miércoles, 1 de septiembre de 2010
Braulio Peralta, desde Laberinto de MILENIO, nos ofrece un barquillo de a dos: El Atentado e Informe Toledo. Y de pilón, Orígen
A salto de línea
Braulio Peralta
braulioperalta@yahoo.com.mx
El atentado: hoy como ayer
Será difícil que un crítico de cine pueda decir que el filme de Jorge Fons, El atentado, es una mala película. Como ilógico hubiera sido que se escribiera negativamente de Chicogrande, de Felipe Cazals. Los dos realizadores son figuras señeras de una marca de identidad desde la década de los 70: el cine mexicano de calidad. ¡Y están vigentes!
Bienvenido el regreso de Fons al cine al brindarnos una pieza digna de jugar al pasado y el presente de nuestro país; la metáfora de la dictadura de Porfirio Díaz, para ilustrar nuestros días: huelgas cercenadas, represión violenta, asesinatos, secuestros, corrupción y manipulación de la información en los medios de comunicación. Duele porque todo es actual. Una película tragicómica en un país todavía cantinflesco.
No importa ser internacional. Importa ser universal. Jorge Fons, con la carpa como medio teatral, logra sintetizar el sentir del pueblo: repudio al poder gubernamental, pero muertos de la risa a pesar de nuestras desgracias. La risa como olvido; la marca de un pueblo aún incivilizado. Cuesta decirlo pero las pruebas de los profesores reprobados por la SEP es irrefutable. De ahí al precipicio.
Cuando lleguemos al bicentenario de la Revolución sabremos que Jorge Fons, con ayuda de sus guionistas —Vicente Leñero entre ellos—, y la novela de Álvaro Uribe, Expediente del atentado, fueron el pretexto para darnos una película que le mienta la madre a los festejos de 2010, como ya lo anunciaba Rius en su libro Ni independencia ni revolución.
Informe Toledo: “Yo soy Oaxaca”
El documental de Albino Álvarez, en producción de Germaine Gómez Haro, Informe Toledo, nos muestra a aquel jovencísimo pintor que, con la COCEI, enfrentó al poder del PRI en Juchitán, primer territorio de la izquierda en Oaxaca. Hoy se dice fácil…
Le hacía falta a Toledo una realización de primera como ésta. Por su obra plástica, por su obra pública y por su vida política y personal. Y obvio, por los 70 que cumplió este año, sin festejos oficiales, por fortuna. La comunidad cultural lo celebra con este trabajo.
Es una pieza cinematográfica que va más allá del género. La ambientación, el guión, la música, los testimonios crean un engranaje fino, de premio internacional. Se nota la sensibilidad y el rigor de todos los que se comprometieron con la idea y realización. Se nota también el carácter político que adquiere la figura de un pintor, la importancia del compromiso social. Y se nota, con pesar, que el joven Toledo es ya el viejo Toledo, entre el activista de Juchitán y el que vivió los acontecimientos de la APPO en 2006. Me dolió. Me enterneció. Lo entendí.
Hay Toledo para rato al devolverle al arte su lugar primordial en el panorama del país.
Un documental prácticamente dedicado al grabado del artista, dejando a un lado las telas, el óleo, las diversas técnicas pictóricas. Pero entiendo que Informe Toledo es más una “historia” que simple audiovisual con fechas, cronología y muestra de obra. No en balde el protagonista valora mucho el grabado, donde emerge su espíritu lúdico.
Coda
En cambio no entendí ni me gustó El origen. Hasta ahora ningún crítico de cine me la ha podido explicar. ¿Qué es, aparte de alta tecnología?
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