El pescador, de 37 años, que afirma haber sobrevivido trece meses a la deriva en el Pacífico, necesitaba la luz verde de los médicos después de recuperarse con dificultad de su dura experiencia hasta llegar a un lejano atolón de las Islas Marshall hace doce días.
Las autoridades decidieron aislar de los medios de comunicación al náufrago exhausto, que había concedido un sinnúmero de entrevistas desde su llegada a Majuro, la capital de Islas Marshall, pero la fuente informó que Alvarenga debería tomar un vuelo la noche del lunes con destino a Hawai. De allí, el pescador viajará a El Salvador, probablemente pasando por la Costa Oeste de Estados Unidos, para reunirse con su familia, que lo creyó muerto.
Desde entonces casi no se le ha visto en público y los responsables del hotel indicaron que el acceso a su habitación está restringido por orden del gobierno. "El ministerio de Asuntos Exteriores nos dio instrucciones para decir a los que llamen que, si quieren hablar con él, lo soliciten al ministerio", dijo la portavoz del hotel, que confirmó haber recibido muchas llamadas para el náufrago.
Las raras veces en que Alvarenga apareció en público desde el viernes lo hizo rodeado de un grupo de voluntarios, que permanecen en su cuarto y le ayudan a cumplir su deseo de no hablar con la prensa sobre su odisea en el mar.
Exceptuando una breves palabras de agradecimiento en una rueda de prensa el jueves, el náufrago no ha hablado directamente con ningún medio desde la semana pasada, a pesar del gran interés que ha despertado su extraordinaria aventura en todo el mundo. Fuentes del hospital Majuro dijeron que Alvarenga estaba molesto con el bombardeo de llamadas al centro hospitalario y que por eso quiso irse a un hotel.
"El alta la tomó él" explicó Kennar Briand, el jefe del equipo médico del hospital, y confirmó que el médico que atiende a Alvarenga no le dio el alta el viernes. "Dijo que recibía demasiadas llamadas de personas que aseguraban ser sus familiares", explicó. Kennar Briand ha tratado en varias ocasiones a náufragos que llegaron a las Islas Marshall o que fueron rescatados en el mar y trasladados al hospital de Majuro. "No conozco ningún caso de alguien que haya estado a la deriva durante trece meses" y haya sobrevivido, dijo Briand, que supervisa los servicios médicos de este hospital de 80 camas.
Según el médico, algunos náufragos que estuvieron la mitad del tiempo a la deriva del que dice haber pasado Alvarenga llegaron en un estado de salud mucho peor. Briand recordó el caso de tres mexicanos que en 2006 sobrevivieron nueve meses a la deriva en el Pacífico y fueron tratados en Majuro. "Hubo algunas sospechas" sobre la historia de los mexicanos, recuerda el médico, y algunos doctores del hospital tuvieron que certificar oficialmente que los náufragos estuvieron nueve meses en el mar.
"Pero no es nuestro trabajo" verificar la información, dice Briand, aunque reconoce que es sorprendente que Alvarenga "estuviera tan sano cuando llegó". "Recuerdo un caso unos náufragos, creo que eran de Kiribati [una isla en el Pacífico] que estuvieron seis meses a la deriva. Cuando llegaron no se podían mantener de pie, pasaron todo el tiempo estirados en el fondo del barco", explica.
La odisea de Alvarenga, que parece salida del "Relato de un náufrago" de Gabriel García Márquez, suscita desde hace más de una semana un gran interés en todo el mundo. Estas son algunas de las claves de esta asombrosa historia.
¿QUÉ OCURRIÓ?
José Salvador Alvarenga, natural de El Salvador, apareció en el aislado atolón de Ebon, sur de las islas Marshall, el 30 de enero en una embarcación de fibra de vidrio de 7.3 metros de eslora. Dos habitantes lo descubrieron tambaleándose, vestido sólo con un calzoncillo hecho jirones, con el cabello largo y una barba muy poblada, prácticamente incapaz de comunicar en su español natal.
El hombre, de 37 años, relató que salió una noche a pescar tiburones de Chocohuital en México en diciembre de 2012, pero el motor de su embarcación se averió y derivó 12,500 kilómetros hasta el archipiélago de Micronesia. Partió con un compañero llamado Ezequiel Córdoba, de 24 años, que murió durante el viaje, incapaz de soportar la dieta básica de pescado crudo, pájaro y tortuga, y cuyo cadáver lanzó por la borda, explicó el superviviente.
¿CÓMO SOBREVIVIÓ?
Falta de agua, alimentos y vitaminas, sol abrasador, tormentas, atrofia muscular y depresión son sólo algunos de los problemas supuestamente insuperables que tuvo que enfrentar. Pero Alvarenga dijo que sobrevivió gracias a una dieta a base de pescado y aves crudas, así como de sangre de tortuga, orina, agua de lluvia y el sueño de volver a saborear una tortilla, su comida favorita.
Explicó que cazó los pájaros y las tortugas con las manos, y precisó que su fe religiosa y el deseo de ver de nuevo a su familia le permitieron no volverse loco. Antes de esta increíble historia de supervivencia, Alvarengaya era conocido entre sus compañeros de pesca por su dieta poco convencional, que incluso entonces incluía pescado crudo y sangre de tortuga. "Él no era asqueroso, no, qué va, comía de todo", contó el miércoles a la AFP Bellarmino Rodríguez, el jefe de Alvarenga, convencido de que eso fue lo que le salvó.
¿CUÁN CREÍBLE ES SU HISTORIA?
Mantenerse con vida durante trece meses en una pequeña embarcación en mar abierto puede parecer increíble pero los expertos en supervivencia creen que es posible siempre y cuando se consuman líquidos y nutrientes suficientes. "Uno puede aguantar unos siete días sin ningún líquido antes de empezar a perder el conocimiento", dijo Hilmar Snorrason, presidente de la Asociación Internacional para el Entrenamiento de Seguridad y Supervivencia establecida en Southampton (Inglaterra). Según él, hay que otorgar a Alvarenga el beneficio de la duda.
Aparte de las fuentes obvias, como el agua de lluvia, entre las alternativas para la ingestión de líquidos figuran los ojos de pescado y los fluidos espinales, el jugo de la carne exprimida y la sangre de tortuga, según un libro publicado en 2002 que lleva por título "Essentials of Sea Survival" (Lo imprescindible para sobrevivir en el mar). La tortuga, que Alvarenga dijo haber consumido a menudo, es también una valiosa fuente de grasa. Diplomáticos de México y El Salvador han dicho que su historia parece cuadrar, porque su relato encaja con la información sobre su desaparición en México, aunque no todo el mundo está convencido.
Jean-Yves Chauve, un médico francés especializado en la supervivencia en el mar, dijo que su dieta habría sido demasiado proteínica, faltándole el azúcar para un funcionamiento apropiado del cerebro y la vitamina C presente en frutas y verduras. "Incluso con unas pocas gotas de lluvia de vez en cuando, más de un año parece mucho, mucho tiempo", dijo Chauve.
Mientras, en México, sus compañeros lo esperan para que les cuente cómo logró sobrevivir tanto tiempo. Como afirmó Belarmino Rodríguez, un pescador de 54 años, "es un récord".
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Las autoridades decidieron aislar de los medios de comunicación al náufrago exhausto, que había concedido un sinnúmero de entrevistas desde su llegada a Majuro, la capital de Islas Marshall, pero la fuente informó que Alvarenga debería tomar un vuelo la noche del lunes con destino a Hawai. De allí, el pescador viajará a El Salvador, probablemente pasando por la Costa Oeste de Estados Unidos, para reunirse con su familia, que lo creyó muerto.
Desde entonces casi no se le ha visto en público y los responsables del hotel indicaron que el acceso a su habitación está restringido por orden del gobierno. "El ministerio de Asuntos Exteriores nos dio instrucciones para decir a los que llamen que, si quieren hablar con él, lo soliciten al ministerio", dijo la portavoz del hotel, que confirmó haber recibido muchas llamadas para el náufrago.
Las raras veces en que Alvarenga apareció en público desde el viernes lo hizo rodeado de un grupo de voluntarios, que permanecen en su cuarto y le ayudan a cumplir su deseo de no hablar con la prensa sobre su odisea en el mar.
Exceptuando una breves palabras de agradecimiento en una rueda de prensa el jueves, el náufrago no ha hablado directamente con ningún medio desde la semana pasada, a pesar del gran interés que ha despertado su extraordinaria aventura en todo el mundo. Fuentes del hospital Majuro dijeron que Alvarenga estaba molesto con el bombardeo de llamadas al centro hospitalario y que por eso quiso irse a un hotel.
"El alta la tomó él" explicó Kennar Briand, el jefe del equipo médico del hospital, y confirmó que el médico que atiende a Alvarenga no le dio el alta el viernes. "Dijo que recibía demasiadas llamadas de personas que aseguraban ser sus familiares", explicó. Kennar Briand ha tratado en varias ocasiones a náufragos que llegaron a las Islas Marshall o que fueron rescatados en el mar y trasladados al hospital de Majuro. "No conozco ningún caso de alguien que haya estado a la deriva durante trece meses" y haya sobrevivido, dijo Briand, que supervisa los servicios médicos de este hospital de 80 camas.
Según el médico, algunos náufragos que estuvieron la mitad del tiempo a la deriva del que dice haber pasado Alvarenga llegaron en un estado de salud mucho peor. Briand recordó el caso de tres mexicanos que en 2006 sobrevivieron nueve meses a la deriva en el Pacífico y fueron tratados en Majuro. "Hubo algunas sospechas" sobre la historia de los mexicanos, recuerda el médico, y algunos doctores del hospital tuvieron que certificar oficialmente que los náufragos estuvieron nueve meses en el mar.
"Pero no es nuestro trabajo" verificar la información, dice Briand, aunque reconoce que es sorprendente que Alvarenga "estuviera tan sano cuando llegó". "Recuerdo un caso unos náufragos, creo que eran de Kiribati [una isla en el Pacífico] que estuvieron seis meses a la deriva. Cuando llegaron no se podían mantener de pie, pasaron todo el tiempo estirados en el fondo del barco", explica.
La odisea de Alvarenga, que parece salida del "Relato de un náufrago" de Gabriel García Márquez, suscita desde hace más de una semana un gran interés en todo el mundo. Estas son algunas de las claves de esta asombrosa historia.
¿QUÉ OCURRIÓ?
José Salvador Alvarenga, natural de El Salvador, apareció en el aislado atolón de Ebon, sur de las islas Marshall, el 30 de enero en una embarcación de fibra de vidrio de 7.3 metros de eslora. Dos habitantes lo descubrieron tambaleándose, vestido sólo con un calzoncillo hecho jirones, con el cabello largo y una barba muy poblada, prácticamente incapaz de comunicar en su español natal.
El hombre, de 37 años, relató que salió una noche a pescar tiburones de Chocohuital en México en diciembre de 2012, pero el motor de su embarcación se averió y derivó 12,500 kilómetros hasta el archipiélago de Micronesia. Partió con un compañero llamado Ezequiel Córdoba, de 24 años, que murió durante el viaje, incapaz de soportar la dieta básica de pescado crudo, pájaro y tortuga, y cuyo cadáver lanzó por la borda, explicó el superviviente.
¿CÓMO SOBREVIVIÓ?
Falta de agua, alimentos y vitaminas, sol abrasador, tormentas, atrofia muscular y depresión son sólo algunos de los problemas supuestamente insuperables que tuvo que enfrentar. Pero Alvarenga dijo que sobrevivió gracias a una dieta a base de pescado y aves crudas, así como de sangre de tortuga, orina, agua de lluvia y el sueño de volver a saborear una tortilla, su comida favorita.
Explicó que cazó los pájaros y las tortugas con las manos, y precisó que su fe religiosa y el deseo de ver de nuevo a su familia le permitieron no volverse loco. Antes de esta increíble historia de supervivencia, Alvarengaya era conocido entre sus compañeros de pesca por su dieta poco convencional, que incluso entonces incluía pescado crudo y sangre de tortuga. "Él no era asqueroso, no, qué va, comía de todo", contó el miércoles a la AFP Bellarmino Rodríguez, el jefe de Alvarenga, convencido de que eso fue lo que le salvó.
¿CUÁN CREÍBLE ES SU HISTORIA?
Mantenerse con vida durante trece meses en una pequeña embarcación en mar abierto puede parecer increíble pero los expertos en supervivencia creen que es posible siempre y cuando se consuman líquidos y nutrientes suficientes. "Uno puede aguantar unos siete días sin ningún líquido antes de empezar a perder el conocimiento", dijo Hilmar Snorrason, presidente de la Asociación Internacional para el Entrenamiento de Seguridad y Supervivencia establecida en Southampton (Inglaterra). Según él, hay que otorgar a Alvarenga el beneficio de la duda.
Aparte de las fuentes obvias, como el agua de lluvia, entre las alternativas para la ingestión de líquidos figuran los ojos de pescado y los fluidos espinales, el jugo de la carne exprimida y la sangre de tortuga, según un libro publicado en 2002 que lleva por título "Essentials of Sea Survival" (Lo imprescindible para sobrevivir en el mar). La tortuga, que Alvarenga dijo haber consumido a menudo, es también una valiosa fuente de grasa. Diplomáticos de México y El Salvador han dicho que su historia parece cuadrar, porque su relato encaja con la información sobre su desaparición en México, aunque no todo el mundo está convencido.
Jean-Yves Chauve, un médico francés especializado en la supervivencia en el mar, dijo que su dieta habría sido demasiado proteínica, faltándole el azúcar para un funcionamiento apropiado del cerebro y la vitamina C presente en frutas y verduras. "Incluso con unas pocas gotas de lluvia de vez en cuando, más de un año parece mucho, mucho tiempo", dijo Chauve.
Mientras, en México, sus compañeros lo esperan para que les cuente cómo logró sobrevivir tanto tiempo. Como afirmó Belarmino Rodríguez, un pescador de 54 años, "es un récord".
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