miércoles, 31 de octubre de 2012

DE MARIO BENEDETTI, LA NOCHE DE LOS FEOS. UN CUENTO MÁS QUE RECOMENDABLE, EXTRAORDINARIO:




La noche de los feos
[Cuento. Texto completo]
Mario Benedetti

1
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.

Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.

Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.

Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.

La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.

La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.

Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.

"¿Qué está pensando?", pregunté.

Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.

"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".

Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.

"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"

"Sí", dijo, todavía mirándome.

"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."

"Sí."

Por primera vez no pudo sostener mi mirada.

"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."

"¿Algo cómo qué?"

"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

"Prométame no tomarme como un chiflado."

"Prometo."

"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"

"No."

"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.

"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."

Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.

"Vamos", dijo.


2

No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.

Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.

En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.

Tuve que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos (al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.

Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.

Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

FIN

ALGO NOS PROVOCA ESCRIBIR LAS CALAVERAS...¿SERÁ LA MUERTE?


CALAVERA TRADICIONAL
DEDICADA A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


"Quiso esconderse en Macondo,

La muerte fue tras él.

Ella se puso sus moños

y lo tiró a un hoyo hondo

¿De qué se murió Gabriel?

De amor y otros demonios"

                                  LA JORNADA




Del portal de Yahoo:











ROGELIO CUÉLLAR RECIBIRÁ RECONOCIMIENTO: "HOMENAJE NACIONAL DE PERIODISMO CULTURAL FERNANDO BENITEZ" DURANTE LA FIL GUADALAJARA EL 2 DE DIC. PRÓXIMO.




Guadalajara, Jalisco, a 31 de octubre de 2012

Rogelio Cuéllar, el retratista del arte latinoamericano
Con una trayectoria de 45 años, Cuéllar será el segundo fotógrafo en recibir el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, el 2 de diciembre en la 26 Feria Internacional del Libro de Guadalajara



Su trabajo es un referente obligado para conocer a los personajes que han marcado la vida cultural de México y América Latina en las últimas cinco décadas. Más de mil creadores, entre escritores, artistas plásticos, arquitectos, actores, bailarines y músicos, han pasado frente a la cámara de Rogelio Cuéllar, fotógrafo mexicano con una trayectoria de 45 años que este año recibirá el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Nacido en 1950 en la ciudad de México, Cuéllar es el segundo fotógrafo en obtener este reconocimiento de la FIL, después de don Héctor García. Comenzó su carrera fotográfica en 1967, en la Dirección Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y desde entonces ha trabajado en diversas instituciones y medios de comunicación. Su oficio se ha desarrollado dentro del fotoperiodismo y la fotografía de autor en tres vertientes: el retrato de creadores y sus procesos de trabajo, los paisajes rurales y urbanos y el desnudo fotográfico.

Rogelio Cuéllar formó parte del equipo de periodistas que fundó la revista Proceso.  las letras (1997), De frente y de perfil (1993), en colaboración con Miriam Moscona, y Entre la historia y la memoria (2003), en colaboración con Silvia Cherem.Fue también fundador del periódico La Jornada. Ha sido profesor de la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Es autor de los libros Huellas de una presencia (1982), El rostro de

Su obra se encuentra en más de treinta acervos de instituciones nacionales e internacionales, como la Fototeca del Colegio Nacional, la Fototeca del Fondo de Cultura Económica, el Museo internacional de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo, el Instituto de las Artes Gráficas de Oaxaca, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires; The Museum of Fine Arts, en Houston, y la Casa de las Américas en La Habana. Sus fotografías han sido adquiridas para las colecciones FEMSA en Monterrey, Pingyao International Photography Festival, en China, y Novi Manesh de Moscú.

Entre los premios y distinciones que ha recibido destacan el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Reportaje Gráfico, el primer lugar de la Primera Bienal de Fotografía INBA y el Premio Bloksberg a la Paz por Innovación y Creatividad, que otorga la Fundación XART de Estados Unidos. Ha participado en más de 80 exposiciones individuales y colectivas en América y Europa. 

El Homenaje Nacional de Periodismo Cultural se entregó por primera vez hace veinte años al periodista, escritor, historiador y antropólogo Fernando Benítez, y desde entonces ha sido recibido por Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Jaime García Terrés, Vicente Leñero, Raquel Tibol, Emilio García Riera, Cristina Pacheco, Huberto Batis, Armando Ponce y Padilla, Braulio Peralta, Paco Ignacio Taibo I, José de la Colina, Emmanuel Carballo, Héctor García, Ignacio Solares, Roger Bartra, Hugo Gutiérrez Vega y Guillermo Sheridan.


lunes, 29 de octubre de 2012

¡ La fiesta del terror navideño de Sufjan Stevens ! EL PAÍS. Ana Marcos. Oct. 30







Mr. Frosty man, Sufjan Stevens

Para Sufjan Stevens ya es navidad. El joven de Michigan que sacó el folk del gueto para pasarse a la electrónica se recrea en la violencia de estas fechas que se suponen de reunión, alegría e ilusión, pero que muchas veces acaban en algo parecido a la escabechina de plastilina y espumillón que plantea el cantante en este vídeo.


La sucesión de referencias dificultan la etiqueta. Un poco de South Park, algo de Rasca y Pica, por supuesto la última tendencia en terror, los zombies, y si me apuran, hasta se intuye a Tim Burton planeando. Y eso que lo que se oye de fondo es la guitarra folk de Stevens. ¡Felices fiestas!



Como buen estadounidense católico, Sufjan Stevens es un enamorado de la biblia (en su música hay infinidad de referencias al gran libro sagrado) y de la Navidad. 
THAT WAS THE WORST CHRISTMAS EVER

ALICE SOMMER-HERZ









ALICE BAILANDO BAJO EL PATÍBULO

LA PREMIADA HOY, 29 OCT, EN VALLADOLID ESPAÑA, GREISY MENA, JUNTO CON JOAQUÍN COSÍO, JOSÉ SEFAMI. ABRAHAM ZABLUDOVSKY Y PERLA CIUK, CON LA DIRECCIÓN DE LUIS MANDOKI, LANZAN "LA VIDA PRECOZ Y BREVE DE SABINA RIVAS":

CON 
"LA VIDA PRECOZ Y BREVE DE SABINA RIVAS", 
GREISY MENA, 
PROTAGONISTA, OBTIENE PREMIO PARA EL CINE MEXICANO EL 27 DE OCT. EN VALLADOLID, ESPAÑA:










27 octubre 2012

La protagonista de la película mexicana "La vida precoz y breve de Sabina Rivas", Greisy Mena, ganó hoy ex aequo el premio a la mejor actriz en la Seminci, en Vlladolid, España.


   Valladolid, España.-  La película "Le Chevaux de Dieu", de Nabil Ayouch, ganó hoy la Espiga de Oro de la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en una entrega de premios muy repartida en la que la alemana "Hannah Arendt", de Margarethe von Trotta, se alzó con la Espiga de Plata.

"Le Chevaux de Dieu", producida por Marruecos, Francia y Bélgica, recrea desde la ficción los atentados terroristas perpetrados en Casablanca en 2003, en los que murieron más de 40 personas. El sexto largometraje de Ayouch, nacido en París de padre marroquí, indaga en el proceso por el que unos jóvenes marroquíes criados en un barrio de chabolas se convierten en kamikazes dispuestos a volarse por los aires en nombre de Alá.

El cine alemán -que presentaba también a concurso "Barbara", de Christian Petzold- fue premiado por la historia de "Hannah Arendt", filósofa judío-alemana cuya trayectoria recorre Von Trotta durante los años en los que cubrió el juicio a Adolf Eichmann, responsable de la solución final y la deportación de a campos de concentración.

Otra película de temática nazi, "Lore", se llevó el premio "Pilar Miró" a la mejor dirección novel, para la australiana Cate Shortland.

La película más distinguida en Sección Oficial fue una de las más esperadas del festival, la francesa "De rouille et d'os". Aunque no consiguió alzarse con ninguna de las Espigas, Jacques Audiard logró el premio al mejor director por el drama que mezcla la historia de un joven marginal y su hijo con la de una paralítica interpretada por Marion Cotillard.

Audiard, que logró la Espiga de Plata en la 46 edición de Seminci con "Un héroe muy discreto", consiguió también este año el premio "Miguel Delibes" al mejor guión, junto a Thomas Bidegain, con quien adaptó el libro de relatos "Rust and Bone", de Craig Davidson.

El tercer premio para la cinta francesa llegó de mano de su protagonista, Matthias Schoenaerts, que fue distinguido como mejor actor.

En el capítulo de mejor actriz, en un año con grandes interpretaciones femeninas, el premio fue otorgado ex aequo a dos jóvenes: la venezolana Greisy Mena, por la mexicana "La vida precoz y breve de Sabina Rivas" (de Luis Mandoki) y Elle Fanning -la hermana pequeña de Dakota Fanning- por su interpretación en "Ginger & Rosa", de Sally Potter.

"Rodamos en condiciones muy duras y nunca se quejó", dijo Mandoki de Mena, que interpretó a una joven prostituta hondureña cuyo objetivo es cruzar a México para lograr llegar desde allí a Estados Unidos. Muy diferente es el personaje de Fanning, una adolescente británica que se vuelca en el activismo antinuclear de los años 60 intentando escapar así de sus problemas familiares.

GREISY MENA


LUIS MANDOKI


El Jurado Internacional otorgó además un premio especial a "La Cinquème saison", el trabajo poético de Peter Brosens y Jessica Woodworth en el que la naturaleza, harta de los seres humanos, les priva de la primavera. Esta cinta recibió además el Premio de la Juventud y el de la Crítica, este último junto a "La Lapidation de Saint Étienne", del realizador catalán Pere Vilá Barceló.

De vacío se fue este año uno de los directores más laureados de la Seminci, el serbio Goran Paskaljevic, que no logró ni un solo premio con "Kad svane dan" ("Al nacer del día"), la historia de un profesor de música de Belgrado que tras jubilarse descubre su verdadero origen judío.

Fuera de la Sección Oficial, el jurado de Punto de Encuentro premió de forma compartida a "De caracoles y hombres", del rumano Tudor Giurgiu, y a "Tot altijd" del belga Nic Balthazar. Este apartado, dedicado a operas primas y segundos trabajos, concedió además una mención especial a "Fecha de caducidad", de la mexicana Kenya Márquez.

Otro mexicano, Everardo González, consiguió con "Cuates de Australia" el segundo premio de la sección Tiempo de Historia, centrada en el documental. El primer premio fue en este caso para el español Adolfo Dufour. Su película "Nosotros" relata la situación de los trabajadores despedidos hace una década por la empresa española Sintel.

"Ha sido un año difícil pero estoy muy orgulloso del resultado del festival", resumió el director de la Seminci Javier Angulo, en referencia a las dificultades económicas que afronta el certamen en medio de la crisis que vive España.

Aún así, y contando con menos proyecciones, el número de espectadores se mantuvo en torno a los 60.000. Por eso, Angulo quiso "agradecer al público, porque tiene mérito la respuesta masiva con la que está cayendo".

Premian al cine mexicano en la Seminci. Entérate:

La protagonista de la película mexicana "La vida precoz y breve de Sabina Rivas", la venezolana Greisy Mena, ganó hoy ex aequo el premio a la mejor actriz en la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que también premió a otros dos trabajos mexicanos.

"Es un gran gusto y una alegría", aseguró Luis Mandoki, director de "La vida precoz y breve de Sabina Rivas", cinta en la que Mena encarna a una joven hondureña que intenta escapar de un prostíbulo de Guatemala para atravesar México y llegar a Estados Unidos. La actriz venezolana de 21 años compartió el premio con la estadounidense Elle Fanning, pro su papel en "Ginger & Rosa", de la directora Sally Potter.

Mandoki destacó "la entrega y el gran trabajo que hizo" Mena, la actriz en quien se fijó su mujer tras realizar castings para la película durante más de un año. "Rodamos en condiciones muy duras y nunca se quejó", agregó el cineasta.

El presidente del Jurado de la Sección Oficial de la Seminci, el méxicano Jorge Fons, intentó además que la película de Mandoki recibiera una mención especial, pero al manifestar ese deseo después de que se hubieran redactado las actas de los premios no se le otorgó la distinción. La película ganadora de la Sección Oficial fue "Les Chevaux de Dieu", del director Nabil Ayouch, una coproducción de Marruecos, Francia y Bélgica.

En esta edición de la Seminci, que tuvo a México como protagonista de uno de sus ciclos, fueron además galardonadas otras dos películas de ese país.

"Cuates de Australia", de Everardo González, recibió el segundo premio de la sección Tiempo de Historia, dedicada a los documentales. La cinta refleja la vida de una comunidad del noroeste de México que cada año debe abandonar su tierra en busca de agua.

Finalmente, "Fecha de caducidad", de Kenya Márquez, logró una mención especial del jurado de Punto de Encuentro, el apartado del festival dedicado a óperas primas y segundos trabajos.

Márquez, ex directora del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (México), se mostró "muy sorprendida" por el reconocimiento a su trabajo en la Seminci, "un festival muy estricto en su selección".

"Mi primera buena noticia fue saber que estaba aquí (...) y ahora al tener una mención es mucho más lindo porque es muy difícil obtener algo en Valladolid", explicó Márquez, que además se casa mañana domingo.

"Nunca lo pensé, nunca lo presentí, pero me siento muy contenta porque esto me puede dar una fuerza muy grande para una posible distribución en España, porque al final lo que busca un cineasta es que se vea su película". "Fecha de caducidad", que se podrá ver en las salas mexicanas en 2013, narra la obsesión y paranoia de una viuda tras la desaparición de su único hijo.

REPLICA DE JORGE F HERNÁNDEZ AL "¡QUÉ SE JODAN...! DE ECHENIQUE EN TORNO AL "AFFAIR ECHENIQUE". DECLARACIONES Y CONSIDERACIONES. DE NUEVO JORGE VOLPI Y AHORA, JESÚS SILVA-HERZOG MÁRQUEZ. OPINIONES DE ALBERTO CHIMAL, ARMANDO GONZÁLEZ TORRES, DAVID TOSCANA, AGUSTÍN CADENA...






La opinión de Jorge F. Hernández en su columna  "AGUA DE AZAR" en MILENIO:



“El problema no era con Usted ni con sus obras —hasta hoy intocables—sino con el error de haberlo hecho gendarme con un premio de ciento cincuenta mil dólares que Usted ya recibió a escondidas, sin poder venir a Guadalajara y recibirlo como se merecían sus novelas y sus personajes antes entrañables… El problema es que con su exabrupto ya me colmó el plato: ese dinero habría servido para pizarrones, lápices o bancas en quién sabe cuántas escuelas mexicanas y no para que Usted desde su pedestal dizque intocable lance dizque insultos en su magra defensa sin siquiera agradecerle al pueblo de México, o a los estudiantes de la Universidad de Guadalajara o a los miles de lectores que le éramos incondicionales hasta el día de hoy en que le confirmamos el cobre al pelar Usted sus afilados dientes.”






Y...
en su edición del 10 de noviembre, registra el siguiente texto





Ante las afirmaciones de Bryce Echenique:
Opinan Ma. Soledad de la Cerda y Fernando del Paso

'Lo que se jodió fue el Premio FIL'


De la Cerda afirma que la entrega del galardón a Bryce afecta a México

Por Jorge Ricardo

Ciudad de México  (7 noviembre 2012).-   "Usando la expresión vulgar de Bryce Echenique, 'que se jodan', creo que efectivamente se jodió la literatura, los plagiados, el Premio FIL y el Estado mexicano que entregó 150 mil dólares a una persona que no lo merecía". Fue la respuesta ayer de la investigadora chilena María Soledad de la Cerda, quien ha documentado 20 plagios del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, polémico ganador del Premio FIL de Guadalajara 2012.

Un día antes en Madrid, muy lejos de Perú, donde tuvo que recibir el premio, Bryce Echenique había dicho contra quienes criticaron su premiación: "Es un grupo de extrema derecha. Hay gente que quiere todos los premios para ellos. Son unos frustrados".

El escritor mexicano Fernando del Paso está entre quienes han criticado la premiación. Así que ayer dijo: "Se me hace un desparpajo absoluto, se me hace muy insultante 'que se jodan todos', no sé qué le pasa al cerebro del señor Bryce".

Premio Nacional de literatura 1991, Premio FIL 2007, Del Paso añadió: "Yo no soy envidioso, yo he ganado muchos premios por fortuna y nunca he plagiado; ni soy de extrema derecha, me parece un disparate inmenso, yo creo que el señor no está en sus cabales".

Bryce Echenique, el reconocido autor de Un mundo para Julius, habló con los 150 mil dólares del premio en la bolsa. Cuando aumentaron las protestas en su contra, la FIL anunció que el reconocimiento no se le cancelaría pero no se llevaría a cabo en la inauguración de la Feria de Guadalajara, sino en su casa. El lunes, el escritor estaba en Madrid: "Nunca he plagiado", dijo, "Todo ha sido por envidia".

¿Pero qué envidia pueden tener Del Paso o José Emilio Pacheco, quienes han lamentado la premiación?, se preguntó Juan Villoro. "Más que una respuesta argumentada, es un exabrupto lo que ha dicho Bryce Echenique, producto de cierta desinformación. La discusión que se ha dado en México ha sido muy respetuosa sobre el hecho de que los plagios no pueden ser exonerados por una universidad pública, como la que da el Premio FIL".

Sobre el tema de joderse, consideró: "Los problemas de corrupción que tenemos se jodieron desde hace mucho tiempo". El asunto no es la calidad literaria de Bryce Echenique, dijo Villoro, sino sobre entregar así los recursos públicos. Así: a un autor condenado por plagiar 16 artículos desde 2007 (aunque se cree que el total rebasa los 30), y a un autor que rompió la tradición de 22 años de ser el invitado especial a la FIL.

Desde el 25 de octubre, cuando una comisión de la FIL lo visitó, Bryce Echenique no había vuelto a aparecer. El lunes dijo que nunca ha plagiado y que aquí lo querían linchar.

"Bryce está empeñado en creer que lo que diga en su defensa quedará en la memoria de la gente, pero yo creo que no es así: el Premio tiene una mancha este año", dijo Soledad Loaeza, la investigadora de El Colegio de México que integró el grupo de quienes iniciaron las protestas. "Toda la defensa de Bryce se ha construido en torno a un hombre de paja", señaló. "Padece una especie de cleptomanía intelectual grave".

La respuesta de Bryce Echenique -"¡que se jodan!"- circuló ayer por todos los medios de habla hispana. Y mientras la directora de la Asociación que administra el premio, Dulce María Zúñiga, dijo que el caso está cerrado y que no hay mancha en el galardón, desde Madrid, el director de la Cátedra Vargas Llosa, Juan José Armas Marcelo, consideró que el prestigio del Premio y de la FIL y del propio Bryce Echenique han sido denigrados.

"Toda ha sido una vergüenza empezando por él", dijo Del Paso. "Dice que no es plagiario aunque ha hecho más de 30. En realidad se jodieron todos", decía María Soledad de la Cerda. Loaeza recalcaba: "Lo que Bryce nos dijo fue: 'Lero lero, me premiaron ¿y qué?', y entonces demuestra que no le importa el efecto que esto ha tenido sobre el premio ni sobre la FIL ni sobre el jurado que lo premió, que no le importa nada".

'Ha hecho un mundo para Bryce'

Al "que se jodan", lanzado por el escritor Alfredo Bryce Echenique, sus críticos responden que a estas alturas no sorprenden los denuestos ni las mentiras del ganador del Premio FIL de Literatura 2012.

"Esta despedida retrata bien a Bryce Echenique", afirman en una carta firmada por 12 académicos como Soledad Loaeza, Fernando Escalante y Blanca Heredia, quienes han impugnado la entrega del galardón al escritor acusado de plagio.

En declaraciones al diario El País, el novelista peruano afirmó que sus detractores son unos frustrados, movidos por la envidia y la maldad, que anhelan todos los premios y que son de extrema derecha.

"Enemigos como éstos sólo existen en un mundo que Bryce Echenique se ha hecho a su medida para no hacerse responsable de nada: un mundo para Bryce", aseveran sus críticos, parafraseando la novela del peruano Un mundo para Julius.

Deploran que en la entrevista publicada, Bryce afirme que "nunca" ha plagiado y que ha sido absuelto en seis o siete casos.

"Nos parece increíble que la nota haga caso omiso de los más de 30 plagios de Bryce que han sido comprobados; por 16 de ellos ha sido multado y, por si quedara alguna duda, la multa ha sido confirmada por la institución correspondiente, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) del Perú", insisten.

En la entrevista, Bryce se lamenta de recibir el premio en su casa de Lima debido a que en México lo "querían linchar".

"Esta manera de presentar las cosas es engañosa", replican. "El rechazo en este país al otorgamiento del Premio FIL 2012 a Bryce Echenique y al jurado que tomó la decisión ha sido mayoritario".


Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo

ESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
http://www.reforma.com/cultura/articulo/1355255/
Fecha de publicación: 06-Nov-2012






“Hay algunos que quieren todos los premios para ellos... ¡que se jodan!”

El escritor sale al paso de las críticas por su premio Feria Internacional de Guadalajara de Literatura en Lenguas Romances 2012

WINSTON MANRIQUE SABOGAL
Madrid 6 NOV 2012

“¡Que se jodan!”. Es el único momento en que el imperturbable Alfredo Bryce Echenique se deja llevar. El mensaje, desde Madrid, es para todos aquellos que desde hace dos meses le tienen como blanco de sus críticas por la concesión del premio Feria Internacional de Guadalajara de Literatura en Lenguas Romances 2012. Aunque el premio es a su obra literaria, (entre la que se cuentan libros importantes como Huerto cerrado, Un mundo para Julius y La vida exagerada de Martín Romaña) escritores e intelectuales mexicanos y latinoamericanos han expresado su desacuerdo al revivir las acusaciones de plagio contra el autor peruano por varios artículos periodísticos.

“No he plagiado… Nunca lo he hecho”, asegura el escritor, quien no se muestra del todo sorprendido ante la reacción que ha suscitado el galardón de la feria mexicana. “Es un grupo de extrema derecha. Hay gente que quiere todos los premios para ellos. Son unos frustrados”, según Bryce Echenique (Lima, 1939). E insiste en que los tribunales no lo han condenado, y, por el contrario, lo han absuelto en seis o siete casos. “Todo ha sido por la maldad de alguien. Por envidia”, remacha el novelista, que ayer inauguró la VII Conferencia Internacional Literatura y Automóvil, organizada por la Fundación Eduardo Barreiros, en colaboración con la Fundación MAPFRE. Cinco días en los que estarán Cees Nooteboom, James Ellroy, Eduardo Mendoza, Enrique Vila-Matas y Paul Theroux.

Con un panorama dividido entre la indiscutible calidad de la obra de ficción de Bryce Echenique y su obra periodística en entredicho, la FIL decidió, en un hecho inédito, entregarle el premio la semana pasada en su casa de Lima, y no durante la celebración de la feria, del 24 de noviembre al 2 de diciembre. El escritor se muestra un poco triste y al tiempo comprensivo ante esta medida de precaución: “Allá me querían linchar”.

Ante las reflexiones de escritores como Juan Villoro que argumentan que “la ética de un autor no puede estar al margen de su escritura”, Bryce Echenique insiste en que no ha plagiado, y acto seguido pregunta: “¿Cuántos poetas han estado fuera de la ética?”. Lo dice en su habitual tono tranquilo, pausado y sin inmutarse.

La misma actitud con la que, minutos antes, ha dado los brochazos clave de su vida de escritor. Una actividad que nació de forma solitaria y en contra de su familia. Eso lo empujó a escaparse en 1964, con 25 años, de Lima en un barco de carga hasta terminar en París donde emprendería el camino que lo ha traído hasta aquí y que él resume a través de siete libros:

Huerto cerrado (1968). “Son cuentos y es mi primer libro. Significó muchísimo porque era el resultado de mis primeros escritos. Mi familia me habría matado para que no escribiera, así que cuando empecé a hacerlo, lloré”.

Un mundo para Julius (1970). Surge tras la lectura de Cortázar con el cual descubrí mi estilo, la oralidad, la ironía, los diferentes tipos de humor”.

Tantas veces Pedro (1977). “Es mi libro favorito, al que más quiero y el que menos éxito ha tenido, menos en Japón donde lleva no sé cuantas ediciones. Lo escribí en un momento feliz de mi vida, cuando vivía en Menorca”.

La vida exagerada de Martín Romaña (1981). “El primer libro en que un latinoamericano critica al boom porque el autor no se ocupa de su país si no que habla de otro. Es mi novela parisina”.

Dos señoras conversan (1990). “Mi homenaje personal a Henry James creador de ese maldito género que es la nouvelle”.

La amigdalitis de Tarzán (1999). “Una linda historia de amor”.

Dándole pena a la tristeza (Anagrama, 2012). “Es mi última novela, la novela de mi vida. He esperado muchos años para escribirla, tanto que el título lo tengo desde 1972. Siempre había querido contar el ascenso y caída de una familia limeña. Una burguesía que no se sabe mirar al espejo”.

Y una burguesía que no deja de tirarle puyas, a las que Bryce Echenique ya no hace caso. ¿Y a las de quienes lo critican por el premio FIL, que les dice? “¡Que se jodan!”, repite.









Ante el Comité de Salud Pública
De El Blog de Jorge Volpi en El Boomeran(g) y su editorial en REFORMA. 28 oct.


A la mayoría le encanta señalar con el dedo a escondidas y acusar y denunciar, chivarse a sus amistades, a los vecinos, a sus superiores y jefes, a la policía, a las autoridades, descubrir y exponer a culpables de cualquier cosa, aunque lo sean solo en su imaginación; hundirles la vida si pueden o por lo menos dificultársela, procurar que haya apestados [...] y expulsar de su sociedad, como si la reconfortara decirse tras cada victima o pieza cobrada: ‘Ese ha sido desgajado, apartado, ese ha caído y yo no'. Entre toda esa gente hay unos pocos (a diario vamos menguando) que sentimos, por el contrario, una indecible aversión a asumir ese papel, el papel del delator.

Javier Marías, Los enamoramientos



Declaro que a los 19 años descubrí Un mundo para Julius y en sus páginas atisbé un mundo entrañable, habitado por criaturas tan extraviadas y ridículas como nosotros en la infancia.

Declaro que, tras pasar meses abismado en las grandiosas arquitecturas de La casa verde, Cien años de soledad o Terra Nostra, los libros de Alfrumor corrosivo y la sutil melancolía que se filtra en su agudeza.

Declaro que, años más tarde, en París, leí La vida exagerada de Martín Romaña y me interné en el laberinto de sus calles con el mismo desatino de su protagonista, y fui feliz y desdichado con sus delirantes aventuras. Ningún personaje desde Don Quijote me había reír tanto -y sentir tanta compasión- con sus peripecias.edo Bryce Echenique me llenaron de nostalgia por la niñez perdida. Aún me asombra su h

Declaro que, a lo largo de más de 40 años, Bryce continuó enriqueciendo ese universo personal en una veintena de libros singulares.

Declaro, en contra de lo que afirman quienes ni siquiera lo han leído, que Un mundo para Julius, No me esperen en abril o La vida exagerada de Martín Romaña enaltecen al Premio FIL tanto como los libros de sus más ilustres predecesores.

Declaro estar seguro de que miles de jóvenes lectores continuarán descubriendo, al lado de Julius y Martín Romaña, el valor, la belleza y la majestad de nuestra lengua.

Declaro que jamás he tenido con Bryce otra conversación que la que se sostiene a través de sus cuentos y novelas.

Declaro que sumé mi voto al de la mayoría, en la última sesión del jurado del Premio FIL -el más transparente de nuestro país-, por un simple acto de amor hacia sus libros.

Declaro que el jurado premió a Bryce por su obra narrativa pues ésta bastaba y sobraba para concederle este premio y cualquier otro. Ello nada tiene que ver con el valor intrínseco del periodismo, el ensayo o la poesía.

Declaro que me resistí, hasta el último segundo, a emitir un juicio moral sobre su autor. No porque me obstine en cerrar los ojos ante el plagio (o el fraude o la mentira), sino porque la sola tentación de evaluar en un jurado literario la conducta moral de un escritor, incluso aquella que tiene que ver con su ética de artista, me parece arrogante y peligrosa.

Declaro que el plagio es absolutamente condenable (escribo esta obviedad para que no la olviden quienes me citan). Pero los plagiados son los únicos que pueden exigir legítimamente una reparación o una disculpa. No necesitaban una turba enardecida para defenderse.

Declaro que, si los plagios periodísticos de Bryce ya eran juzgados en Perú, ¿por qué un jurado literario tendría que juzgarlo y castigarlo otra vez por esas mismas faltas, violando un principio elemental del derecho?

Declaro que en ocasiones lo imaginé, azuzado por la angustia, incapaz de escribir las líneas punzantes o aguerridas que antes brotaban tan fácilmente de su pluma. Y en el acto extremo de apropiarse de las palabras de otros no pude entrever al alevoso criminal que dibujan sus enemigos, sino al artista derrotado que no encontró otra salida. Sus desventuras no lo justifican -que quede claro-, pero el justo reconocimiento a su obra narrativa jamás significó la absolución de sus errores.

Declaro que quienes queríamos recompensar la obra del artista, sin tomar en cuenta las faltas del hombre, deploramos que el premio se le haya entregado fuera de la Feria. La decisión de apartarlo de Guadalajara fue el ínfimo triunfo de quienes confunden la ética con el linchamiento.

Declaro mi respeto hacia los periodistas, escritores y académicos legítimamente preocupados por este asunto -decenas de voces razonables- y mi desprecio hacia quienes se jactan de exhibir los pecados ajenos como trofeos de caza. Los mismos insensatos que ahora exigen retirarle los fondos públicos a la Feria -una de las escasas instituciones por las que somos admirados en el mundo- o incluso boicotearla. Sepulcros blanqueados.

Declaro que, si ésta es la moral pública que buscan imponernos, la moral de los delatores, yo no quiero ser parte de ella.

Y, en fin, declaro mi orgullo por haber defendido, más que a un escritor -humano, demasiado humano-, unos libros extraordinarios. Una gran obra narrativa que en modo alguno se define por las faltas de quien la concibió ni por los insultos de sus detractores.



Twitter: @jvolpi







Un premio infamante

De El Blog de Jesús Silva-Herzog Márquez
Reforma. 29 octubre 2012


Llego tarde a la controversia sobre el Premio FIL de este año. Ya se ha hablado mucho y se argumentado bien sobre el error de concederlo a Alfredo Bryce Echenique, un novelista fundamental de la literatura latinoamericana que ha sido condenado como plagiario reincidente. A Bryce no se le cuestionaba por ser mal ciudadano o tener ideas aberrantes. No se le reprochaban sus mentiras al fisco sino las mentiras a sus lectores. No incomodaba que se burlara de la bandera, que pudiera ser un mal padre o un esposo infiel, lo que resultaba inaceptable para muchos es que dejó de respetar su escritura. Un autor puede ser admirable como artista y detestable como persona o como ciudadano. Quienes objetaron la decisión del jurado no cuestionaron a la persona, sino al escritor que dejó de cuidar su oficio. “Al usurpar la identidad de otro escritor, decía Guillermo Sheridan, el plagiario comete la única falta moral posible en su oficio: dejar de ser él mismo.”

El jurado quiso sostener su decisión cerrando los ojos a las notas y los ensayos periodísticos del escritor peruano y desestimando como si fuera un fenómeno extraliterario sus repetidos fraudes. La defensa oficial se desmoronó de inmediato. También el pedestre intento de sugerir que los críticos eran una turba de ignorantes envidiosos que arremetían contra la exquisita república de las letras. El Premio que inaugura la Feria de Guadalajara no se entrega por una novela o por un par libros: se concede a la esfera íntegra de una obra literaria. Los miembros del jurado, en defensa de su error ubicaron los trabajos de crítica, los textos periodísticos y el ensayo como si fueran tan literariamente insignificantes como las listas del supermercado o los recados del teléfono. Lean sus novelas no sus artículos. A medida que los integrantes del jurado se vieron forzados a justificar su decisión exhibieron el tamaño de su error. Al tramposo empezaron a defenderlo con trampas. Pronto se hizo público que uno de los integrantes del jurado estaba claramente impedido para actuar: había sido testigo en uno de los juicios contra el plagiario.

Quizá lo más interesante de todo el episodio es la torpeza, la infinita arrogancia, los desprecios de la respuesta oficial. Los integrantes del jurado, invocando una autoridad que no necesita justificar sus decisiones, reincidió en los vicios más comunes de la suficiencia burocrática, del engreimiento político. En lugar de defender su decisión con razones y asumir la defensa de una obra de mérito, se empeñaron en descalificar a la crítica y encerrarse en la inapelabilidad de su decisión. Los críticos eran en realidad una masa peligrosa que atentaba contra las formas más elementales de la convivencia. Al levantar la voz discrepante, los críticos eran parte de una “campaña”. Nadie hablaba, pues, con voz propia, sino movido por los hilos de una conjura. En su desmesura, los defensores de Bryce, describieron esa “campaña” como una operación de violencia inusitada que era inaceptable en una sociedad democrática. Se insistía por supuesto, que tal campaña era un “acto de fuerza” que introducía peligrosamente una “persecución moral en decisiones de tipo artístico.”

Para Jorge Volpi la crítica fue inquisitorial, un acto de puritanismo jacobino. Quienes han cuestionado el mensaje que envía la FIL, al premiar a Bryce Echenique son autoritarios e intolerantes. No hablan: gritan. Sus argumentos son alaridos. Para Volpi no hay razones válidas que pudieran fundamentar la indignación, sólo envidia. Quienes se apresuran a afilar la guillotina lo hacen porque son unos mediocres que jamás han escrito una línea perdurable. Esa es la respuesta de un miembro del jurado a los escritores, los académicos que han hilado razones que se separan de las suyas: mediocres que serán siempre incapaces de apreciar, como nosotros el genio: alborotadores que se dedican al miserable deporte del linchamiento. El jurado podía defender con razones su decisión, podía desarrollar el elogio de una obra pero optó por insultar a los críticos. A la discrepancia la percibió como una amenaza bárbara y no como una legítima preocupación que es ética y es artística.

Las novelas de Bryce sobrevivirán el escándalo pero el daño que el jurado le ha hecho al premiado, al premio y a la Feria es inmenso. El diploma y el cheque ya fueron entregados al novelista a domicilio, en una ceremonia privada, de la que no hay siquiera una imagen. Un premio que se oculta como algo vergonzoso. En lugar de ser una fiesta, un desembolso subrepticio, una escondida transferencia financiera. Al premiarlo así, al defenderlo así, la FIL le ha otorgado un premio penoso a Alfredo Bryce Echenique: un insulto envuelto en una medalla. Un premio infamante.






Los premios en entredicho
MILENIO. CULTURA • 29 OCTUBRE 2012—
JESÚS ALEJO SANTIAGO

El año no ha sido bueno para los galardones literarios: los persiguen acusaciones de encumbrar el plagio, dilapidar recursos públicos o brillar por una discrecionalidad que va más allá de criterios estéticos.

ENTÉRATE DE LA HISTORIA COMPLETA. LEE LA OPINIÓN DE ESCRITORES MEXICANOS AL RESPECTO: ALBERTO CHIMAL, ARMANDO GONZÁLEZ TORRES, DAVID TOSCANA, AGUSTÍN CADENA, ENTRE OTROS.

            Asimismo, encuentra los fallos polémicos que acontecen previa la designación de ALFREDO BRYCE ECHENIQUE  HAZ CLIC AQUÍ: http://t.co/VKUHIRg0


sábado, 27 de octubre de 2012

LA NARANJA MECÁNICA DE ANTHONY BURGESS: REEDICIÓN DESPUÉS DE 50 AÑOS. TANTO LA NOVELA COMO LA PELÍCULA DE KUBRICK, DOS OBRAS MAESTRAS. BÚSCALAS Y...¡SUERTE!





NARANJA MECÁNICA, HACE 50 AÑOS

La naranja mecánica (cuyo título original es A Clockwork Orange) es una novela de Anthony Burgess, publicada en 1962 y adaptada por Stanley Kubrick en la película homónima aparecida en 1971. Se la considera parte de la tradición de las novelas distópicas británicas, sucesora de trabajos como 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley.

Burgess mencionó que el título se deriva de una vieja expresión cockney (As queer as a clockwork orange, que podría traducirse como "tan raro como una naranja de relojería"), pero descubrió que otras personas encontraban nuevas interpretaciones para el título. Por ejemplo, hubo gente que creyó ver referencias a un antropoide (más precisamente a un orangután, pues la palabra orang es de origen malayo) mecánico. Hubo rumores de que Burgess tuvo la intención de titular su libro originalmente como "A Clockwork Orang" y que tras una ultracorrección terminó con el título con el que lo conocemos hoy. En su ensayo "Clockwork oranges", Burgess menciona que "este título sería ideal para una historia acerca de la aplicación de los principios pavlovianos o mecánicos a un organismo que, como una fruta, cuenta con color y dulzura". El título alude a las respuestas condicionadas del protagonista a las sensaciones de maldad, respuestas que coartan su libre albedrío (Técnica de Ludovico).

La técnica de Ludovico (como es presentada en la versión cinematográfica) es un tratamiento basado en el condicionamiento clásico. Consiste en parear un estímulo incondicionado (una droga que produce vómitos) con un estímulo condicionado (imágenes sexuales y de ultraviolencia) con el propósito de que a través de la repetición de dicho pareo (presentación simultánea de la droga con las imágenes) el individuo termine respondiendo a las imágenes de la misma forma en la que responde a la droga (con malestar físico). Finalmente, la presentación del estímulo condicionado, las imágenes, y lamentablemente la música asociada a ellas, provoca la respuesta condicionada de malestar físico. Alex consigue curarse del tratamiento por un proceso llamado Inundación (flooding): al presentarse la música clásica consistentemente sin la droga, la respuesta de malestar físico se extingue. (Interpretación basada en explicación del condicionamiento clásico).

APUNTES DE LA VERSIÓN CINEMATOGRÁFICA
A Clockwork Orange (conocida como Naranja mecánica o La naranja mecánica) es una película británica de ciencia ficción satírica de 1971, producida, escrita y dirigida por Stanley Kubrick. Es una adaptación fílmica de la novela homónima de 1962, escrita por Anthony Burgess. La película, que fue filmada en Inglaterra, muestra al personaje Alex DeLarge (Malcolm McDowell), un delincuente psicópata y carismático, cuyos placeres son la música clásica (especialmente Beethoven), la violación y la «ultra-violencia». Lidera una banda de matones (Pete, George y Dim), a los que llama drugos (del término ruso друг, «amigo», «colega»), con los que comete una serie de violentas fechorías. Es capturado y se le intenta rehabilitar a través de una técnica de psicología conductista. Alex narra la mayor parte del filme en nadsat, una jerga adolescente ficticia que combina lengua eslava (especialmente ruso), inglés y la jerga rimada cockney. En España e Hispanoamérica, algunos términos fueron adaptados al idioma.
La película se caracteriza por contenidos violentos que facilitan una crítica social en psiquiatría, el pandillerismo juvenil, las teorías conductistas en psicología y otros tópicos ubicados en una sociedad futurista distópica. Su banda sonora está principalmente compuesta por pasajes de música clásica, varios de ellos reinterpretados y en ocasiones, como en el caso de los títulos de crédito, adaptados por la compositora Wendy Carlos utilizando el sintetizador Moog.