El pintor, quien murió hace 70 años, creó una de las obras maestras más reconocidas de la historia: El grito, el cual se gestó en una siniestra visión mientras permanecía de pie a la orilla del río Fiordo de Oslo.
"El sol comenzó a ponerse. De repente el cielo se volvió rojo sangre", escribió. "Me quedé ahí parado, temblando de ansiedad, y sentí un grito interminable atravesando la naturaleza”.
Se cree que la pintura representa la angustia del hombre moderno, la cual Munch experimentó profundamente a lo largo de su vida, pero que veía como un impulsor indispensable de su arte. "Mi temor a la vida es necesario para mí, como lo es mi enfermedad. Son indistinguibles de mí y su destrucción destruiría mi arte", escribió en su diario.
Munch es uno de los artistas de más alto perfil que caminaron en el límite entre el talento extremo y el tormento, pero no es el único.
Vincent van Gogh, quien se cortó la oreja después de una discusión con su amigo Paul Gauguin y tiempo después se suicidó, oscilaba entre la genialidad y la locura.
Las luchas personales de estos pintores todavía resuenan en la cultura popular y dieron lugar a la creencia de que los artistas son más susceptibles a una serie de enfermedades mentales, incluidas el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
Varias investigaciones sugieren que hay algo de verdad en esa suposición popular. La locura puede acechar donde reside la creatividad.
El lado oscuro de la creatividad
Los psicólogos han estado fascinados con este potencial vínculo durante décadas. En los primeros y más rudimentarios estudios se examinó a personas destacadas de varios campos, incluidos la literatura y las artes.
En estos estudios se encontró que las personas creativas tenían una cantidad inusualmente elevada de trastornos del ánimo. Charles Dickens, Tennessee Williams y Eugene O'Neill parecían tener depresión clínica, al igual que Ernest Hemingway, Leo Tolstoy y Virginia Woolf. La poetisa Sylvia Plath, como bien se sabe, se suicidó con el gas del horno mientras sus dos hijos dormían.
Jackson Pollock tenía depresión y alcoholismo, problemas que a veces se reflejaban en sus vastos y caóticos lienzos, como Circuncisión.
Los críticos señalaron que estos estudios se enfocaron en grupos muyespecíficos de personas enormemente exitosas y que se basaron en la evidencia anecdótica.
En estudios posteriores se incluyeron más casos. Simon Kyaga dirigió a un equipo de investigadores en el Instituto Karolinska de Suecia.
Estudiaron a 1.2 millones de suecos que estaban en un registro de pacientes psiquiátricos, y también dieron seguimiento a sus familiares. Los pacientes presentaban condiciones como esquizofrenia, depresión, TDAH (siglas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y síndrome de ansiedad.
Los científicos descubrieron que las personas que trabajan en áreas creativas, como los bailarines, fotógrafos y autores, tenían un 8% más de probabilidades de vivir con trastorno bipolar. Los escritores tuvieron un sorprendente 121% más de probabilidad de tener esa condición y casi un 50% más de probabilidad de suicidarse, en comparación con la población en general.
También encontraron que las personas con profesiones creativas tenían mucho más probabilidad de tener familiares con esquizofrenia, trastorno bipolar, anorexia y autismo.
En estudios recientes sobre familiares, se detectó que podría haber un rasgo hereditario que da lugar a la creatividad y a las enfermedades mentales.
Algunas personas pueden heredar una variación de este rasgo que fomenta la creatividad sin la carga de la enfermedad mental, mientras que otros pueden heredar una versión amplificada, que agudiza la ansiedad, la depresión y las alucinaciones.
Hay evidencia anecdótica que respalda esta conexión. El hijo de Albert Einstein vivió con esquizofrenia, al igual que la hija de James Joyce. La familia de Hemingway ha luchado contra la enfermedad mental durante al menos cuatro generaciones.
Keri Szaboles, un psiquiatra de la Universidad Semmelweis, en Hungría, estudió el papel más directo que pueden jugar los genes.
Szaboles les dio a 128 participantes una prueba de creatividad, seguida de un examen de sangre. El resultado fue que quienes demostraron tener más creatividad tenían un gen asociado con trastornos mentales.
¿Como funciona el supuesto 'gen' de la creatividad-locura?
Los psicólogos establecieron un vínculo entre las enfermedades mentales y la creatividad, pero aún reúnen los mecanismos que lo sustentan.
En septiembre, el neurocientífico Andreas Fink y sus colegas en la Universidad de Graz en Austria publicaron un estudio que comparaba el cerebro de la gente creativa con el de las personas que tienen esquizotipia.
La esquizotipia es una manifestación menos grave de esquizofrenia. La gente que tiene esta condición puede mostrar raras creencias (como creer en alienígenas) o conductas (como usar ropa inadecuada). A diferencia de las personas con esquizofrenia, no tienen delirios y no están desconectados de la realidad.
Fink y su equipo reclutaron a participantes que mostraban bajos y altos niveles de esquizotipia. Analizaron sus cerebros en una máquina de imágenes de resonancia magnética funcional y les pidieron que plantearan formas novedosas de usar los objetos de uso diario. Luego evaluaron la originalidad de sus respuestas.
Surgió un patrón interesante. El precúneo derecho ―una región cerebral relacionada con la atención y la concentración― se encendió durante la generación de ideas en los cerebros de quienes presentaban un alto nivel de esquizotipia y los que obtuvieron la mayor calificación en originalidad. Normalmente, esta región se desactiva durante una tarea compleja, lo que se cree que ayuda a la persona a concentrarse.
Puesto de forma más sencilla: en los resultados se sugiere que los creativos y las personas con altos niveles de esquizotipia absorben más información y son menos capaces de ignorar detalles superfluos. Su cerebro nos les permite filtrar.
Scott Barry Kaufman, un psicólogo estadounidense y escritor deScientific American, resumió los resultados de esta forma: "Parece que la clave para la cognición creativa es abrir las compuertas y dejar entrar toda la información que sea posible", escribe. "Porque nunca sabes; algunas veces las asociaciones más extrañas pueden convertirse en las ideas más productivamente creativas".
Claramente algunas personas sufren por su arte y claramente algo del arte se deriva del sufrimiento. Pero sería impreciso decir que todos los creativos corren el riesgo de tener enfermedades mentales.
Kyaga, el profesor sueco, señala que los bailarines, directores y artistas visuales mostraron enfermedades mentales con menos frecuencia que la población general.
Paul Gauguin padecía depresión e intentó suicidarse. En Tahití produjo una serie de pinturas sensuales como 'El espíritu de los muertos vela'.
El pintor español Francisco de Goya padecía melancolía. Sus cuadros solían representar casos de demencia, aunque también episodios apacibles.
El compositor y pianista Robert Schumann estuvo ingresado en un hospital psiquiátrico tras intentar suicidarse.
Edgar Allan Poe escribió obras de belleza oscura y trágica, como reflejo de su constante batalla contra la depresión.
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