Versos agudos y tajantes, que "en el alma hacen mella y en el corazón orificio". Punzocortantes son los poemas de Vera Milarka, irónicos, dolorosos. Una autobiografía en clave de matáfora, un lenguaje lúdico que le ha permitido, como poeta, "salir del clóset". aclara la crítica teatral. "Hay una intención de motivar la sonrisa y de trastocar algunas convenciones. No es poesía rimada, sino arrimada, que violenta la musicalidad por el concepto". de la poesía. Aquí sólo existen matáforas, pues las metáforas han sido erradicadas, asesinadas por la autora. con una traición amorosa. Con 22 años de edad y después de un intento de suicidio, Milarka (Ciudad de México, 1963) fue internada por su familia en la antigua Clínica Falcón. En ese psiquiátrico supo del "terror" de convivir con mujeres enfermas, abandonadas y sufrientes, al tiempo que descubría el poder sanador de la literatura. "Hacer esos diarios me salvó; si no, me hubiera vuelto loca". Ahí está la confirmación de su humor corrosivo y su inclinación a la disidencia. Véalo como un mal sueño y no regrese, le dijeron las monjas al despedirla. Pensó que le llevaría menos tiempo procesar emocionalmente la experiencia, pero es ahora cuando la rescata en estos poemas. "Existe mucha indolencia hacia esas personas, nunca pensamos en ellas, en que están confinadas. Hay una gran evasión; de hecho, en mi casa nunca se volvió a hablar del tema". versos. Le causaba conflicto, explica, exhibir su naturaleza irreverente ante los dos poetas de la familia, "dos modelos muy fuertes": su padre, Raymundo Ramos, y su hermana Frida Varinia. otros más lúdicos, muy a tono con la "farsa trágica" que ha sido su vida. A los 7 años, cuenta, decidió que sería actriz. Hizo teatro infantil en el INBA mientras le llegaba la mayoría de edad para poder ingresar al Centro Universitario de Teatro. en que se dirigían a ti siempre era humillante", recuerda. "Hice el propedéutico y me salí". ser buena actriz, optó por la dirección de teatro, que estudió con Ludwik Margules. Fue jefa de vestuario del Centro Nacional de las Artes, dirigió el grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y en 1986 se inició como crítica teatral, tarea que desde 2004 lleva a cabo con su habitual desparpajo en las páginas de REFORMA. como muchos colegas, dice, que sirven a intereses políticos o de capilla. Tampoco le causan remordimientos las ácidas críticas que ha dirigido a un buen número de obras. El efecto es positivo, sostiene, ya que por "morbo" la gente acude a verlas. |
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