viernes, 17 de agosto de 2012

EL DICTADOR CON SACHA BARON COHEN




NUNCA TE HAS REÍDO TANTO, HASTA VER EL DICTADOR:



¡No te la pierdas!

REFORMA publica hoy, 19 de agosto, una entrevista con EL DICTADOR quien habla de la política mexicana: ¡SONRÍE!


Entrevista / General Aladeen: '¡Felicidades a Peña Nieto!'


Por Alberto Ramírez

General Aladeen. Polémico como todos los personajes de Sacha Baron Cohen, el gobernante de Wadiya (en el nuevo filme El Dictador) da consejos a EPN, a AMLO y se ríe de Josefina Vázquez Mota



(19 agosto 2012).- El General Aladeen, el "heroico" líder supremo de Wadiya que en El Dictador (2012) arriesga su vida para asegurarse que la democracia nunca llegue al país que tanto ama oprimir, no le teme a la polémica.

Ya sea tirando las cenizas de su mejor amigo Kim Jong-Il sobre Ryan Seacrest en la alfombra roja de los Óscares o "matando" a Elisabetta Canalis y arrojando su cuerpo desde un yate en Cannes, el dictador parece no tener límites.

Éste se une a Ali G (Ali G en el Parlamento, 2002), Borat Sagdiyev (Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan, 2006) y Brüno (Brüno, 2009) en la lista de personajes polémicos, racistas, xenófobos y sexistas -por mencionar sólo algunos adjetivos- de Sacha Baron Cohen, cuya intención es ridiculizar a la cultura norteamericana.

Sin embargo, suele llevarse "entre las patas" a cualquier persona, cosa o nación que se le ponga enfrente.

Con motivo del estreno de su película en México el próximo viernes 24 de agosto, el General Aladeen hizo un espacio en su apretada agenda para contestar algunas preguntas a TOP Magazzine.

Advertencia: léala bajo su propio riesgo.



Parece que muchos mexicanos no querrán su amistad... sobre todo nuestros ex candidatos a la Presidencia de la República.



¿Ha visto su película 'El Dictador'? De manera honesta -como usted siempre habla-, ¿cómo la describiría y por qué los mexicanos debemos verla?

"Me gustaría decir que vayan a ver la película porque muestra el fin de la 'primavera árabe', la reencarnación de mi querido amigo Kim Jong-Il y la total aniquilación de Israel, pero eso, desafortunadamente, sería hablar un poco de más.

"Sin embargo, definitivamente pueden esperar verme humillar a Sir Ben Kingsley y penetrar el 'melawach' de Megan Fox, lo cuál es una segunda razón muy buena.

"También, ha sido increíblemente bien recibida, los críticos la AMARON. El New York Times dijo que es una película que 'debes ver' -lo cual es correcto; la tienen que ver o no puedo garantizar la seguridad de sus familias-, y el tipo de la revista Time dijo que cuando la vio, estaba 'pegado a su asiento'. No es estrictamente verdadero ya que en realidad estaba clavado".



Parece que ha tenido mucha diversión con varias estrellas de Hollywood como lo hace con Megan Fox en su película. ¿Qué celebridad fue la mejor en la cama y cuál fue la peor? ¿Quién fue la más cara y cuál la más barata?

"La mejor en la cama fue Salma Hayek, no por el sexo sino porque después lavó las sábanas y luego de-sempolvó y aspiró mi palacio completo.

"La peor en la cama fue cuando tuve a dos Olsens al mismo tiempo: Mary-Kate estuvo bien pero su papá se 'pedorreó' mucho.

"La más barata fue Lindsay Lohan, de hecho la adquirí a través de Groupon (sitio de certificados de regalo con descuento) ".



La cinta está dedicada a la memoria de su querido amigo Kim Jong-Il. ¿Ha estado en contacto con su hijo?

"Sí, estoy en contacto constante con el hijo gordo de Kim Jong-Il, Kim Jong-Un. Parece haber tenido un inicio prometedor -estoy encantado que continúe con las pruebas de sus misiles nucleares en septiembre y me deleitó que haya anunciado que Wadiya lo está proveyendo del carbón que necesita para la energía-.

"En términos de su look, Kim Jong-Un está experimentando todavía: me dice que no se puede decidir entre el look de 'Elvis gordo' o el de 'Elvis militar', así es que actualmente usa los dos".



¿Qué lo hace a usted un gran líder?

"Es porque trato a mi gente de manera equitativa. No importa si son hombres, mujeres, negros, amarillos, blancos, heterosexuales o gays, todos tienen exactamente los mismos derechos: absolutamente ninguno.

"De hecho, ¿dije gay? Puedes ignorar eso porque no hay un solo homosexual en Wadiya".



Como una importante figura política en el mundo, ¿cuál es su opinión de México?

"Realmente no conozco mucho de México. De hecho, sé que esto podrá sonar insultante, pero conozco tan poquito que ni siquiera quiero bombardearlos.

"Sin embargo, planeo ser más cercano a México -literalmente- ya que invadiré y colonizaré Guatemala".



¿Qué haría para mejorar como País a México?

"Creo que uno de los problemas evidentes de México es la educación, tienen mucha. Me desharía inmediatamente de la televisión y del internet.

"Hice lo mismo en Wadiya y los resultados han sido sobresalientes. Aunque a veces me arrepiento que la gente no esté en Facebook, ya que sería mucho más fácil espiarlos".



Recientemente tuvimos elecciones en México. El partido político que gobernó al País por 70 años regresó al poder. ¿Qué comentarios tiene al respecto?

"¡Felicidades! Amo cuando una vieja dinastía gobernante reclama el poder e instala un nuevo dictador.

"Ya sabes, por ejemplo, tengo mucho respeto por la Reina Isabel de Inglaterra -primero por asesinar al imbécil tartamudo de su padre a tan joven edad y luego evadiendo los intentos de asesinato de su hijo por 60 años mientras se niega a permitir que la gente vote por otra reina, siquiera una vez-.

"¡Éso es lo que llamo una dictadura! También admiro el ejemplo que ha puesto a otras mujeres al nunca haber tenido un trabajo o siquiera manejar un coche".



Cuál es su perspectiva de los candidatos que tuvimos en México: -Enrique Peña Nieto, el virtual ganador. Para muchos, un hombre guapo que se casó con una estrella de telenovela. Cuando lo cuestionaron sobre sus libros favoritos, nombró La Biblia y no pudo decir correctamente otros libros ni sus autores.

"Amo a este tipo y obviamente tengo mucho respeto por cualquier líder que duerme con actrices de telenovelas , yo me he acostado con más de 6 mil.

"También entiendo el problema que mencionas con el alfabetismo, en Wadiya sufrimos de esto: actualmente, 1 de 4 wadiyanos pueden leer. Quiero mejorar este número en 5 años y lograr que 1 de cada 100 pueda leer".



-Andrés Manuel López Obrador, el segundo lugar. Perdió las elecciones del 2006 alegando que le fueron robadas e incluso se autonombró "Presidente Legítimo de México". Volvió a perder este año y no ha aceptado su derrota, diciendo que el ganador compró los votos de la gente.

"Siento pena por él, para mí, éste es el problema con la democracia, es completamente injusto que el ganador sea el que más votos tiene.

"También me entristece que haya tanto fraude electoral en el mundo. Me siento orgulloso de decir que esto sería imposible en Wadiya, ya que el único nombre en las boletas electorales es el mío".



-Josefina Vázquez Mota, el tercer lugar. Una mujer.

"¡Qué encantador que permitan que una mujer se postule para gobernar! Amo cuando a las hembras les dan puestos de responsabilidad. Es como poner a un perro sobre patines, no significa absolutamente nada para ellas, pero es tan adorable para el resto de nosotros verlas".



Felipe Calderón, Presidente de México, dejará el poder al final del año. ¿Qué le aconsejaría para el último movimiento de su gobierno?

"Obviamente debe disolver su gobierno. Literalmente, poniéndolos en un gran tanque de ácido. No quiere ex ministros hablando de él cuando ya no tenga poder sobre ellos, y menos cuando La Haya está a sólo un vuelo de 10 horas".



Si pudiera compartir su sabiduría con el siguiente Presidente de México, Enrique Peña Nieto, ¿qué le diría?

"Le daría un consejo de cómo ser un buen dictador que Muammar Gaddafi me dio a mí: nunca uses ropa que el mundo occidental pueda ridiculizar.

"Yo compro mis trajes de John Galliano, pero los calcetines son de Wal-Mart. ¿Para qué desperdiciar dinero? 'Calcetines son calcetines', Saddam me dijo eso.

"Por cierto, si sabes de alguien que quiera overoles grises extra chicos de Dolce & Gabbana, no dudes en decírmelo, Kim Jong-Il me dejó 300 en su testamento y no caben siquiera en un brazo de su hijo gordo, Kim Jong-Un".



¿Conoce a Sacha Baron Cohen? ¿Cuál es su opinión de él?

"Sí. ¡Amamos a ese tipo! Su trabajo ha llegado a mi país, al igual que su esposa (la actriz Isla Fisher): más amigable que Megan Fox y más barata que Pippa Middleton".



¿Ha hablado con él? ¿Mencionó algo sobre un proyecto fílmico de Freddie Mercury?"Hay muy buenas posibilidades de que interprete al gran cantante y conocido mujeriego, Freddie Mercury, en algún punto en el futuro".







Wadiya y su dictador

La (ficticia) nación de Wadiya se encuentra al este de Sudán en el norte de África. Según la biografía oficial, su líder, el General Aladeen, nació en 1973 y asumió el poder a los 7 años tras la muerte accidental de su padre Omar por 97 balazos y una granada perdida.

Su amistad con otros ex líderes del mundo como los fallecidos Muammar Gaddafi, Kim Jong-Il y Saddam Hussein, es muy conocida, al igual que su rivalidad con el occidente.

Por tal motivo, el "general, coronel, doctor Aladeen, presidente-de-por-vida demócrata, invencible y triunfador comandante, jefe de oftalmología, brillante genio de la humanidad, excelente nadador (incluyendo nado de mariposa) y amado opresor y protector sin escrúpulos del preciado, pero prescindible pueblo de Wadiya", tendrá que enfrentar a su peor enemigo: la democracia (y a Estados Unidos).





Sasha Baron Cohen

Comediante nacido en Londres, Inglaterra, en 1971. Es egresado de la Universidad de Cambridge donde empezó a desarrollarse en la actuación al participar en obras como El Violinista en el Tejado y Cyrano de Bergerac.

Tomó clases en la Ecole Philippe Gaulier en París, bajo la tutela del renombrado payaso y maestro de teatro, Philippe Gaulier.

Cohen adquirió notoriedad en su país gracias al programa televisivo 11 O'Clock Show, al cual entró a través de una cinta de audición en el que interpretaba a un reportero albano llamado Kristo (el cual más adelante evolucionaría al kazajo Borat).

Al poco tiempo creó a Ali G, el cual acaparó la atención del público por avergonzar a sus entrevistados con preguntas inesperadas y sin que ellos supieran que se trataba de un comediante.

En el 2000, este personaje tendría su propio programa, Da Ali G Show, el cual ganó dos BAFTA y estuvo nominado a varios Emmys.

Llamó la atención del mundo entero gracias al falso documental Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan (2006), con el que ganó el Globo de Oro a Mejor Actor Cómico y obtuvo una nominación al Óscar por el guión.

Por éste y su siguiente falso documental, Brüno (2009), el actor ha estado envuelto en diversos conflictos legales, ha recibido amenazas y es continuamente acusado de racista.Ahora regresa con El Dictador (2012), cinta de ficción que deja atrás el formato de falso documental.




 


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Fecha de publicación: 19 agosto 2012


UN TEXTO QUE SE ESTÁN ARREBATANDO EN LIBRERÍAS: "SAM NO ES MI TÍO" ENTÉRATE POR QUÉ, ES OBVIO:


Haz clic en  http://http://bit.ly/MCsdbJ 

http://


"Relatos de la microhistoria americana contemporánea. Donde las eternas migraciones, la violencia, las partidas y los regresos, el éxito y la derrota, los cruces lingüísticos y culturales, el racismo y la xenofobia cohabitan dentro de un relato que permanecerá siempre incompleto".



Daniel Alarcón (Peru)
Jon Lee Anderson (United States)
Joaquín Botero (Colombia)
João Paolo Cuenca (Brazil)
André de Leones (Brazil)
Aileen El-Kadi (Argentina)
Gabriela Esquivada (Argentina)
Diego Fonseca (Argentina)
Eduardo Halfon (Guatemala)
Yuri Herrera (Mexico)
Hernán Iglesias Illa (Argentina)
Andrea Jeftanovic (Chile)
Camilo Jiménez (Colombia)
Juan Pablo Meneses (Chile)
Diego Enrique Osorno (Mexico)
Guillermo Osorno (Mexico)
Edmundo Paz Soldán (Bolivia)
Claudia Piñeiro (Argentina)
Carola Saavedra (Chile)
Ilán Stavans (Mexico)
Wilbert Torre (Mexico)
Eloy Urroz (Mexico)
Jorge Volpi (Mexico)
http

CORONADA DE MOSCAS de MARGO GLANTZ inaugura una nueva colección de SEXTO PISO: FELICIDADES

CORONADA DE MOSCAS,

DE MARGO GLANTZ,

SE PRESENTA EN EL D.F.







Festeja Sexto Piso 10 años con la edición de  'Coronada de moscas':  los viajes de Margo Glantz por la India, ya en librerías. (Es el primer título de la nueva colección)
Por Jorge Ricardo

Ciudad de México  (16 agosto 2012).-   La editorial Sexto Piso cumplió diez años y para sus fundadores, los hermanos Rabasa, la década es como un centro de abastecimiento para prepararse para un maratón mucho más largo.

"Teníamos algo de temor de no cruzar esa barrera que es prueba de fuego para todas las editoriales", dijo ayer Eduardo Rabasa. A los diez años, recordó, a la española Anagrama le iba tan mal que sólo un gran éxito como La conjura de los necios, de Kennedy Toole, pudo llevarlos adelante.

Anagrama tiene ahora 43 años y es la editorial en español con más prestigio. A Sexto Piso no le va tan mal, incluso será en 2012 cuando más títulos hayan publicado, 37, pero aun así, Rabasa anunció algunos cambios de abastecimiento.

Se han rediseñado sus colecciones de Narrativa, Ensayo y de obras Ilustradas para resaltarlas en las mesas de novedades. "Siempre hemos buscado que el diseño sea un complemento digno del contenido", dijo el editor.

Pero lo más interesante quizás sea la creación de una nueva colección llamada Realidades, especializada en crónicas y relatos de viajes. Coronada de moscas, con los viajes de Margo Glantz por la India, ya en librerías, es el primer título. En octubre saldrá, del corresponsal de guerra estadounidense Jon Lee Anderson, La herencia colonial y otras maldiciones. Crónicas de África.

No son las únicas novedades, por supuesto. Sexto Piso anunció esta noche, en una conferencia de prensa en un bar de la Colonia Roma, todos los títulos hasta diciembre y un avance para 2013, entre los que se encuentran los fichajes, por decirle de algún modo, del estadounidense Francisco Goldman y del argentino Liniers.

Entre los nuevos títulos se encuentran los ensayos de Luigi Amara, La escuela del aburrimiento, y de Morris Berman, Las raíces del fracaso americano, una obra ésta que cierra la trilogía que él llama la caída del imperio estadounidense.

En octubre, además de las crónicas de Anderson, aparecerá El coloquio de los pájaros, una adaptación gráfica de un poema persa realizada por Peter Sís quien con ella ganó el premio Hans Christian Anderson. También saldrá a la venta Macanudo, una antología de la tira gráfica de Liniers –"el nuevo Quino", lo llamó Rabasa-, quien vendrá a México a dar un espectáculo junto con su compatriota músico Kevin Johansen.

En noviembre, la colección de Sexto Piso Ilustrado publicará su segunda novela gráfica. Se trata de Pancho Villa y la toma de Zacatecas, con guión de Paco Ignacio Taibo II y dibujos de Eko. Esa misma serie reeditará de Jis Sepa la bola.

"El mejor libro de cómic mexicano publicado en los recientes diez años", a decir de Rabasa.

Antes de que termine noviembre saldrá el cuarto libro del serbio Goran Petrovik publicado por la editorial mexicana, El cerco de la iglesia de la Santa Salvación.

De Francisco Goldman se publicará en diciembre Di su nombre, una novela, si puede decirse, sin ficción acerca de la trágica muerte en 2002 de su esposa, una joven mexicana, Aurora, a quien en Mazunte una ola le rompió la columna vertebral. "Escribí el libro desde la locura", ha dicho el escritor de origen guatemalteco.

Ese mes también habrá de publicarse un título que, a decir de Eduardo Rabasa, indica la intención de crecimiento de la editorial que tiene una sede también en España.

Del escritor disidente chino Liao Yiwu, preso en su país, luego exiliado en Alemania saldrá El paseante de cadáveres, un conjunto de crónicas sobre la China rural y que han ganado el Premio de la Paz de la Feria de Frankfurt. Aparte de ser un gran libro, dijo el editor, con él se muestra que han comenzado a mirar al continente Asiático. "Nos dimos cuenta de que estábamos enfocándonos sólo a la literatura Inglesa y Francesa".

Para 2013 anunciaron obras de Christoppher Isherwood, Kevin Powers, Jonny Ruzzo y Bruce Chatwin.

Como se ve han sido diez buenos años. Pero el camino editorial es muy largo. Diego y Eduardo Rabasa han querido compartir algo de lo aprendió. Así que, junto con la Casa Refugio Citlaltépetl, impartirán su primer Diplomado, del 7 de febrero al 20 de junio, tres horas semanales con profesionales de varias empresas editoriales.


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ESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
http://www.reforma.com/cultura/articulo/1336236/






Documenta Glantz su paso por la India

La autora recuerda todo cuanto vio en destinos como Agra, Delhi, Bombay, Rajastán, Kajuraho, Udaipur

Por Oscar Cid de León. REFORMA

Ciudad de México  (21 agosto 2012).-   "Como sucede con todo deseo, la realidad es inexacta al deseo, al imaginario del deseo... aunque a veces lo sobrepasa", advierte Margo Glantz.

Un deseo constante siempre fue la India, la cual visitó por primera vez en 2004. A partir de entonces vendrían tres viajes.

"Mi persecución de ese deseo era el de un amor imposible que, en última instancia, fue el de un amor desgraciado; intenso, pero desgraciado".

Se refiere al encuentro con aquel mundo a propósito de la publicación de Coronada de moscas, un libro editado por Sexto Piso, bajo el sello de su nueva colección, Realidades, que reúne sus experiencias a lo largo de un país que la obsesionaba y que la dejó en shock.

La India la llevaría a asomarse tanto al infierno como al paraíso, aunque podría decirse que de manera superficial, por su calidad de turista, pero también de forma más expuesta, esto debido a la virginidad de toda mirada que se adentra en territorios nuevos.

"La vitalidad de la India es absolutamente extraordinaria, es la vitalidad en todos los aspectos más terribles pero también más extraordinarios", expresa en entrevista la escritora y ensayista: "Todo está allí a flor de piel, lo bello y lo terrible, y se confunde. Me parece que la vida es eso: uno trata de separar lo feo de lo maravilloso y trata de no ocuparse de ciertas cosas que nos son desagradables. En la India no se puede; uno está expuesto a la vida en su más asombrosa presencia, y eso es extraordinario".

El tamaño de ese asombro nunca antes lo había experimentado, asegura quien, en Coronada de moscas, revela los impactos de todo cuanto vio en destinos como Agra, Delhi, Bombay, Rajastán, Kajuraho, Udaipur.

Mientras conversa con REFORMA, se recuerda en el Hotel Ganges View de Varanasi. Se lo había recomendado Graciela Iturbide porque era una maravilla, un remanso, "etcétera", enlista la escritora, y en el "etcétera" iba la mejor de las vistas al río sagrado, del que de pronto provenían murmullos de ceremonias tradicionales que alcanzaban las ventanas, introduciéndose, suaves, en las confortables habitaciones. "Todo tan lindo".

Pero abajo, la película era otra.

Más allá de los enfermos bañándose en el Ganges, le impresionaría una pequeña de unos siete años que mendigaba, con su bracito extendido, la piel negruzca. "Esa imagen me sobrecogió", cuenta Glantz: "Me produjo a la vez compasión e ira; ira porque era tal la exhibición de la miseria que me generaría resquemor y una violencia interior".

En otra ocasión, cuenta en el libro, en un mercado de Jodhpur, conocería a un adolescente jainita que atendía junto a su padre y a su abuelo un almacén. Éste le contaba que los profesos de su religión no sólo eran vegetarianos, sino que tenían prohibido comer hortalizas por crecer debajo de la tierra; la creencia dictaba que su condición las hacía contener un mayor número de bacterias y, por consiguiente, más vida susceptible a destruirse al momento de llevarlas a la boca.

Glantz ya estaba enternecida, pero se enterneció más cuando el muchacho añadió otro de sus deberes como jainita: privarse de algo que le gustara mucho, en su caso, el té.

El título del libro, dedicado a sus nietos, de su "abuela viajera", lo toma de unos versos de Blanca Varela: "más antigua y oscura que la muerte / a mi lado / coronada de moscas / pasó la vida".

Se trata de un libro desde la vejez. Bajo un escenario con el de la India, el nombre le pareció adecuado.

Coronada de moscas se presentará el jueves 23, a las 19:00 horas, en la Librería Octavio Paz del FCE. Acompañará a la autora Julio Patán.

La India en imágenes
Coronada de moscas, reúne, además de las reflexiones de Margo Glantz sobre la India, imágenes de su hija, la fotógrafa Alina López Cámara, quien, junto a otras personas, entre ellas una segunda hija y el escritor Mario Bellatin, la acompañó en el primero de los viajes al país asiático.

"Me pareció importante que Alina y yo estuviéramos hermanadas en un libro a través de dos miradas parecidas, pero muy distintas", explica Glantz.

El volumen reproduce 60 de un millar de imágenes registradas por López Cámara.


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http://www.reforma.com/cultura/articulo/1336976/
Fecha de publicación: 20-Ago-2012

EN EL BLOG DE GUILLERMO ZAMBRANO: ALFORJA DE LETRAS, DIGNO DE SER COMENTADO.



VIERNES, 17 DE AGOSTO DE 2012

Estupidez y cobardía de algunos generales mexicanos
México por asalto (fragmento)

A la vera del camino por el que John cabalgaba, metido en sus reflexiones, había barracas de madera y chozas de piedra y adobe. Los habitantes del trayecto a Saltillo veían desde las puertas de sus humildes viviendas, con una sensación de fatalidad irreparable impresa en las miradas, a los soldados mexicanos, derrotados y cargando a sus heridos.
Sin que nadie pudiera explicarlo, el 24 de septiembre de 1846 Ampudia y Taylor habían acordado un inesperado cese al fuego.
Y después de esa tregua, durante la madrugada del día siguiente, en una larga caravana de elegantes carrozas jaladas por cuatro caballos cada una, Ampudia y sus más cercanos oficiales, en compañía de algunas familias ricas de la Sultana del Norte, tomaron el camino que iba de Monterrey a Saltillo, custodiados por soldados de a pie y a caballo.
Tras la salida de Ampudia, las tropas estadounidenses habían dejado de disparar contra la población civil. Los soldados y oficiales de Taylor se dieron a la tarea de recorrer las calles de Monterrey para restaurar la paz. Los últimos disparos habían hecho que dos hombres cayeran fulminados desde una azotea, donde se habían parapetado para matar a pedradas a los invasores.
Aunque era el jefe supremo del ejército de México, Ampudia ofreció capitular sin el menor remordimiento, como lo había hecho en Matamoros, y entregar la plaza en términos que mantendrían, según él, la integridad y el honor de su fuerza.
Gracias a la superioridad de su ejército, Taylor exigió al principio la rendición total de Ampudia y sus hombres, pero después de negociar, concedió la capitulación, lo que permitió que todos los soldados mexicanos se retiraran más allá de una línea al sur y al oeste de la ciudad, para iniciar su larga marcha hacia Saltillo.
Desolado, sin saber aún si había hecho bien al desertar –dos veces ya–, de los ejércitos que lo habían alimentado, lo habían entrenado y le habían dado una razón a su vida, John recordó esa mañana, cabalgando delante del Batallón de San Patricio, el último día de luchas despiadadas, cuerpo a cuerpo, en las calles de la ciudad, antes de que Ampudia hubiera decidido huir al sur y dejar de presentar batalla.
“¡Hay que romperles la madre a esos putos!”, había dicho con vehemencia un soldado raso que estaba al lado de John, justo antes de recibir en un ojo un disparo de mosquete que lo lanzó por los aires.
“¡Hijos de puta!” había dicho Ordóñez y había cargado, él solo, sin tomar ninguna precaución, con su espada desenvainada, contra cuatro soldados de Taylor parapetados detrás de un edificio de ladrillos rojos en una de las esquinas de la Plaza de la Purísima, en el corazón de la ciudad de Monterrey.
En un santiamén, sobre los sudorosos y brillantes lomos de su caballo, Ordóñez había logrado decapitar a los cuatro jóvenes estadounidenses y había logrado regresar ileso a donde estaban sus hombres, tratando de defender el puente de la Purísima.
Las escenas que recordaba John de las luchas cuerpo a cuerpo en las calles de Monterrey, cuando los civiles regiomontanos pelearon con tanto valor en defensa de su ciudad, eran horribles: una mano amputada tirada por ahí, por allá un pie, y más lejos una cabeza cercenada, y todas esas partes lejos del resto de los cuerpos... y los ríos de sangre que bañaban las aceras y las calles... y los caballos y hombres muertos, despatarrados.
Los enemigos de Ampudia dentro de las filas del ejército mexicano dijeron después que habrían peleado hasta el fin si él se hubiera quedado, y lo culparon por no resistir lo suficiente y por destruir muchas casas en Monterrey en sus esfuerzos de transformar a la ciudad en una fortaleza.
Cuando Ampudia capituló, Taylor entró a la ciudad con gran arrogancia, montado sobre los lomos de Old Whitey, su inseparable caballo blanco, rodeado de sus más cercanos oficiales. Llevaba la cabeza cubierta con su gorra de general, pero al llegar a la plaza, se destocó frente al templo de la Purísima, en señal de respeto.
En un mensaje enviado al general Mariano Salas, presidente de México, Ampudia justificó su capitulación bajo el criterio de que había preservado el “honor” militar de sus tropas.
El general nacido en La Habana, que tampoco había confrontado a Taylor en Palo Alto ni en la Resaca de Guerrero, que había entregado Matamoros, y ahora Monterrey, además de lograr que su enemigo político, el general Arista fuera juzgado en un tribunal militar, y de manchar con sus insidias el nombre del general Francisco Mejía, agregó en su misiva que quería mantener intactas sus fuerzas para pelear contra el ejército invasor en otras batallas “que serán heroicas y decisivas”.
Las continuas derrotas y la entrega de ciudades importantes en el norte del país habían comenzado a provocar en México, cada vez más, reacciones en contra del general Marinao Paredes y su gobierno, así que el 6 de agosto de 1846 el general Mariano Salas le dio un golpe de Estado a Paredes, y se proclamó presidente.
El creciente malestar ayudó a que los federalistas, que seguían insistiendo en imponer su visión política al país, se fortalecieran y pudieran llamar de nuevo a Santa Anna, quien desembarcó en Veracruz a fines de agosto de 1846.
A principios de agosto de 1846, a pesar de que el norte del país estaba siendo invadido por fuerzas estadounidenses desde varios flancos, el general Mariano Salas se había levantado en contra del general Mariano Paredes y había tomado el poder en la ciudad de México.
Y Santa Anna, al llegar a Veracruz, había aprovechado el caos político para hacer un viaje relámpago a la ciudad de México donde anunció, entre los elogios de sus partidarios, que no quería ser presidente, sino el hijo más humilde de la Patria, y se marchó rápidamente –rodeado de las alabanzas sin las cuales no podía vivir–, hacia San Luis Potosí, al mando de un ejército de casi dieciocho mil hombres, a enfrentar a Taylor. Salas cuya fidelidad a Santa Anna era bien conocida, gobernó desde el 6 de agosto hasta el 23 de diciembre de 1846, puso en vigor la Constitución de 1824 y convocó al Congreso Federal, que nombró presidente, una vez más, a Santa Anna, y vicepresidente, una vez más también, a Valentín Gómez Farias.
Santa Anna no quiso, esta vez tampoco, ejercer las funciones de jefe del Ejecutivo para dedicarse “a combatir hasta la muerte”, dijo, al invasor, y designó como presidente, una vez más, a Gómez Farias, quien estuvo en el cargo del 24 de diciembre de 1846 al 20 de marzo de 1847.
Lo primero que hizo Santa Anna al tomar el mando del ejército mexicano, fue amonestar a Ampudia por haber intentado defender Monterrey, arriesgando a sus hombres, le dijo, en una plaza donde no podía vencer.
Santa Anna estaba seguro que Taylor intentaría pasar con sus hombres por una de las gargantas de la Sierra Madre Oriental, la de Saltillo o la de Tula, para después caer sobre San Luis Potosí, trescientos kilómetros al sur de Saltillo, y que otra fuerza estadounidense trataría de asegurar el puerto de Tampico, para establecer líneas de abastecimiento para la campaña terrestre.
Taylor sabía que los pasos o gargantas a través de la Sierra Madre Oriental se abrían en un terreno amplio e inhóspito, entre Saltillo y el cuartel de Santa Anna, en San Luis Potosí. Y sabía también que cualquier fuerza mexicana, operando al norte de Saltillo, o al este de Tula, estaría fuera del control diario por parte de Santa Anna, pero estaba consciente de que cualquier fuerza estadounidense, emplazada más allá de Saltillo o Tula, encontraría serias dificultades para abastecerse.
Santa Anna le ordenó a Ampudia defender “hasta la muerte” la garganta de Saltillo, y mandó a otras fuerzas a proteger la de Tula.
Luego de la inesperada tregua de Monterrey, Polk reprendió a Taylor con severidad por haber pactado un cese al fuego que le permitió a Ampudia escapar al sur con cuatro mil soldados bien armados, con todos sus cañones, y con todas sus provisiones.
Polk le ordenó a Taylor que persiguiera al enemigo, lo alcanzara, y no lo derrotara, sino que lo destruyera por completo. “No quiero soluciones a medias”, le mandó decir. El proyecto de Polk iba más allá de las instrucciones originales giradas a Taylor de “vigilar y proteger” la frontera entre Texas y México. Su intención era ocupar la zona norte y noroeste de México, por eso le había ordenado al general John Wool que partiera con tres mil hombres y quinientas carretas de armas y provisiones, desde San Antonio, Texas, hacia el oeste, en una marcha de ochocientos kilómetros, para ocupar la zona norte del estado de Chihuahua, y que se pusiera a las órdenes de Taylor.
Wool había atravesado el río Bravo por la zona norte del estado de Coahuila y había ocupado la ciudad de Monclova sin enfrentar ninguna oposición. A su llegada, se enteró de la toma de Monterrey por Taylor, quien le mandó decir que acampara, entrenara a sus hombres y esperara nuevas instrucciones.
Los hombres de Wool, acampados a las afueras de Monclova, comenzaron a realizar duros entrenamientos militares. En las noches, algunos soldados escapaban de la vigilancia de los guardias y se iban a los fandangos de la ciudad, para intentar enamorar señoritas mexicanas.
El astuto y expansionista Polk sabía que en el este, la ciudad más importante era el puerto de Tampico, cuatrocientos kilómetros al sur de Matamoros, en el Golfo de México, con la Sierra Madre Oriental separando a las dos ciudades. La misión de tomar Tampico, el segundo puerto más importante de México después de Veracruz, se la encomendó al comodoro David Conner.
En Europa, los más importantes diarios seguían los acontecimientos y sus corresponsales y analistas escribían que los mexicanos, que no tenían un buen ejército, ni armas suficientes, ni dinero, ni tampoco un mando militar unificado, habían sido sorprendidos por la arrolladora fuerza del expansionista Polk.
Los diarios registraban en sus páginas que mientras un ejército invasor había tomado Matamoros y Monterrey, otro había ocupado Nuevo México y California, y un tercero había bloqueado el Puerto de Veracruz.
Agregaban que durante esos meses terribles, el estado de Yucatán se había independizado, Santa Anna había regresado de su exilio cubano, y se había suscitado otro levantamiento armado en la ciudad de México.
A principios de junio de 1846, el comodoro John D. Sloat, al mando de la flota del Pacífico, tomó Mazatlán sin encontrar resistencia, ocupó después La Paz y siguió hacia el norte, camino a la Alta California. En agosto de ese año, Robert Stockton y sus tropas tomaron la ciudad de Los Ángeles, la de mayor población en el estado, y en enero de 1847 llegó a la plaza el general Stephen Kearny, quien venía de conquistar Nuevo México para Estados Unidos.
Taylor, mientras tanto, después de sus victorias en Matamoros y Monterrey, estaba a punto de tomar Saltillo.
A fines de 1846, el coronel Alexander Doniphan, al frente de un poderoso ejército de voluntarios de Missouri tomó Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, y en marzo de 1847 se desplazó al sur y derrotó a las tropas mexicanas en el rancho de Sacramento y ocupó la capital del estado.
Mientras Santa Anna se preparaba en San Luis Potosí para tratar de frenar el avance de Taylor; Kearny y Wool desplazaban sus tropas hacia Nuevo México, la Alta California y Chihuahua, y Polk, necesitado siempre de asegurarse un lugar en la historia de su país, creó un nuevo ejército al mando del general Winfield Scott, para que, según le dijo Polk, “siguiera la ruta de Cortés” desde Veracruz, pasando por Puebla, hasta la ciudad de México. Meses más tarde, Scott, ayudado por decenas de buques de guerra de la marina de Estados Unidos, bloqueó el Puerto de Veracruz.
Durante las primeras horas de la huida de Ampudia de la ciudad de Monterrey, supuestamente honrosa, John iba cabalgando despacio, amargado, delante de los san patricios, convencido de que la actitud inexplicable del general mexicano había sido un acto de cobardía.
A John le molestaban la desidia, la estupidez y la cobardía de algunos de los más encumbrados generales mexicanos, y no podía entender que permanecieran en sus puestos.
Recordó la fría oscuridad de las siete de la noche en el Cerro del Obispado, después de dos días de turbulentas batallas en los alrededores de la ciudad, cuando los muertos se habían ido apilando unos encima de otros, de tantos que había, y tantos más que iban a morir porque nadie, dentro de las filas del ejército mexicano, estaba dispuesto a rendirse... o al menos así pensaba la tropa esa noche, sin saber lo que estaba por hacer el pusilánime general que los comandaba.
Había cuerpos tumbados aquí y allá, algunos completos, boca arriba, boca abajo, de lado, y otros mutilados, sin brazos, o piernas, y hasta sin cabezas.
John recordó que esa noche, cuando terminaron los cañonazos y las cargas de la caballería, la luna se había asomado plateada para ver los estragos, y los coyotes habían salido de sus madrigueras y habían comenzado a comerse a los muertos.
Durante esa noche fría en el Cerro del Obispado, amarga y dolorosa, había escuchado las órdenes furiosas de Mick Maloney a sus hombres: “ocúpense primero de los desertores, que no quede ninguno vivo”. Así de cerca habían estado los dos ejércitos.
Esos recuerdos hicieron que las dudas religiosas de John aumentaran, y por salud mental, como había hecho otras veces, decidió que lo mejor era darse un respiro.
Mientras cabalgaba despacio ese día, con la deshonrosa derrota y humillante huida sobre los hombros, se dijo que no trataría más de forzar la fe y que dejaría que las cosas siguieran su curso natural. No quería pensar más: la carnicería de Monterrey había sido peor que las de Palo Alto y Resaca de Guerrero.
El dolor, la muerte, los sacrificios del pueblo, el heroísmo de los soldados mexicanos y de los irlandeses y europeos del Batallón de San Patricio, habían sido inútiles hasta ese momento ante la poderosa máquina de guerra de Estados Unidos.
Esa noche, en el Cerro del Obispado, sin que nadie lo viera, estuvo devolviendo el estómago luego de ver tantos cadáveres de jóvenes de ambos bandos. Las muertes, la crueldad, la fragilidad de la vida y la soledad lo estaban llevando a abrigar mayores dudas religiosas y existenciales, pero no quería darse por vencido aún. El amor de Delia era lo único que lo sostenía en ese momento.
Y a la hermosa Delia, pensó con nostalgia y pesadumbre, la hubiera querido conocer antes, cuando no era todavía una puta, porque antes de eso tendría que haber sido algo distinto, otra cosa, una niña inocente tal vez, con su cuerpecito grácil y los ojos risueños, sin saber nada aún del arduo destino que le aguardaba...
Cuando terminara la guerra quería irse a vivir con Delia a algún lugar apartado, no para esconder el hecho de que su mujer hubiera sido prostituta durante un tiempo, sino simple y sencillamente para lograr la paz interior, que tanta falta le hacía.
En ese momento se dio cuenta, y no le importó, ni tampoco le pidió permiso a Dios, que cada día le gustaban más las putas: su forma de pensar acerca de la vida, su soledad y su tristeza, su manera alegre de entregarse por unas cuantas monedas, y su resignación ante lo inevitable. A veces pensaba que eran más santas que las decenas de vírgenes que adornaban los templos católicos.
De esto había hablado con el padre Jemo, quien le había dicho en una ocasión que estaba de acuerdo con su forma de sentir, y que esas sufridas mujeres también estaban comprendidas dentro de la grey de Dios.
John, que se conocía al dedillo las prácticas de los curas porque desde muy niño había sido educado por monjas y por sacerdotes, no sabía, no podía saber, que el padre Jemo, promovido a capellán del ejército mexicano, estaba enamorado de Delia y que sufría en secreto por ese amor prohibido.
Lo único que sabia era que los curas le seguían primero la corriente a la oveja descarriada y después, poco a poco, iban regresándola al redil. Así que era lógico que le hubiera dicho que tenía razón, que las putas eran también amadas por Dios.
De pronto se dio cuenta de que su amigo, el sacerdote católico Jesús Morales, originario de Puebla, transferido a una parroquia de Matamoros desde 1843, y quien había decidido marchar junto a los irlandeses, no venía con ellos.
-¿Has visto al padre Jemo? -le preguntó a Patrick.
-No -respondió el otro.
-Ve a ver, échate una cabalgada por ahí.
-Si lo veo, te aviso -le dijo Patrick y espoleó los flancos de su caballo.
Desde que lo había conocido en Matamoros, John había constatado el amor y la entrega con la que el cura confortaba a los heridos y administraba la extremaunción a los moribundos. También se reunía con las mujeres que acompañaban a sus hombres en esta guerra y confesaba a las prostitutas y a las soldaderas.


(Capítulo 18 de mi novela México por asalto, publicada por Grijalbo en 2008. La puede comprar en Amazon.com)
Publicado por Guillermo Zambrano


jueves, 16 de agosto de 2012

MEXICO LINDO Y QUERIDO




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vs.





VASCO SZINETAR REÚNE A LOS FAMOSOS CON UNA VIEJA...¡NIKON!


 Caracas 15 AGO 2012 - 12:28 CET
VISITA TAMBIÉN EL BLOG DE VASCO SZINETAR: http://vascoszinetar.blogspot.mx/
http://




La inmortalidad literaria a través del espejo
El fotógrafo Vasco Szinetar reúne la mayor serie de autorretratos con famosos
Con su vieja Nikon, ha fotografiado desde Fidel Castro hasta Allen Ginsberg
ELPAIS.COM



Vasco Szinetar roba un espejo del baño en un café en el centro de Caracas y sale corriendo a la calle. Coge la cámara y mira intensamente su reflejo. Aprieta el botón. La foto está lista. Sin ensayos, al natural. Así trabaja el fotógrafo venezolano que más retratos de gente famosa ha capturado: Jorge Luis Borges, Umberto Eco, Emile Cioran, la lista es interminable. Su vieja Nikon ha visto de todo en los cientos de baños públicos que se han convertido en su estudio y sello particular.

“Siempre ha sido como una performance, algo que surge de manera natural. No es un trabajo, sino una fiesta, un placer, una cosa muy excitante que está vinculada a la capacidad y posibilidad de seducir al otro”, comenta el artista caraqueño mientras toma un café cortado.


Un fotógrafo de la historia y la vanidad, que hace más de treinta años se “obsesionó” con los personajes famosos y hoy ha perdido la cuenta de a cuántos ha retratado. “Miles… Tan sólo colombianos hay más de 250. En total, no lo sé”.


Szinetar era un niño huérfano, creció en un mundo político rodeado de intelectuales, ministros y artistas. Su abuelo era el último caudillo que tuvo Venezuela en los años veinte. Aunque su sueño siempre fue ser cineasta –por eso sus estudios de cine en Polonia–, pronto se vio atrapado por la cámara de fotos. Empezó fotografiando poetas venezolanos y personajes de la cultura, y la obsesión fue a más. Cada vez que viajaba hacía una lista de personajes a plasmar: Allen Ginsberg, John Ashbery, Geraldine Chaplin, Juan Goytisolo. “Ha sido un trabajo de hormiga, cada día una persona más”, cuenta el fotógrafo, mientras admite que el truco de conseguir los retratos está en el ego: “Son unos vanidosos y yo les proporciono un espejito para que ellos se vean. Hay un trato perverso. Todos sabemos de qué se trata y jugamos con nuestra propia vanidad”.


Hasta el propio Borges, que en varios de sus cuentos solía decir que los espejos y las reproducciones "son abominables”, sucumbió a sus encantos
Hasta el propio Borges, que en varios de sus cuentos solía decir que los espejos y las reproducciones "son abominables”, sucumbió a sus encantos. Fue en junio de 1982. Borges y Tomas Eloy Martínez estaban en casa del escritor, Miguel Otero Silva, rodeados de periodistas. Szinetar sabía la dificultad de la misión, así que decidió centrarse en María Kodama, la mujer de Borges. “Yo me dediqué a ella, hablamos, le hice retratos y le convencí para que condujese al escritor al baño”, comenta. Así surgió uno de los retratos más famosos en el que el argentino, a ciegas, se refleja en el espejo a lado de un Vasco Szinetar de pelo rizado y sonrisa simpática.


La foto de Borges se convirtió en su tarjeta de presentación, gracias a la que otros muchos aceptaron ser retratados por él: “Así convencí a Salman Rushdie. Me dijo: 'dame cinco minutos' y nos fuimos al baño”.


Su archivo histórico es una colección de la fama: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Joaquín Sabina, Fernando Savater (a quien viene fotografiando desde los ochenta). “Si yo le tomo una foto a Felipe González, todo mundo sabe que tiene un antes y un después, una impronta particular. Una foto de un anónimo puede ser una gran foto pero no sabes nada de lo que hay delante y detrás del personaje”, cuenta el venezolano.


Saliendo del estilo que ha marcado durante años, ha conseguido retratos de personajes inaccesibles como Fidel Castro: “Vino en el 92 a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez. Me asomé a un balcón y le grité: ¡Fidel!, como si fuera el llamado de un amigo. Él se dio la vuelta y entendió que era un retrato y se quedó mirando. Es una foto muy particular”.


Szinetar trabaja actualmente en la curaduría de una exposición colombo-venezolana, en un libro de 70 años de fotoperiodismo y en las series Cuerpo en Exilio e Historias Personales, en las que se retrata a sí mismo y a su familia. Pero entre su lista de pendientes están todavía Woody Allen, Meryl Streep y J.M. Coetzee, por decir algunos. Uno de sus proyectos de futuro es retratar a 20 escritores neoyorquinos como Paul Auster, Phillip Roth y Don Delillo.


“Hay quienes necesitan tres días para retratar a una persona. Yo voy a la yugular”, dice el seguidor de Richard Avedon.

– ¿Y para cuando un retrato de Hugo Chávez?, se le pregunta.

– Cuando me deje hacer la foto que le quiero hacer.

martes, 14 de agosto de 2012

AMOR AL ESTILO BASHEVIS SINGER


Isaac Bashevis Singer: Shosha

Título original: Shosha
Año de publicación: 1978
Idioma original: yiddish





¿Aaron Greidinger? Sí, lo conozco. Se crió aquí, era hijo del rabino. Prometía mucho cuando era un niño, siempre estudiando y con esos libros tan gordos a cuestas. Parecía que se iba a romper la espalda cualquier día. Y mírelo ahora. Un mantenido. Escritor, se hace llamar. ¡Ja! En mis tiempos, la profesión de escritor era algo honorable. Cada libro o cada obra de teatro era un acontecimiento, algo que había te revolvía por dentro, no sé si me entiende. Algo que uno guardaba en su memoria toda la vida, porque enseñaba algo nuevo. Pero lo que Aaron escribe no vale ni el papel en el que está impreso. Si es que ha llegado a publicar algo alguna vez... Porque siempre habla de su próxima obra y nunca termina ninguna. Si su padre pudiera verlo... qué vergüenza.

Y la vida que lleva. ¿Sabe usted la vida que lleva? Aquí todo el mundo habla y al final toda Varsovia sabe lo que pasa. Son los años treinta, los que hemos vivido la Gran Guerra estamos de vuelta de todo, no sé a quién pretende sorprender haciéndose el transgresor con su vida lividinosa. Pero déjeme que le cuente: tiene relaciones con Celia, la mujer de uno de sus mejores amigos ¡y mayor que él! También está liado con una comunista, Dora, un verdadero cáncer para este país. Y con una actriz americana (judía, sí, pero americana. Habla yiddish como si masticara un zapato), ¡que también está casada! Y, por si fuera poco, también se trajina a la criada, Tekla, cuyo novio está vaya a saber dónde. Qué poca vergüenza.

Y ahora dice que se quiere casar con Shosha. ¡Shosha! Ah, ¿no conoce a Shosha? Es una de las hijas de Bashele, una vecina. De lo peor del barrio, ya le digo. El marido de Bashele las abandonó cuando las crías eran aún pequeñas y se lió con otra mujer. Vaya panorama. Pero Shosha... jugaba con Aaron cuando ambos eran niños. Él es uno o dos años menor que ella, no recuerdo bien, pero ya de crío era mucho más listo. Ella es más tonta que un nabo. Casi no sabe leer ni escribir y la echaron de la escuela por zoquete. Además, cuando era niña tuvo una enfermedad extraña y dejó de crecer. Tiene más de veinte años y parece una cría de ocho. Y mentalmente se ha quedado igual, todos en el barrio sabemos que es retrasada, pero no se lo decimos a Bashele. Lo que le faltaba: tener semejante carga en casa y saber que todos los vecinos nos damos cuenta de que su hija es subnormal.

Con ella dice Aaron que se quiere casar, que es el amor de su vida. ¡Ay, qué risa! ¡Si es incapaz de ir a la compra sola, porque se pierde! ¿Cómo va a ser una esposa? Ni siquiera podrá darle hijos, es imposible que crezca nada en ese cuerpecillo de muñeca. A saber qué intenciones tiene Aaron. ¿Quiere que le diga lo que pienso? Quiere que todo el mundo piense que es un buen hombre y que va a cuidar de ella. Pero qué va. Lo que quiere es tener una criada que no moleste y poder seguir acostándose con todas esas mujeres experimentadas ¡y casadas! Si lo supiera su padre...

"MENTIRAS DE VERANO" COMO GOLPES BAJOS QUE DUELEN MUCHO. DE BERNHARD SCHLINK. ANAGRAMA




Gimnasia y esgrima del amor
Bernhard Schlink vuelve al terreno de los relatos de casos amorosos, esta vez un poco apartado de las cuestiones políticas y donde los personajes parecen tener que resolver con cierta urgencia qué hacer con sus vidas y su soledad.







  Por Claudio Zeiger
Para Página 12
Es más que evidente que con los relatos que componen Mentiras de verano Bernhard Schlink vuelve al territorio de Amores en fuga. Historias de amor que se despliegan como “casos” con su premisa, sus conjeturas misteriosas, sus interrogantes tan profundos como desgarradores y una resolución que suele apartar a los seres humanos unos de otros, pero manteniendo intacto el hilo tenue de la memoria. Siete relatos extensos, como en el libro anterior. La gran diferencia con Amores en fuga: no se trata aquí de la confrontación entre generaciones de alemanes (los que vivieron la guerra y sus hijos y nietos; no se trata aquí del “gran tema” del nazismo y sus secuelas, ni de la vida partida en dos por el muro, la vida occidental y la vida oriental como dos posibles versiones de un mismo ser. Salvo quizás –y de refilón– en “Johann Sebastian Bach en Rügen”, donde se narra la imposible reconexión aunque no exenta de reconciliación entre un padre y un hijo. Pero esto no quiere decir que en Mentiras de verano no se pueda aplicar la frase que Schlink utilizó para hablar del gran tema: “Pienso que no existe una memoria en estado puro”. Y si no hay que llegar al gran cuento final, “El viaje al Sur”, donde una mujer descubre el autoengaño al que la sometió su memoria en estado puro.

¿Y qué son, a todo esto, las mentiras de verano? Bueno, pues unos relatos, unas versiones que uno suele tener de sí mismo a mano para afrontar una relación que prevé pasajera, que no tendrá mayores consecuencias aunque después todo se enrede, todo se tuerza. Las mentiras del verano son lo opuesto a las confesiones de invierno. Un vino blanco chispeante frente a un espeso cabernet introspectivo. Schlink plantea casos afectivos como casos policiales o judiciales, pero hay que decir que en este volumen todo es más maleable, más poroso que en, por ejemplo, su último libro El fin de semana. Podría decirse que Schlink ejerce la gimnasia y esgrima del amor: una combinación entre algo mecánico, contundente, seriado, y algo sutil y curvo, un hundirse en un colchón de preguntas interminables donde cada respuesta abriría otra puerta que desemboca en otra puerta. Esas puertas son las de la conciencia. La conciencia y el desigual combate por mantener la intimidad a resguardo de todo son grandes temas de Schlink. Como la necesidad, o el deseo secreto, de estar solos, de que necesitamos estar solos para “resolver” los casos individuales que se llaman “una vida”. La soledad irreductible es uno de los grandes temas de Schlink.

Mentiras de verano. Bernhard Schlink Anagrama 258 páginas
Los primeros tres relatos (“Temporada baja”; “La noche en Baden-Baden”; “La casa en el bosque”) marcan una escalada exasperante en los vínculos entre hombres y mujeres. Todo parece indicar que las mujeres son más difíciles e insoportables de sobrellevar hasta que llegamos al último de los tres, una versión entre graciosa y dramática de Misery, pero donde la escritora es ella y la enfermera loca resulta ser él. Luego es el turno del que quizás –algo rupturista del conjunto– sea el mejor texto del libro, “Un extraño en la noche”, que para lectores latinoamericanos podría tener resonancias bolañescas; una alocada noche donde Bolaño y Graham Greene vuelan por el aire en un viaje fantasma mientras un ser alucinado despliega una historia delirante cuyo centro fue el secuestro de su bella esposa en Kuwait. Pero lo terrible es que toda su historia podría ser verdadera. A su turno, “El último verano y “El viaje al Sur” introducen la nota otoñal del verano. Problemas de senectute donde los jóvenes ya son los nietos y los balances están mucho más a la orden del día que los proyectos.

En fin, es difícil dar cuenta de todos los matices y planos que entran en juego en un libro de cuentos y en éste en particular. Schlink nos simplifica la tarea dando siempre una férrea línea conceptual a sus volúmenes de relatos, desplegando una narrativa tan opuesta a lo misceláneo y lo fragmentario pero sin dejar de admitir el costado vital, contingente y caprichoso de los destinos humanos, el gran asunto de las vidas posibles, o sea, aquellas que no vivimos. Como esa obsesión del alemán occidental por su hermanito oriental perdido. Pero esta vez con ecos más psicológicos, más existenciales.

“Alguna vez he escrito que las decisiones vitales no son acertadas o equivocadas, sino que llevan a vivir vidas distintas. No, no creo que tu vida haya sido un fracaso”, le dice un hombre manco a una mujer que creyó que él la había abandonado.

MIL BOSQUES EN UNA BELLOTA: EL ALEPH DE 28 AUTORES




MIL BOSQUES EN UNA BELLOTA (DUOMO)




Un viaje a los aleph de 28 escritores a través de sus propias voces
Winston Manrique Sabogal

28 autores eligen sus hijos predilectos

Este es un viaje a los aleph de 28 escritores a través de sus propias voces. A los lugares elegidos por ellos por condensar lo más representativo, logrado, emblemático o preferido de su creación literaria. Todo en 757 páginas a bordo de Mil bosques en una bellota (Duomo), un libro a cargo de Valerie Miles después de casi cinco años en los que convenció a estos escritores de crear una especie de autorretrato literario.
“Una suerte de testamento en el que a través de sus pasajes elegidos ellos se presentan y dicen: ‘Este soy yo”, resume la editora y periodista neoyorquina cuya relación con la literatura en español va camino de cumplir dos décadas.
Las estaciones del viaje incluyen universos tan conocidos en el mundo como los de Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Ricardo Piglia, Ana María Matute, Carlos Fuentes, Juan Marsé, Enrique Vila-Matas, Antonio Muñoz Molina o Juan Goytisolo; así como otros muy prestigiosos en sus países y que merecen más reconocimiento fuera de ellos como Aurora Venturini, Cristina Fernández Cubas, Ramiro Pinilla, Rafael Sánchez Ferlosio, Hebe Uhart o Evelio Rosero.

La antología pretende, en palabras de Miles, hacer una lectura desde la distancia y la extrañeza.
“Redibujar parte de la literatura hispanohablante a través de una nueva mirada donde hablan los propios escritores. Dejar a un lado prejuicios, tratar de ir más allá de la tradición, quitarnos el corsé, con un espíritu más lúdico”.
“La nena fue el primer relato de la máquina de contar historias de La ciudad ausente. Por eso lo elijo (…) A veces pienso que lo que he escrito después son en realidad historias de la máquina”, cuenta el argentino Ricardo Piglia sobre la elección de su bellota literaria. ¿Y qué es la bellota en esta antología? Una idea que surge de la frase de Ralph Waldo Emerson: “La creación de mil bosques está en una bellota”, que sirve para reflexionar sobre la manera en que, según Miles, “hay una mente común a todos los hombres y por lo tanto, toda la historia existe en cada hombre, que toda la historia se encuentra plegada en una experiencia individual única”.

Esta es la primera de las cuatro partes que corresponde a cada escritor en el libro. En ella desvelan su pasaje y su justificación. Las otras tres partes son En conversación con los difuntos, referida a las influencias del autor; Coda, una pregunta concreta sobre la obra elegida por el autor; y Mil bosques, el fragmento o fragmentos elegidos.
Un viaje y un diálogo con el lector que empieza desde la primera parte, La bellota. El escritor descubriendo su aleph que no siempre coincide con su obra más conocida, premiada o canonizada.

Carlos Fuentes, por ejemplo eligió un pasaje de Terra nostra, uno de sus libros más queridos y experimentales y del que creía que iba a ser más valorado: “Esos fragmentos tienen la mala costumbre de resumir mi idea de narración”. Vargas Llosa tampoco se decantó por ninguna de sus primeras obras que le dieron tanto prestigio. Se inclinó por El paraíso en la otra esquina y La Fiesta del Chivo. Y Enrique Vila-Matas prefirió Porque ella no lo pidió al descubrir que de ahí surge parte de los derroteros de su trayectoria, en un juego de espejos reflectantes que lo llevaron a tener que presentar un hecho real como ficción.

Elecciones que fueron una tortura. Sobre todo teniendo en cuenta que si casi ningún creador suele reconocer cuál es su obra preferida, más difícil era decir cuál es su fragmento predilecto o representativo. Al final lo hicieron y cada viaje literario está precedido de anuncios tan diversos y tentadores como estos:

“Es exponente de mis preocupaciones y de mi metodología”, reconoce Eduardo Mendoza sobre La verdad sobre el caso Savolta.

“Raras veces, en tan poco número de palabras he logrado explicarme tantas cosas”, confiesa Cristina Fernández Cubas acerca de El viaje.

“Fue gracias a este cuento que pude volver a escribir después de una larga temporada de parálisis creativa”, recuerda Sergio Pitol de Nocturno de Bujara.

“En él se despliega un tema central de mi obra, el conflicto entre la apariencia y la realidad y, al mismo tiempo, se anuncia su desenlace”, advierte Juan Marsé de Últimas tardes con Teresa.

“Es un relato emblemático, una culminación de mi escritura de los años sesenta, de mi treintena en París”, cuenta Jorge Edwards de El orden de las familias.
“Es representativo de mi escritura y los diversos intereses que he cultivado durante toda mi trayectoria. Quería dar forma a una tradición oral”, dice Antonio Muñoz Molina de El jinete polaco.

“Escogí los párrafos que me parecen más ingeniosos de invención de mi última novela. Lo he elegido porque me gusta y porque me parece una invención feliz”, admite Rafael Sánchez Ferlosio de El testimonio de Yarfoz.

“Es uno de esos fragmentos de los que más orgullo me inspiran, porque sé que en él hice algo que no resulta muy fácil y creo que más o menos conseguí lo propuesto”, reconoce Javier Marías de Mañana en la batalla piensa en mí.
Y así un total de 28 mundos irrepetibles donde se puede descubrir el soplo de la creación, la ilusión, el deseo, el logro, la intención o la felicidad. Una idea que Valerie Miles retomó del libro This is my Best. Over 150 self-chosen and complete masterpieces, and the reasons for their selection, creado por Whit Burnett en 1942.
Si este viaje de Mil bosques en una bellota tiene 28 destinos literarios para los lectores, dichas rutas desvelan que los escritores visitaron, mayoritariamente, dos lugares, uno real y otro imaginario: París, refrendada como patria literaria, y el territorio de Yoknapatawpha, de Willian Faulkner.

Los 28 autores elegidos y sus selecciones

Aurora Venturini (Las primas), Ramiro Pinilla (Las ciegas hormigas), Ana María Matute (Olvidado Rey Gudú), Rafael Sánchez Ferlosio (El testimonio de Yarfoz), Carlos Fuentes (Terra nostra), Jorge Edwards (El orden de las familias, La muerte de Montaigne y Persona non grata), Juan Goytisolo (Telón de boca), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa), Sergio Pitol (Nocturno de Bujura), José de la Colina (La última música del Titanic), Esther Tusquets (Orquesta de verano), Hebe Uhart (Mudanzas, él y Guiando la hiedra), Mario Vargas Llosa (El Paraíso en la otra esquina y La Fiesta del Chivo), Alfredo Bryce Echenique (Un mundo para Julius), Edgardo Cozarinsky (Lejos de dónde), José María Merino (La orilla oscura, La casa de los dos portales, Mosca, La tostadora y La tacita), Ricardo Piglia (La ciudad ausente), Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta), Cristina Fernández Cubas (El viaje, El año de Gracia y El ángulo del horror), Elvio Gandolfo (El momento del impacto), Enrique Vila-Matas (Porque ella no lo pidió), Rafael Chirbes (Crematorio), Alberto Ruy Sánchez (Los nombres del aire), Javier Marías (El hombre sentimental, Cuando fui mortal. Mañana en la batalla piensa en mí y Negra espalda del tiempo), Abilio Estévez (El navegante dormido), Antonio Muñoz Molina (El jinete polaco y Sefarad), Horacio Castellanos Moya (Insensatez) y Evelio Rosero (Lucía o las palomas desaparecidas).

El libro consta de cuatro partes: La bellota, En conversación con los difuntos, Coda y Mil bosques.

Winston Manrique Sabogal