Lady-In-Waiting (2012), de Julião Sarmento
EROTISMO MINIMAL EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Por PABLO DE LLANO para EL PAÍS.
El cuerpo de la mujer. La arquitectura. La intimidad.
Tres
temas que se entrelazan en una sola exposición: Una forma extrema de
privacidad, la primera muestra en México del artista portugués Julião Sarmento,
en el Museo Carrillo Gil del DF. Su obra mezcla la estética limpia y objetiva
del minimalismo con llamadas a la experiencia interior, subjetiva.
Un ejemplo es la performance Cometa. Se desarrolla dentro de
una habitación. Fuera hay un aviso de que solo puede entrar un espectador.
Dentro, un espacio con pocos elementos. Una chica sentada en una silla.
Enfrente un chico sentado en una silla. Las paredes están pintadas de verde. En
el techo hay cuatro barras de neón. La chica se levanta cuando entra el espectador
y enciende un radiocasete. Ella se pone a bailar. Él la mira. Los dos tienen
los pies descalzos. No miran al espectador, no se dirigen a él de ninguna
forma, por lo que el espectador es un observador de una escena artística. El
chico se levanta y empieza a bailar con la chica. Le soba el cuerpo. Se besan.
Siguen sin mirar al espectador, pero ahora este ya no es solamente un
observador. Está metido en una habitación con una pareja que se toca y que se
besa, por lo que siente pudor o vergüenza o excitación o lo que sea, de modo
que el observador se convierte en vouyer y protagonista de la obra de arte. Un
detalle: la chica ha dejado al lado de su silla un libro del filósofo francés
Emmanuel Lévinas, La realidad y su sombra. No se sabe si es lo que está leyendo
la bailarina que ejecuta la obra mientras no entra ningún espectador o si es un
pensador que le gusta a Sarmento.
La chica lleva un vestido de tela de una pieza que se le
pega a las curvas cuando se mueve. En toda la exposición se nota el encantamiento
que le produce al artista portugués el cuerpo de las mujeres. El curador de la
exposición, el venezolano Carlos E. Palacios, dice que la relación de Sarmento
con la belleza femenina es peculiar porque se expresa de una manera contenida:
“Hay un goce estético con la mujer, pero no es un goce sensual, es algo
neutral, y ahí está lo paradójico”. En la exposición la figura de la mujer
aparece en distintos soportes: vídeo, pintura, escultura, performance. Y en
todos los casos sus formas aparecen en composiciones sencillas. Es un erotismo
rebajado por el rigor formal de las obras. Una sensualidad visible pero en
suspenso que hace que sea de nuevo el espectador el que tiene que completar el
significado de lo que ve.
'Dying animals' * , de Julião Sarmento
* Esa curiosa mezcla de sexualidad y contención estética es
intensa en el cuadro To be revealed (Pornstar), una pintura esquemática de
volúmenes negros sobre fondo blanco en la que se distingue un trasero que está
encima de un pene. La imagen es obvia, pero sus formas son tan elementales que
se enfría. Podríamos llamarle porno-minimalismo. De todos modos, la mayor parte
de las obras de figuras femeninas de Sarmento son eróticas, no tanto
pornográficas. Como Lacan’s Assumption, un vídeo en el que solo se ven las
piernas cruzadas de una mujer que está sentada en una silla de oficinista.
Lleva una falda negra y unos zapatos de tacón. Mueve las piernas, se frota
levemente una con otra. Y nomás. Es como una versión recatada de Instinto
Básico.
Junto a la sensualidad contenida hay otro gozne conceptual
que atraviesa las obras del artista portugués: la privacidad y su relación con
la mirada del otro. En una pared expone fotos frontales de todas las casas en
las que ha vivido desde que nació (Lisboa, 1948). En otro vídeo aparecen
imágenes de una discusión de pareja. En una sala aparece la figura de una mujer
hecha de resina tapada por una manta blanca de algodón. La mujer está oculta y
está puesta de cara a la pared. Es una escultura que recuerda a los enanos del
artista español Juan Muñoz, fallecido en 2001, que fue amigo del artista
portugués. La obra es Lady-In-Waiting (2012). Palacios dice que es la “negación
absoluta de nuestra relación con la escultura”. La mujer fantasma que mira
hacia la pared es una figura, y las figuras se hacen para ser vistas, pero la
manta que lleva encima y su disposición de espaldas al público la convierte en
lo contrario de una escultura, en un objeto que no se puede ver. Al menos
completamente. La manta de algodón solo la cubre hasta debajo de las rodillas.
Quedan a la vista los pies una pequeña parte de exposición del cuerpo, un
mínimo de sensualidad, ese elemento presente y a la vez ausente en las obras de
Julião Sarmento.
No conocía la obra de Julião Sarmento. Por lo que describes en esta entrada, Beto, creo que que me engancharía. Saludos desde Santo Domingo,
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