Estudioso de Nietzche, toda su juventud este pintor trató de plasmar el eterno retorno de la tragedia humana. Después de una visita del historiador de las religiones Max Weber a una de sus exposiciones, se interesó por el arte como ritual y la experiencia de trascendencia de las artes que entonces llamaban “primitivas”. Y las dos últimas décadas de su vida formuló una estética abstracta radicalmente distinta y tradicional al mismo tiempo que sigue rejuveneciendo y crece. Nos conmueve e ilumina. Por Alberto Ruy-Sánchez
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