El objetivo de este museo y sus exposiciones que han recorrido países como Alemania, Estados Unidos, Bosnia y Herzegovina, Sudáfrica, Turquía y Argentina es que la gente se deshaga de todo aquel objeto que le recuerde cualquier relación fallida. La cosa es dejar ir, soltar, avanzar.
¿Quieres participar en esta exposición? Hasta el domingo 16 de febrero podrás llevar tus cosas al Museo del Objeto del Objeto (MODO), ubicado en la calle Colima 145, en la colonia Roma del Distrito Federal.
Junto con tus cosas deberás llevar una pequeña descripción de cuánto tiempo duró tu relación, tu país de origen y una historia del objeto: ¿qué significó para ti, qué te hizo sentir? No te preocupes, no aparecerá tu nombre.
Prepárate para, de verdad, dejar ir esos objetos, porque no te los van a devolver. Tus cosas, junto con las de otras personas del Distrito Federal, viajarán por el mundo como parte de la exposición itinerante.
Una identificación francesa. 1980-1998. Ljubljana, Eslovenia.“Lo único que quedó de un gran amor fue la ciudadanía.”
Bolsas de mareo. 2004-2006. Zagreb, Croacia.“Una colección de bolsas de mareo como recuerdo de una relación a larga distancia. Una de Croatia Airlines, otra de Lufthansa, otra de Hapag Lloyd Express y tres de German Wings. Creo que todavía tengo las instrucciones ilustradas de qué hacer cuando un avión comienza a venirse abajo. Nunca encontré instrucciones sobre qué hacer cuando una relación comienza a desmoronarse. Al menos existen estas bolsas.”
Un anillo. 2005. Zagreb, Croacia.“El souvenir más emblemático del amor. ¿Qué otra cosa habla más que un anillo? Aunque fue una relación que empezó con promesas de eternidad, terminó de una manera abrupta, como si la hubieran cortado con tijeras. El anillo no terminó en un dedo, sino, tristemente, en un museo.”
Venado rojo. 2006-2007. Berlín, Alemania.“Yo quiero ser tu sol. Esas fueron las palabras de mi esposo peruano. Varios meses después de nuestra boda me enteré que nunca me amó. Compramos este venado en nuestra primera y única navidad juntos. Lo colocamos bajo el árbol de Navidad. Ahora viajará por el mundo buscando el verdadero amor.”
Vištica y Grubišić dicen que la gente abrazó la idea de exhibir lo que alguna vez fue su amor como una especie de ritual, una ceremonia solemne. “Nuestras sociedades nos obligan (a mostrar) nuestros matrimonios, funerales, graduaciones, pero nos niegan cualquier reconocimiento formal de la desaparición de una relación, a pesar de su fuerte efecto emocional”.
Un año después, en 2011, el Museum of Broken Relationships recibió el Premio Kenneth Hudson del European Museum Forum (EMF), el cual va para algún museo, persona o grupo de personas que desafíe, a través de algo inusual y atrevido, el papel que tienen los museos en la actualidad.
El Museum of Broken Relationships se llevó este premio porque, según el EMF, “fomenta la discusión y la reflexión no sólo sobre la fragilidad de las relaciones humanas, sino también de las circunstancias políticas, sociales y culturales en torno a las historias narradas. El museo respeta la capacidad de la audiencia para la comprensión de cuestiones más amplias, históricas y sociales inherentes a las diferentes culturas e identidades, y proporciona una catarsis para los donantes en un nivel más personal.”
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