Ciudad de México (30 mayo 2011).- Las fallas en la construcción de la Estela de Luz obligan a suspender el proyecto y sancionar a los responsables, advierten los investigadores del Instituto de Ingeniería de la UNAM, el profesor emérito Neftalí Rodríguez Cuevas, y el ex director de la Facultad Javier Jiménez Espriú. La inauguración del Monumento del Bicentenario, cuyo costo asciende a 900 millones de pesos, se ha anunciado para "finales de 2011", cuando ni siquiera se ha concluido la cimentación. "No creo que se termine este año. Este proyecto, que surge con toda clase de fallas, y que adolece de tantos problemas técnicos, aparentemente aún no resueltos, debiera ser detenido", considera Jiménez Espriú, miembro de honor de la Academia Nacional de Ingeniería. Rodríguez Cuevas afirma que el retraso y aumento en el costo de la Estela se debe a que el Gobierno federal y el arquitecto César Pérez Becerril, ganador del concurso para diseñarla, han tomado decisiones erróneas que podrían terminar con el monumento encerrado en una jaula de metal para evitar que los rayos de las tormentas eléctricas dañen su estructura. "Hasta ahora no han explicado cómo evitarán que, siendo de metal y con una altura de 104 metros, los rayos dañen el sistema eléctrico al interior de la Estela. La única manera eficiente que conozco es la jaula de Faraday: una jaula de fierro alrededor de la obra", señala. Los constructores no han hecho caso a las observaciones realizadas por el Instituto de Ingeniería de la UNAM y han seguido juicios contrarios al diseño estructural, dice el experto. "Pérez Becerril se empeñó en que los ocho tubos de acero de la Estela fueran de 81 centímetros de diámetro. Le demostramos que debían ser de 1.21 metros, y no aceptó. Le preguntamos de dónde había sacado los 81 y respondió que era por '1810', sin el 1 ni el 0. Al final, han quedado de 91, ya se imaginarán por qué", explica Rodríguez Cuevas. Según el investigador, bastaba consultar el Reglamento de Construcciones para el DF para advertir que en la zona, el cruce de Reforma y Lieja, existía una falla geológica que requería un estudio de mecánica de suelos más especializado que el realizado en 2009 por el IPN. "Se cometió un error en la selección del sitio. Desde hace muchos años sabemos que ahí hay un problema geológico". Según el investigador, desde 2009, el Instituto de Ingeniería le ofreció asesoría a Pérez Becerril, ganador del concurso para diseñar el monumento, pero no aceptó. "Nos visitaba y nunca tomó una decisión, luego decidió darle el estudio de mecánica de suelos al Politécnico". El IPN realizó el estudio en septiembre de 2009, según los documentos en poder de este diario. Sin embargo, en mayo de 2010, el Gobierno, a través de la empresa III Servicios, solicitó otro, esta vez a la empresa TGC Geotecnia, mediante un pago de 938 mil 671 pesos. El director de la empresa Geotecnia, Enrique Santoyo, negó en entrevista que se hubiera corregido el realizado por el IPN. Sin embargo, apenas en la segunda página, el documento en poder de REFORMA indica: "El IPN realizó un estudio de mecánica de suelos para definir la cimentación de la primera etapa de la Estela de Luz. No obstante, ante algunas incertidumbres presentadas solicitó a TGC Geotecnia otro estudio", señala. Un mes antes del Bicentenario, el Secretario de Educación, Alonso Lujambio, dijo que a partir de la investigación canadiense se decidió reforzar la estructura. La profundidad de la cimentación pasó de 35 a 50 metros, aumentó el diámetro de las columnas de acero de 81 a 91 centímetros y su grosor cambió de 1.5 a 3 pulgadas. Al mismo tiempo, se decidió traer el acero de Finlandia y el cuarzo de Brasil, luego de laminarlo en Italia. Todo con un incremento en el precio, de 360 a 900 millones, y en el plazo de construcción, para acabarlo en el último trimestre de 2011. Neftalí Rodríguez tiene otra explicación sobre esos aumentos: como Pérez Becerril no aceptó tubos de 1.21 metros de diámetro y un grosor de tres cuartos de pulgada, se usarán tubos de 91 centímetros de diámetro y grosor de tres pulgadas. "Tres pulgadas del acero más caro del mundo". El arquitecto estuvo mal asesorado, agrega. Estaba seguro de que las empresas mexicanas producían el cuarzo o cristal traslúcido. En una entrevista publicada el 14 de mayo de 2009 dijo: "Sólo sé que deberá ser mexicana y entrar en licitación". Según Rodríguez, existe otro aspecto que podría echar a perder la esperanza de que el monumento dure 200 años: el cuarzo estará adherido al acero con un pegamento cuya vida es de 5 años. Así que se tendrá que invertir en mantenimiento o se empezará a caer. El arquitecto César Pérez Becerril no contestó un cuestionario escrito que se le mandó y la empresa III Servicios informó que ofrecerá una rueda de prensa en breve. Estudio geológico "No ha quedado claro qué entidad del IPN llevó a cabo el primer estudio geológico al que se achacan las fallas iniciales que produjeron el retraso de la construcción de la Estela", considera el ex director de la Facultad de Ingeniería de la UNAM Javier Jiménez Espriú. En agosto pasado, cuando se anunció que el monumento iba a posponerse debido a los resultados de un estudio en Canadá, se solicitó una aclaración al IPN. Entonces su oficina de prensa negó que, como institución, lo hubieran hecho ahí. Hace una semana, aceptó que fue la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN, pero afirmó que existe una cláusula de confidencialidad. 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