miércoles, 1 de septiembre de 2010
Maestro que reseña maestro: Miguel Barberena a J.M. Coetzee
Hombre de madera
Miguel Barberena
Reseña
En Verano, el escritor sudafricano J.M. Coetzee (1940) sigue la peculiar autobiografía que empezó con Infancia (Boyhood, 1997) y Juventud (Youth, 2002). Escenas de la vida en provincia, subtítulo general de la memoria, llega a su tercer y último episodio, que no se llamó Adulthood —Edad adulta, como era de esperar, sino Verano (Summertime), la etapa de la madurez, el estío. Tres títulos lacónicos y sin rodeos, como lo es en personalidad y escritura John Maxwell Coetzee.
En Infancia se describió como un niño raro en la región de Karoo, alejada de la civilización urbana en los años 50; en Juventud se recuerda autoexiliado en el Londres de los 60, un solitario programador de sistemas y aspirante a poeta; Verano lo trae de vuelta a Ciudad del Cabo en la década de los 70, un maestro universitario, anónimo y retraído, pero ya con su primera novela, Dusklands, bajo el brazo.
Los lectores de las dos primeras partes de la trilogía saben de las libertades que se toma Coetzee a la hora de abordar el género autobiográfico. Le gusta mantener la distancia y se narra desde el alejamiento de la tercera persona, un personaje medio ficticio y medio real al que ha puesto por nombre “John Maxwell Coetzee” o simplemente “él”.
En Verano las cosas llegan al siguiente nivel: Coetzee nos pide imaginar que ha muerto hacia 2004 o 2005. Y que su biógrafo, un inglés de nombre Vincent, estudia los diarios y apuntes del escritor de 1971 a 1977, los años formativos, cuando Coetzee “empezaba a encontrarse como escritor”.
El libro se lee como el borrador de esa biografía in progress, hecho con fragmentos de dichos “notebooks” y entrevistas con cinco personas que conocieron a John Coetzee en esa época: Julia, una sicoanalista que fue su amante y vecina de Tokai Road; Margot, la prima que se quedó en la granja del desierto de Karoo; Adriana Nascimento, la sensual pero malhumorada maestra de baile brasileña; y dos colegas universitarios, Martin J., y la francesa Sophie Denoël, otra breve liaison amorosa y adúltera.
Vincent viaja de 2007 a 2008 de Canadá a Francia y Sudáfrica, de Brasil a Inglaterra, para recoger los recuerdos sobre el finado “John Maxwell Coetzee”. Si cuatro de ellos viven fuera de Sudáfrica no es casualidad: en los años 70, apogeo del apartheid, había que huir del maldecido país del racismo…
Cada uno de los entrevistados da su particular versión y experiencia del personaje “Coetzee”, aunque tampoco sabemos si ellos existieron realmente o son ficciones del Coetzee real. Es un truco literario, un artificio, pero que aquí sale a la perfección. Se requiere gran pulso narrativo para crear cinco personajes que crean con su testimonio un Coetzee íntimo y personal. Son “varias historias desde varias perspectivas”, como dice Vincent, quien nunca conoció en persona al famoso escritor. Hace un modelo para armar del que resulta el hombre seco y reservado que se veía venir desde la infancia. “¿Cómo puede un hombrecito tan ordinario ser un gran escritor?”, se pregunta la senhora Nascimento. Y luego propone a Vincent el título de la biografía de Coetzee: El hombre de madera. Así de tieso lo ve la brasileña…
Sabida es también la poca simpatía que siente Coetzee por el género humano, y especialmente por su persona. Aquí lleva la observación de sí mismo a la autoflagelación. Julia, la amante adúltera, lo describe: “Carecía de toda presencia sexual. Era como si lo hubieran rociado de pies a cabeza con un spray neutralizante”. Sophie añade al retrato: “No me dio la impresión de ser una persona excepcional… Tampoco le pude detectar una sensibilidad especial o una visión original de la condición humana… Su obra carece de ambición”. Martin, hoy en la universidad de Sheffield, lo completa: “Seco y reservado”. Margot rememora al primo cruel que arrancaba las patitas a los grillos y los dejaba morir…
Todos concuerdan en algo: la frialdad emocional de John Coetzee. Y todos quedaron asombrados al saber que aquel hombrecillo insignificante había sido capaz de escribir una novela.
Por lo que se reconstruye, no mucho ocurría en la vida de John por aquel entonces. Ha regresado de Estados Unidos a Ciudad del Cabo, vive con el padre viudo, un hombre conmovedor y patético, en una casa venida abajo en Tokai Road, da clases de inglés y literatura en diversos colegios, pero sin ganas ni vocación.
Es apogeo del apartheid, años de sangre y plomo, y John no se halla en la sociedad afrikaner. Su madre ha muerto, el hermano vive quién sabe donde. Sus relaciones amorosas son complicadas, incompletas, sórdidas… Piensa en volver a la granja familar en Karoo. ¿Qué más da? Pero se da cuenta de que esa vida agreste no es para él. Hasta que un buen día, a la chita callando, publica su primer libro, Dusklands, tierra de sombras o de crepúsculos (Tierras de Poniente, título del libro en español).
Era entonces un treintañero barbón y despeinado, con gafas de búho, un perfecto loser por el que nadie hubiera dado un rand; Julia, la amante, recuerda su “aspecto andrajoso”. Veinticinco años después publicaría el gran estudio de la crueldad humana que es su novela Desgracia, y en 2003 obtendría el premio Nobel de literatura.
Eso ocurrió en la vida del Coetzee verdadero, el mismo que en los años 70 ya estaba casado (lo había hecho en 1963) y tenía dos hijos. Vivía en Londres y su madre, Vera, no había muerto. Nada que ver con el otro “Coetzee”, el de esta auto-meta-ficción, por llamar de algún modo a este libro que rompe géneros y abre nuevos caminos a la escritura narrativa.
FICHA J.M. Coetzee Verano Mondadori, Barcelona, 2010 272 páginas (Traducción de Jordi Fibla)
¿Cual es la verdadera biografia de Coetzee? ¿Donde se puede consultar esto del matrimonio y los hijos?
ResponderEliminarEste libro "autobiografico" es excelente, igual que los dos anteriores. ¿Es todo ficción?
Anónimo:
ResponderEliminarHola, la verdadera biografía de Coetzee la consulté en Wikipedia, así de sencillo.
Lo del matrimonio y los hijos me lo levanté de la reseña de Summertime en el New York Times, pero también viene consignado en la biografía de Wikipedia.
El tercer libro autobiográfico es de verdad excelente, pienso que mejor que los dos anteriores.
Y no todo es ficción, a Coetzee le gusta esconderse y jugar con su lector.
Salu2,
Miguel Barberena