lunes, 21 de abril de 2014

MIGRAR PARA SOBREVIVIR


21 de Abril 2014
Por Bibiana Faulkner


Mi madre –la mujer más hermosa que probablemente podrá imaginar– llegó a los Estados Unidos huyendo de todo el amor que le tenía a mi padre. Pero ella, que ha tenido suerte y éxito en el país del sueño americano, hoy no será el tema, ese solo fue el gancho para invitarlos a leer lo que hoy vengo a platicar sobre la contraparte: las mujeres migrantes sin suerte ni éxito. 


Estas vacaciones, mis hermanos y yo decidimos llegar a Estados Unidos por tierra y, bueno, para quienes lo saben y no lo saben: el trámite para obtener el permiso B2 es un maldito viacrucis (literal y haciéndole homenaje a estas fechas); es como otra cita de visado en donde si te atiende un chicano, te va peor, y si te atiende un gringo y no le entiendes a la primera lo que intentó decirte, te lo repite en español y de mala gana porque obviamente no ha tenido sexo en los últimos 3 meses; es hacer una fila de horas enteras y someterte a 3 entrevistas como si estuvieses buscando el trabajo de tus sueños. 

Esperando en la fila para la obtención del permiso, comencé a platicar con la señora que me precedía (momento en el cual surgió la idea de este texto): “Yo nomás quiero pasar a Laredo pa’ comprarle las medicinas a mija que está enferma de cáncer, ya es la tercera vez que vengo y las dos veces pasadas sí pude; no tengo visa, pero gracias a Dios, quién sabe cómo me dan un permiso especial para ir y venir (…) mi familia es de Honduras, pero varios de nosotros vivimos en Tamaulipas porque nos rendimos ante “la bestia”[1] cuando mi hermano se cayó y se quedó sin un brazo; mi hermana sí logró cruzar, no se rindió ni con todas las veces que le pasaron encima a la pobre (…) apenas regrese de esto de mija, queremos regresar a la capital (México) porque esto de los secuestros nomás no…” 

Las mujeres (en este caso específico), buscando mejor calidad de vida, deciden migrar a países que les brinden los satisfactores que ellas buscan. De esta manera, las mujeres centroamericanas en la frontera sur pueden dividirse en dos grupos: el primero que migra para trabajar temporalmente y el segundo que tiene como intención atravesar regiones para llegar a Estados Unidos. Las razones de movilidad para estas mujeres son económicas casi en su totalidad. Se van de su lugar de origen buscando trabajo en México o Estados Unidos ya que cargan con el deber de mantener a sus hijos y a sus padres (mayormente). 

El flujo migratorio en cuestión, quienes son mujeres transmigrantes indocumentadas provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua (principalmente), corren riesgos peligrosos y grandes durante su viaje. Los malos tratos físicos, emocionales, las extorsiones, el abuso de poder, los engaños y la corrupción son los riesgos básicos y principales de estos flujos migratorios. 

“Regresé a la frontera sur con el corazón destrozado. Regresé al mundo sórdido de las estafas, la prostitución, los cuerpos mutilados de jóvenes que pierden un brazo, una pierna o la vida al pasar por el purgatorio que los conduciría al “sueño americano. Fui al río Suchiate y crucé ‘indocumentada’ hacia Guatemala, visité la zona de tolerancia para ver con mi tristeza a jovencitas que se prostituyeron en México y que no saben hacer otra cosa mas que vender su cuerpo; busque a los indocumentados en caminos perdidos, cementerios, vías del tren abandonadas y pestilentes…” (Elvia Narcia, 2003 dentro del documental ‘Fronteras de dignidad’) 


Once años después del testimonio de Elvia, la fila de testimonios es más tirana, triste y frustrante in crescendo. 

Entonces, buscar atravesar fronteras cuando careces de pasaporte, de recursos económicos, de discriminación, etcétera, parece un visita guiada al infierno y se torna cada vez más imposible cuando deben de nadarse ríos, cuando existe un riesgo latente de abusos sexuales, cuando se “juega” a las escondidillas en grandes contenedores de tráileres y se corre de un tren a otro. Enseguida el contrabando de almas y el consuelo que no llega aunque se atraviesen las fronteras. 

Y etcétera etcétera. Yo solo vine a pedir que echemos un vistazo a este tema que a veces parece olvidado porque aunque uno googlee “abusos a migrantes, riesgos transmigrantes a estados unidos, verdad sobre migración, etc.”, y encuentre noticias recientes, es difícil que se ocupe un lugar en la agenda internacional (por supuesto, no el tema de “migración” per se sino del subtema anteriormente tocado), y en temas de política exterior –o de lo que sea–, lo que no se habla está fuera de la agenda internacional, está fuera de foco, no existe, lo acallamos echándole tierrita con el pie. 

Primera bibliografía de soporte: 

“Mujeres transmigrantes”. Oscar Arturo Castro Soto. (2009) Consultado el jueves 17 de abril de 2014. Disponible en: 

http://www.camontesinos.org.mx/descargas/Mujeres_Transmigrantes.pdf 

Bibliografía recomendada: 

“Los nuevos escenarios de la migración: Causas, condiciones, consecuencias”. María Ileana García Gossio. Julio 2006. Disponible en: 

http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/Libro_migracion2.pdf 

“El tren del infierno”. Pablo Ordaz. Enero 2010. Disponible en: 

http://elpais.com/diario/2010/01/10/eps/1263108415_850215.html

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