Especial Navideño: El Aguinaldo que se vaaa
Deberían de repartir esta prestación en un mes “aburrido” como marzo, en donde las presiones por gastar son menores y las tentaciones a nuestro alrededor son muchas más.
Adina Chelminsky
Este es el tercero de una serie de seis artículos que enfatizan los principales problemas que enfrenta nuestra cartera durante las fiestas decembrinas y soluciones prácticas para abordar cada uno de ellos, con el objetivo de que todos empecemos 2012 más ricos y más felices.
Deberían de repartir el aguinaldo en un mes “aburrido” como marzo, en donde las presiones por gastar son menores y las tentaciones a nuestro alrededor son muchas más.
Me queda claro que no es coincidencia. La legislación pretendió otorgar esta prestación a los empleados en el mes de mayores gastos. Algo muy útil para solventar el pavo, pero desastroso para el ahorro.
Una de las preguntas más comunes de todas las personas al llegar diciembre es qué hacer con el aguinaldo. Lo irónico es que la mayoría ya tiene en su mente la respuesta a la pregunta: Independientemente de lo que les recomiende cualquier experto financiero, ellos ya saben que el aguinaldo es para gastarlo.
¿No habrá un punto medio entre el gasto de todos los bonos que recibimos a fin de año y la angustia de tener que guardarlo todo?
Claro que lo hay y es justamente ésta la clave para poder aprovechar al máximo este dinero. Si pensamos sólo en gastar el aguinaldo estamos siendo irresponsables, pero la mera idea de tener que guardar todo este dinerito que recibimos es irreal y angustiante. Así es que aquí unos consejos para maximizar el provecho que le sacamos.
1.-No hay soluciones de esquina. No pienses en destinar todo tu aguinaldo a un único propósito. Antes de recibirlo, divídelo en tu mente en dos o tres partes: Una para el gasto, una para repagar deudas y una para ahorrar. No tienen que ser partes iguales, pero sí cada una ser sustancial. O sea, no vale 99 por ciento para gasto y uno por ciento para ahorro y repago de deudas. Si no tienes deudas, divídelo simplemente en dos.
2.-No tengas los ojos más grandes que la cartera. Antes de gastar la parte que vas a destinar a este uso, piensa muy bien en qué lo vas a hacer y confirma que la cantidad que vas a utilizar te vaya a alcanzar, antes de prometerle a los demás o emocionarte. Algo que ocurre muy comúnmente es que planeamos las grandes cosas que vamos a hacer con nuestro aguinaldo y al darnos cuenta que no es suficiente (pero ya le prometimos al regalo a los demás) acabamos endeudándonos o sacando dinero de otros ahorros.
3.-No sólo repagues. Si vas a hacer pagos anticipados de alguna deuda siéntate a platicar con la institución para poder recibir beneficios adicionales por este pronto pago (en los casos que sea posible), así el dinero tendrá un mucho mayor provecho.
4.-¡Ni lo veas! Si el dinero del aguinaldo te quema las manos y tan pronto lo recibes parece desaparecer, pide a tu empleador que te deposite directamente una parte en tu cuenta de ahorros. Así disminuyes la tentación. Si esa cuenta de ahorro es o no la que da mayor rendimiento, no importa, el objetivo inicial es simplemente no tener ese dinero en las manos. Empezando enero ya puedes decidir a qué instrumentos más rentables lo destinas.
5.- No olvides otro gasto muy importante. Si puedes, destina una parte de tu aguinaldo a hacer un donativo a alguna institución de beneficencia (elige la causa más cercana a tu corazón y vigila que la institución esté bien conformada, respaldada y auditada), no hay mejor manera en la que puedes gastar tu dinero.
*Especialista en finanzas personales.
Doktor Dinero
adina@doctordinero.com
www.doktordinero.com
II. Especial navideño: No soy yo, es la tradición
Muchas veces los gastos de esta época ni los hacemos con gusto. Son tan “voluntariamente a fuerzas” que nos pasamos diciembre sufriendo por los regalos, las comidas, la decoración…
Adina Chelminsky
Este es el segundo artículo, de una serie de seis, en donde abordaremos los principales problemas financieros-navideños y su solución:
Alguna vez leí un dicho que decía: “Tradición es la manera de explicar cuando actuamos sin pensar”. De esta manera, cada vez que se nos cuestiona por qué hacemos esto o aquello y respondemos “es que es una tradición de mi familia/país/religión/etcétera”, evitamos cualquier responsabilidad sobre nuestros actos. Puede ser que ni siquiera nosotros estemos muy de acuerdo con nuestro actuar, pero si es una tradición ni siquiera lo cuestionamos. Hay que rendirse ante lo “inevitable”.
Las fiestas decembrinas están llenas de estas tradiciones que son como lobos en piel de oveja. Es tradición empacharse en la cena del 24 y en el recalentado del 25 (y luego lloramos ante la báscula el primero de enero); es tradición emborracharse en las posadas, preposadas, Año Nuevo… Y, la peor de estas “tradiciones”: hay que gastar y gastar y gastar. Gastos que acaban con nuestros ahorros y revientan nuestro nivel de deudas.
Irónicamente, muchas veces estos gastos tradicionales ya ni siquiera los hacemos con gusto. Se vuelven una tradición tan “voluntariamente a fuerzas” que nos pasamos diciembre sufriendo los gastos de los regalos, las comidas, la decoración…
Así es que he aquí una serie de consejos prácticos para dejar a un lado la “tradición”, gastar menos y empezar el año con la cartera más llena y el corazón más contento:
• Querer no es poder… Antes de empezar la temporada decembrina evalúa tus finanzas y haz cuentas de lo que PUEDES gastar. Elabora un presupuesto en donde marques cuánto vas a gastar en regalos, cuánto en vacaciones y cuánto en fiestas.
• Haz una lista Y REVÍSALA DOS VECES… La clave para no gastar de más en esta temporada es sencillamente dar menos regalos. Elimina de tu lista a aquellas personas a quienes regalas sólo por compromiso o que el regalo sea innecesario. Puede sonar cursi, pero mandar una tarjeta bonita escrita a mano es una bellísima tradición. Tus amigos te lo van a agradecer. Al recortar tu lista de regalos les permites a ellos recortar también la suya. Maravilloso regalo en una época en donde todos vivimos apretados.
• Poco y bueno. En cuestión de regalos opta por regalar mejores cosas aunque sea en menor cantidad. Si tienes 500 pesos asignados para tu esposa, es mejor comprar un collar de este precio que tres piezas diferentes de 180 pesos cada una.
• Sólo efectivo. Una buena estrategia a seguir es gastar puro efectivo. A mediados de diciembre cambia a billetes todo el dinero que piensas gastar (¡ojo con guardarlo en un lugar seguro!) y encierra tus tarjetas de crédito fuera de tu vista. Esto además de ser una excelente manera para no gastar de más (una vez que se acabó el dinero, punto), te ayuda a ser más cuidadoso con tus gastos (no es lo mismo firmar que desembolsar el dinero) y es una garantía de no endeudarte que te permitirá empezar el año nuevo sin la cruda de gasto.
• En sus marcas, listos, fuera. Inicia tus compras navideñas lo antes posible. Las compras de última hora sólo llevan a la desesperación y al derroche. O, por el contrario, da “pagarés de regalo”, en donde compres el regalo prometido aprovechando las baratas postnavideñas.
• Todos para uno. En lugares donde todo el mundo tiene muchos compromisos, la oficina, por ejemplo, organiza un esquema de “amigo secreto” en donde cada quien sea responsable de regalarle sólo a una persona en particular.
• Come menos. Reduce al máximo las comidas y cenas de fin de año (con los de la oficina, con los cuates, con los clientes…); elige cuidadosamente a cuáles de ellas asistir.
La próxima semana hablaremos de qué hacer con ese dinerito extra que tanto nos quema las bolsas: el aguinaldo.
*Especialista en finanzas personales.
Doktor Dinero adina@doctordinero.com
www.doktordinero.com
I. Especial navideño: la cuesta de enero empieza aquí
Para la mayor parte de las familias mexicanas, incluso aquellas que durante todo el año son cuidadosas con sus finanzas personales, la temporada navideña presenta un reto especial.
Adina Chelminsky
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Nada más empieza noviembre (y limpian los arreglos del Día de Muertos) y la temporada navideña está oficialmente inaugurada. Entre los villancicos en el altavoz del supermercado y las ofertas prenavideñas, a algunos les empieza a inundar un sentimiento de festividad decembrina. A otros les empieza el sentimiento de angustia por la cantidad de gastos y presión por gastar que la temporada implica.
La cuesta de enero se empieza a gestar cuando aparece el primer Santa Claus decorando un aparador. Para la mayor parte de las familias mexicanas, incluso aquellas que durante todo el año son cuidadosas con sus finanzas personales, la temporada navideña presenta un reto especial. Y muchas veces el sucumbir ante este reto hace que, una vez más, empecemos enero plagados de deudas y de angustias.
Dado que la anticipación es la madre de muchas de las virtudes financieras, esta columna se dedicará desde hoy, y durante todo noviembre y diciembre, a tratar diferentes aspectos de los retos de dinero que enfrentamos en la temporada de fin de año; esperando que así podamos iniciar 2012 con la cartera más llena y el corazón igual de contento.
¿Por qué gastamos lo que gastamos?
Para poder elaborar una estrategia congruente que nos permita tomar las mejores decisiones financieras en fin de año, lo primero que tenemos que hacer es entender las causas del exceso en gasto. Pueden algunas parecer lógicas, pero vale la pena puntualizarlas y ponerlas en contexto:
1. Es “tradición” gastar y regalar en esta temporada. Cierto, la Navidad está caracterizada por los regalos, pero ¡ojo!, cada vez que queremos poner un pretexto a nuestro mal manejo financiero lo justificamos como una “tradición”. La tradición navideña se ha convertido en la competencia por comprar los mejores, últimos y más caros regalos a costa de nuestra cartera. En el momento que enfatizamos el placer que debe ser regalar, podemos recortar muchos de los regalos inútiles y extra caros que damos.
2. Hay más dinero. Fin de año es época de bonos y aguinaldos y en el momento en que tenemos el dinero (o la mera expectativa de que lo vamos a recibir) genera en nuestro cerebro una percepción de riqueza que distorsiona las decisiones que tomamos. Los límites que tenemos el resto del año se relajan porque nos asumimos más ricos. El problema es que esta riqueza es temporal (no nos aumentaron el sueldo, es sólo un shot de dinero) y que los ojos nos crecen más que la cartera, por cada peso que recibimos de dinero extra nuestras necesidades de gasto crecen en dos.
3. Hay más presión por gastar. El cliché de que vivimos en un mundo “consumista” es cierto y se intensifica en estos meses. Los anuncios, las ofertas, las promociones, las cosas lindas que vemos, lo que el vecino presume haber comprado, todos estos impulsos nos hacen querer más. Y nadie es inmune a estas presiones, sobre todo cuando tenemos hijos y las presiones nos llegan por triplicado.
4. Hay un ambiente festivo que permea todas nuestras decisiones. No es sólo el alcohol o la fiesta o la comida, en el ambiente hay una sensación de relajación y de felicidad que hace que nos fijemos menos en los límites. Es muy curioso pero incluso la gente que no celebra la Navidad (me incluyo, por obvias razones religiosas, en este grupo) tienda a relajar más sus patrones de gasto y de atención a sus finanzas personales.
5. Limpiamos culpas. Sí, es cierto. Queramos o no aceptarlo nos han enseñado tácitamente (y de manera errónea) que el dinero soluciona muchas cosas, que si bien no compra el amor definitivamente alivia nuestra conciencia culposa. El regalo grande a la mamá que tenemos meses sin visitar o el exceso de videojuego para los niños porque trabajamos mucho durante el año, el ofrecer pagar toda la cuenta de la cena porque me siento mal con los amigos a los que no les presté dinero… Caso tras caso de gastos que pretenden ser paliativos para problemas más profundos. Estos gastos no sólo no solucionan el problema de fondo, además causan problemas nuevos.
En las próximas semanas iremos aterrizando y dando soluciones a cada uno de estos problemas.
Empecemos a celebrar las fiestas decembrinas desde hoy. Privilegiando lo más importante: la riqueza emocional de nuestra familia y, también, el buen manejo del dinero.
*Especialista en finanzas personales.
Doktor Dinero
adina@doktordinero.com
www.doktordinero.com
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