El ‘monstruo
acuático’ mexicano, condenado a desaparecer.
El ajolote es un animal prehispánico
que habitaba las aguas del lago Xochimilco, al sur del DF
La contaminación pone en peligro la
especie
P. CHOUZA / D. BARRANCO México 17 MAR 2014 -
"Los
ojos del axolotl me decían de la presencia de una vida diferente, de otra
manera de mirar", escribe Julio Cortázar en un cuento sobre esta especie
prehispánica, originaria de México y condenada ahora a desaparecer en las aguas
del lago Xochimilco, al sur del Distrito Federal. El ajolote (del náhuatl
axolotl) es en realidad una salamandra que nunca llega a convertirse en adulta
y que tiene la fascinante capacidad de regenerar partes del cuerpo perdidas,
como una pata. Los últimos estudios de la Universidad Nacional Autónoma de
México vaticinan que su extinción podría llegar antes de 2020. Una terrible
noticia, además, porque el ajolote
"no es un animal", decía el escritor argentino. Según la mitología,
los mexicas consideraban a este la reencarnación del dios Xólotl, quien fue
castigado a vivir como un monstruo acuático tras haberse negado a sacrificar su
vida en el fuego para que el sol y la luna giraran. Su presencia en los murales
de Diego Rivera y en los escritos de Octavio Paz, ha hecho de ellos un símbolo
de México.
El escritor
Francisco Goldman lo define en una de sus novelas como un animal de “alegre
cara extraterrestre y brazos y manos de mono albino”. Por su rostro, bien
podría ser también el protagonista de una serie de dibujos animados, pero más
allá de lo curioso de su aspecto, el ajolote vive una triste realidad: tiene
los días contados. En el primer censo realizado en 1998 se encontraron en los
canales 6.000 ejemplares por kilómetro cuadrado; en el 2003 la población bajó a
1.000 ejemplares por kilómetro cuadrado, y en el 2008 solo 100 ejemplares en el
mismo perímetro, de acuerdo con la Academia Mexicana de Ciencias.
Con la
intención de contribuir a la conservación del entorno, la Unesco proclamó las
chinampas de Xochimilco (pequeños terrenos, antiguamente flotantes, donde se
cultivan flores y verduras) Patrimonio de la Humanidad en 1987. El
reconocimiento ha estado en peligro debido al deterioro provocado por el avance
de la urbanización. La zona de los canales, además, es un área recreativa
recorrida de forma masiva por trajineras turísticas.
Existen
alrededor de 17 especies distintas y la disminución en la población se debe a
la descarga de aguas residuales a los canales, la construcción de casas y la
introducción de especies como la carpa y la tilapia que se comen a los
ajolotes. “Las especies depredadoras fueron introducidas por el ser humano para
pesca deportiva. Metiendo dos parejas es suficiente porque pueden poner unos
300 huevos aproximadamente. Los pobladores de la zona saben que no deben
hacerlo, pero eso les permite que vayan turistas, lo que representa entrada de
dinero”, asegura el biólogo Raúl Rivera Velázquez, de la Facultad de Estudios
Superiores Iztacala de la UNAM. El experto lleva seis años trabajando con estos
animales. “Su piel es muy permeable, por lo que cualquier tóxico puede
afectarles. Es por eso que ya no hay ejemplares en el lago de Xochimilco,
porque las aguas han sido contaminadas”. En este sentido los ajolotes son muy
delicados y cualquiera que trabaje con ellos debe guardar estrictas medidas de
higiene: “Nuestra grasa, crema o residuos de comida en las manos pueden tapar
sus poros y matarlos”, dice Jesús Correa, un joven de menos de 30 años que
dirige el ajolotario La casita del axolotl, uno de los 20 centros dedicados a
la reproducción del animal en el entorno de Xochimilco.
Además de la
pérdida del ecosistema, con el agua contaminada, y de la introducción de
especies depredadoras en las aguas, Correa considera que el cambio de actividad
productiva en la zona ha contribuido al deterioro en Xochimilco. “Antes se
cultivaban solo hortalizas con el lodo de los lagos. Ahora se siembran plantas
ornamentales, pero con tierra de cerros, por lo que el lodo va aumentando. A la
vez, se aplican químicos y pesticidas y estos se derraman a los canales matando
a los animales”.
“Hay una
contradicción entre el turismo, el crecimiento de habitantes en los alrededores
de Xochimilco y el daño que todo esto provoca al medio”, afirma el director del
parque ecológico, Erwin Stephan Otton, quien admite que no pueden dar una cifra
exacta del número de ajolotes que quedan porque es difícil contabilizarlos.
“Hay muchos
centros que se dedican a la reproducción del ajolote. La mayoría se encuentra
en óptimas condiciones y retienen una cantidad grande”, explica Jesús Correa.
“Se está implementando la creación de refugios dentro de las chinamperías. La
solución pasa por recuperar los canales y crear mientras un hábitat seminatural
para los ajolotes, que no vivan más en tanques encerrados. Ahora se busca sacar
a la especie del peligro de extinción. Después ya se podrán autorizar los
usos”.
Antiguamente
el ajolote se empleaba en medicina para problemas respiratorios y desnutrición
infantil, y también como alimento en algunos platos típicos de la gastronomía
mexicana. “Ahora el comercio de ajolotes con estos fines está prohibido, por lo
que su precio en el mercado negro ha aumentado: una pareja de dos años puede
costar entre 2.000 y 2.500 pesos (entre 108 y 135 euros)”, afirma Correa.
El cuidador
reconoce que una vez, cuando era niño, probó la carne del ajolote. Hoy comenta
que no podría: “Uno les agarra cariño con el tiempo”. Como
el hombre del cuento de Cortázar, que vive obsesionado tratando de averiguar
qué sufrimiento acompañará a esta especie, Jesús Correa mira las peceras: “La
verdad, no sé qué crean. Tal vez sí sean conscientes de que los tenemos aquí
para preservarlos, porque son los últimos, o quizás piensen que solamente los
retenemos por gusto”, reflexiona antes de terminar la entrevista. Ya lo decía
Cortázar, los ajolotes no son animales.
Aquí el cuento completo "AXOLOTL" de Julio Cortázar: http://bit.ly/1eGQqpU
Aquí el cuento completo "AXOLOTL" de Julio Cortázar: http://bit.ly/1eGQqpU
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