Derrota
Rafael Cadenas, 1963 (*)
Yo que no he
tenido nunca un oficio
que ante
todo competidor me he sentido débil
que perdí
los mejores títulos para la vida
que apenas
llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido
negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me
arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy
objeto de risa para mí mismo que creí
que mi padre
era eterno
que he sido
humillado por profesores de literatura
que un día
pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré
nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido
abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo
vergüenza por actos que no he cometido
que poco me
ha faltado para echar a correr por la calle
que he
perdido un centro que nunca tuve
que me he
vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no
encontraré nunca quién me soporte
que fui
preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré
toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi
ridícula ambición
que estoy
cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado,
avíspese, despierte»)
que nunca
podré viajar a la India
que he
recibido favores sin dar nada en cambio
que ando por
la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo
llevar por los otros
que no tengo
personalidad ni quiero tenerla
que todo el
día tapo mi rebelión
que no me he
ido a las guerrillas
que no he
hecho nada por mi pueblo
que no soy
de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración
sería interminable
que no puedo
salir de mi prisión
que he sido
dado de baja en todas partes por inútil
que en
realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego
a reconocer los hechos
que siempre
babeo sobre mi historia
que soy
imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el
hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro
cuando siento deseos de hacerlo
que llego
tarde a todo
que he sido
arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la
inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy
lo que soy ni lo que no soy
que a pesar
de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde
hasta igualarme a las piedras
que he
vivido quince años en el mismo círculo
que me creí
predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca
usaré corbata
que no
encuentro mi cuerpo
que he
percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y
crear de mi indolencia, mi
flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la
mano
me levantaré
del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí
hasta el día del juicio final.
(*)
Rafael Cadenas. Venezuela, 1930. Uno de los más lúcidos poetas y ensayistas
venezolanos de nuestro siglo, incluido sin falta en las selecciones de poesía
del continente. Su obra incluye Los Cuadernos del Destierro, Falsas Maniobras, Memorial,
Literatura y Sociedad, Realidad y Literatura, Anotaciones y En torno al
lenguaje. Premio Nacional de Literatura en su país en 1985.
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