerse responsable de nada: un mundo para Bryce", aseveran sus
críticos, parafraseando la novela del peruano Un mundo para Julius.
Deploran que
en la entrevista publicada, Bryce afirme que "nunca" ha plagiado y
que ha sido absuelto en seis o siete casos.
"Nos
parece increíble que la nota haga caso omiso de los más de 30 plagios de Bryce
que han sido comprobados; por 16 de ellos ha sido multado y, por si quedara
alguna duda, la multa ha sido confirmada por la institución correspondiente, el
Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la
Propiedad Intelectual (Indecopi) del Perú", insisten.
En la
entrevista, Bryce se lamenta de recibir el premio en su casa de Lima debido a
que en México lo "querían linchar".
"Esta
manera de presentar las cosas es engañosa", replican. "El rechazo en
este país al otorgamiento del Premio FIL 2012 a Bryce Echenique y al jurado que
tomó la decisión ha sido mayoritario".
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http://www.reforma.com/cultura/articulo/1355255/
Fecha de publicación: 06-Nov-2012
“Hay
algunos que quieren todos los premios para ellos... ¡que se jodan!”
El
escritor sale al paso de las críticas por su premio Feria Internacional de
Guadalajara de Literatura en Lenguas Romances 2012
WINSTON MANRIQUE SABOGAL
Madrid 6 NOV 2012
“¡Que se
jodan!”. Es el único momento en que el imperturbable Alfredo Bryce Echenique se
deja llevar. El mensaje, desde Madrid, es para todos aquellos que desde hace
dos meses le tienen como blanco de sus críticas por la concesión del premio
Feria Internacional de Guadalajara de Literatura en Lenguas Romances 2012.
Aunque el premio es a su obra literaria, (entre la que se cuentan libros
importantes como Huerto cerrado, Un mundo para Julius y La vida exagerada de
Martín Romaña) escritores e intelectuales mexicanos y latinoamericanos han
expresado su desacuerdo al revivir las acusaciones de plagio contra el autor
peruano por varios artículos periodísticos.
“No he
plagiado… Nunca lo he hecho”, asegura el escritor, quien no se muestra del todo
sorprendido ante la reacción que ha suscitado el galardón de la feria mexicana.
“Es un grupo de extrema derecha. Hay gente que quiere todos los premios para
ellos. Son unos frustrados”, según Bryce Echenique (Lima, 1939). E insiste en
que los tribunales no lo han condenado, y, por el contrario, lo han absuelto en
seis o siete casos. “Todo ha sido por la maldad de alguien. Por envidia”,
remacha el novelista, que ayer inauguró la VII Conferencia Internacional
Literatura y Automóvil, organizada por la Fundación Eduardo Barreiros, en
colaboración con la Fundación MAPFRE. Cinco días en los que estarán Cees
Nooteboom, James Ellroy, Eduardo Mendoza, Enrique Vila-Matas y Paul Theroux.
Con un
panorama dividido entre la indiscutible calidad de la obra de ficción de Bryce
Echenique y su obra periodística en entredicho, la FIL decidió, en un hecho
inédito, entregarle el premio la semana pasada en su casa de Lima, y no durante
la celebración de la feria, del 24 de noviembre al 2 de diciembre. El escritor
se muestra un poco triste y al tiempo comprensivo ante esta medida de
precaución: “Allá me querían linchar”.
Ante las
reflexiones de escritores como Juan Villoro que argumentan que “la ética de un
autor no puede estar al margen de su escritura”, Bryce Echenique insiste en que
no ha plagiado, y acto seguido pregunta: “¿Cuántos poetas han estado fuera de
la ética?”. Lo dice en su habitual tono tranquilo, pausado y sin inmutarse.
La misma
actitud con la que, minutos antes, ha dado los brochazos clave de su vida de
escritor. Una actividad que nació de forma solitaria y en contra de su familia.
Eso lo empujó a escaparse en 1964, con 25 años, de Lima en un barco de carga
hasta terminar en París donde emprendería el camino que lo ha traído hasta aquí
y que él resume a través de siete libros:
Huerto
cerrado (1968). “Son cuentos y es mi primer libro. Significó muchísimo porque
era el resultado de mis primeros escritos. Mi familia me habría matado para que
no escribiera, así que cuando empecé a hacerlo, lloré”.
Un mundo
para Julius (1970). Surge tras la lectura de Cortázar con el cual descubrí mi
estilo, la oralidad, la ironía, los diferentes tipos de humor”.
Tantas veces
Pedro (1977). “Es mi libro favorito, al que más quiero y el que menos éxito ha
tenido, menos en Japón donde lleva no sé cuantas ediciones. Lo escribí en un
momento feliz de mi vida, cuando vivía en Menorca”.
La vida
exagerada de Martín Romaña (1981). “El primer libro en que un latinoamericano
critica al boom porque el autor no se ocupa de su país si no que habla de otro.
Es mi novela parisina”.
Dos señoras
conversan (1990). “Mi homenaje personal a Henry James creador de ese maldito
género que es la nouvelle”.
La
amigdalitis de Tarzán (1999). “Una linda historia de amor”.
Dándole pena
a la tristeza (Anagrama, 2012). “Es mi última novela, la novela de mi vida. He
esperado muchos años para escribirla, tanto que el título lo tengo desde 1972.
Siempre había querido contar el ascenso y caída de una familia limeña. Una
burguesía que no se sabe mirar al espejo”.
Y una
burguesía que no deja de tirarle puyas, a las que Bryce Echenique ya no hace
caso. ¿Y a las de quienes lo critican por el premio FIL, que les dice? “¡Que se
jodan!”, repite.
Ante el Comité de Salud
Pública
De El Blog de Jorge Volpi en El Boomeran(g) y su editorial en REFORMA. 28 oct.
A la mayoría le encanta
señalar con el dedo a escondidas y acusar y denunciar, chivarse a sus
amistades, a los vecinos, a sus superiores y jefes, a la policía, a las
autoridades, descubrir y exponer a culpables de cualquier cosa, aunque lo sean
solo en su imaginación; hundirles la vida si pueden o por lo menos
dificultársela, procurar que haya apestados [...] y expulsar de su sociedad,
como si la reconfortara decirse tras cada victima o pieza cobrada: ‘Ese ha sido
desgajado, apartado, ese ha caído y yo no'. Entre toda esa gente hay unos pocos
(a diario vamos menguando) que sentimos, por el contrario, una indecible
aversión a asumir ese papel, el papel del delator.
Javier Marías, Los enamoramientos
Declaro que
a los 19 años descubrí Un mundo para Julius y en
sus páginas atisbé un mundo entrañable, habitado por criaturas tan extraviadas
y ridículas como nosotros en la infancia.
Declaro que,
tras pasar meses abismado en las grandiosas arquitecturas de La casa verde,
Cien años de soledad o Terra Nostra, los libros de Alfrumor corrosivo y la sutil melancolía que se filtra en su agudeza.
Declaro que, años más tarde, en París, leí La vida exagerada de Martín Romaña y me interné en el laberinto de sus calles con el mismo desatino de su protagonista, y fui feliz y desdichado con sus delirantes aventuras. Ningún personaje desde Don Quijote me había reír tanto -y sentir tanta compasión- con sus peripecias.edo Bryce Echenique me
llenaron de nostalgia por la niñez perdida. Aún me asombra su h
Declaro que,
a lo largo de más de 40 años, Bryce continuó enriqueciendo ese universo
personal en una veintena de libros singulares.
Declaro, en
contra de lo que afirman quienes ni siquiera lo han leído, que Un mundo para
Julius, No me esperen en abril o La vida
exagerada de Martín Romaña enaltecen al Premio FIL tanto como los libros de sus
más ilustres predecesores.
Declaro
estar seguro de que miles de jóvenes lectores continuarán descubriendo, al lado
de Julius y Martín Romaña, el valor, la belleza y la majestad de nuestra
lengua.
Declaro que
jamás he tenido con Bryce otra conversación que la que se sostiene a través de
sus cuentos y novelas.
Declaro que
sumé mi voto al de la mayoría, en la última sesión del jurado del Premio FIL
-el más transparente de nuestro país-, por un simple acto de amor hacia sus
libros.
Declaro que
el jurado premió a Bryce por su obra narrativa pues ésta bastaba y sobraba para
concederle este premio y cualquier otro. Ello nada tiene que ver con el valor
intrínseco del periodismo, el ensayo o la poesía.
Declaro que
me resistí, hasta el último segundo, a emitir un juicio moral sobre su autor.
No porque me obstine en cerrar los ojos ante el plagio (o el fraude o la
mentira), sino porque la sola tentación de evaluar en un jurado literario la
conducta moral de un escritor, incluso aquella que tiene que ver con su ética
de artista, me parece arrogante y peligrosa.
Declaro que
el plagio es absolutamente condenable (escribo esta obviedad para que no la
olviden quienes me citan). Pero los plagiados son los únicos que pueden exigir
legítimamente una reparación o una disculpa. No necesitaban una turba
enardecida para defenderse.
Declaro que,
si los plagios periodísticos de Bryce ya eran juzgados en Perú, ¿por qué un
jurado literario tendría que juzgarlo y castigarlo otra vez por esas mismas
faltas, violando un principio elemental del derecho?
Declaro que
en ocasiones lo imaginé, azuzado por la angustia, incapaz de escribir las
líneas punzantes o aguerridas que antes brotaban tan fácilmente de su pluma. Y
en el acto extremo de apropiarse de las palabras de otros no pude entrever al
alevoso criminal que dibujan sus enemigos, sino al artista derrotado que no
encontró otra salida. Sus desventuras no lo justifican -que quede claro-, pero
el justo reconocimiento a su obra narrativa jamás significó la absolución de
sus errores.
Declaro que
quienes queríamos recompensar la obra del artista, sin tomar en cuenta las
faltas del hombre, deploramos que el premio se le haya entregado fuera de la
Feria. La decisión de apartarlo de Guadalajara fue el ínfimo triunfo de quienes
confunden la ética con el linchamiento.
Declaro mi
respeto hacia los periodistas, escritores y académicos legítimamente
preocupados por este asunto -decenas de voces razonables- y mi desprecio hacia
quienes se jactan de exhibir los pecados ajenos como trofeos de caza. Los
mismos insensatos que ahora exigen retirarle los fondos públicos a la Feria
-una de las escasas instituciones por las que somos admirados en el mundo- o
incluso boicotearla. Sepulcros blanqueados.
Declaro que,
si ésta es la moral pública que buscan imponernos, la moral de los delatores,
yo no quiero ser parte de ella.
Y, en fin,
declaro mi orgullo por haber defendido, más que a un escritor -humano,
demasiado humano-, unos libros extraordinarios. Una gran obra narrativa que en
modo alguno se define por las faltas de quien la concibió ni por los insultos
de sus detractores.
Twitter:
@jvolpi
Un premio infamante
De El Blog de Jesús Silva-Herzog
Márquez
Reforma. 29 octubre 2012
Llego tarde
a la controversia sobre el Premio FIL de este año. Ya se ha hablado mucho y se
argumentado bien sobre el error de concederlo a Alfredo Bryce Echenique, un
novelista fundamental de la literatura latinoamericana que ha sido condenado
como plagiario reincidente. A Bryce no se le cuestionaba por ser mal ciudadano
o tener ideas aberrantes. No se le reprochaban sus mentiras al fisco sino las
mentiras a sus lectores. No incomodaba que se burlara de la bandera, que
pudiera ser un mal padre o un esposo infiel, lo que resultaba inaceptable para
muchos es que dejó de respetar su escritura. Un autor puede ser admirable como
artista y detestable como persona o como ciudadano. Quienes objetaron la
decisión del jurado no cuestionaron a la persona, sino al escritor que dejó de
cuidar su oficio. “Al usurpar la identidad de otro escritor, decía Guillermo
Sheridan, el plagiario comete la única falta moral posible en su oficio: dejar
de ser él mismo.”
El jurado
quiso sostener su decisión cerrando los ojos a las notas y los ensayos
periodísticos del escritor peruano y desestimando como si fuera un fenómeno
extraliterario sus repetidos fraudes. La defensa oficial se desmoronó de
inmediato. También el pedestre intento de sugerir que los críticos eran una
turba de ignorantes envidiosos que arremetían contra la exquisita república de
las letras. El Premio que inaugura la Feria de Guadalajara no se entrega por
una novela o por un par libros: se concede a la esfera íntegra de una obra
literaria. Los miembros del jurado, en defensa de su error ubicaron los
trabajos de crítica, los textos periodísticos y el ensayo como si fueran tan
literariamente insignificantes como las listas del supermercado o los recados
del teléfono. Lean sus novelas no sus artículos. A medida que los integrantes
del jurado se vieron forzados a justificar su decisión exhibieron el tamaño de
su error. Al tramposo empezaron a defenderlo con trampas. Pronto se hizo
público que uno de los integrantes del jurado estaba claramente impedido para
actuar: había sido testigo en uno de los juicios contra el plagiario.
Quizá lo más
interesante de todo el episodio es la torpeza, la infinita arrogancia, los
desprecios de la respuesta oficial. Los integrantes del jurado, invocando una
autoridad que no necesita justificar sus decisiones, reincidió en los vicios
más comunes de la suficiencia burocrática, del engreimiento político. En lugar
de defender su decisión con razones y asumir la defensa de una obra de mérito,
se empeñaron en descalificar a la crítica y encerrarse en la inapelabilidad de
su decisión. Los críticos eran en realidad una masa peligrosa que atentaba
contra las formas más elementales de la convivencia. Al levantar la voz
discrepante, los críticos eran parte de una “campaña”. Nadie hablaba, pues, con
voz propia, sino movido por los hilos de una conjura. En su desmesura, los
defensores de Bryce, describieron esa “campaña” como una operación de violencia
inusitada que era inaceptable en una sociedad democrática. Se insistía por
supuesto, que tal campaña era un “acto de fuerza” que introducía peligrosamente
una “persecución moral en decisiones de tipo artístico.”
Para Jorge
Volpi la crítica fue inquisitorial, un acto de puritanismo jacobino. Quienes
han cuestionado el mensaje que envía la FIL, al premiar a Bryce Echenique son
autoritarios e intolerantes. No hablan: gritan. Sus argumentos son alaridos.
Para Volpi no hay razones válidas que pudieran fundamentar la indignación, sólo
envidia. Quienes se apresuran a afilar la guillotina lo hacen porque son unos
mediocres que jamás han escrito una línea perdurable. Esa es la respuesta de un
miembro del jurado a los escritores, los académicos que han hilado razones que
se separan de las suyas: mediocres que serán siempre incapaces de apreciar,
como nosotros el genio: alborotadores que se dedican al miserable deporte del linchamiento.
El jurado podía defender con razones su decisión, podía desarrollar el elogio
de una obra pero optó por insultar a los críticos. A la discrepancia la
percibió como una amenaza bárbara y no como una legítima preocupación que es
ética y es artística.
Las novelas
de Bryce sobrevivirán el escándalo pero el daño que el jurado le ha hecho al
premiado, al premio y a la Feria es inmenso. El diploma y el cheque ya fueron
entregados al novelista a domicilio, en una ceremonia privada, de la que no hay
siquiera una imagen. Un premio que se oculta como algo vergonzoso. En lugar de
ser una fiesta, un desembolso subrepticio, una escondida transferencia
financiera. Al premiarlo así, al defenderlo así, la FIL le ha otorgado un
premio penoso a Alfredo Bryce Echenique: un insulto envuelto en una medalla. Un
premio infamante.
Los premios en entredicho
MILENIO. CULTURA • 29 OCTUBRE
2012—
JESÚS
ALEJO SANTIAGO
El año no ha sido bueno para los
galardones literarios: los persiguen acusaciones de encumbrar el plagio,
dilapidar recursos públicos o brillar por una discrecionalidad que va más allá
de criterios estéticos.
ENTÉRATE DE LA HISTORIA COMPLETA. LEE
LA OPINIÓN DE ESCRITORES MEXICANOS AL RESPECTO: ALBERTO CHIMAL, ARMANDO
GONZÁLEZ TORRES, DAVID TOSCANA, AGUSTÍN CADENA, ENTRE OTROS.