Mujeres
y esferas de poder
REFORMA.COM
Por Gina Zabludovsky Kuper
Ciudad de México (9
marzo 2014).- El aumento de
las mujeres en la fuerza de trabajo y su incremento en la matrícula
universitaria constituyen cambios sociales sin precedente que transformaron
radicalmente las sociedades a partir de la segunda mitad del siglo XX.
En México,
su presencia en la fuerza de trabajo se incrementó del 19 por ciento en 1970 al
38 en 2013. En la educación superior, el número de estudiantes de sexo femenino
pasó del 17 en 1970 al 50 por ciento en el 2011. Además, ellas tienen una mayor
eficiencia terminal, ya que constituyen el 55 por ciento de los egresados (1).
Sin embargo,
la presencia de las mujeres continúa siendo minoritaria en los principales
cargos de decisión política y económica, y específicamente en los niveles
gerenciales y ejecutivos de las grandes corporaciones.
Política:
cargos de elección y representación
En la Cámara
de Diputados, el número de mujeres pasó del 16 por ciento en el periodo
2000-2003, al 37 en el 2012-2015. En el Senado, ahora llegan al 33 por ciento
en comparación con el 17 por ciento de los dos periodos anteriores.
Este giro es
producto, en parte, de las reformas al Código Federal Electoral (2008 y
2011-2012) que fijaron un porcentaje máximo de candidatos(as) de un mismo
género. El aumento seguramente será más notorio en los próximos años, ya que a
finales del 2013 se elevó a rango constitucional la paridad de género en las
candidaturas legislativas.
En los otros
cargos de elección, la situación es diferente. En la actualidad no tenemos
ninguna gobernadora y en toda la historia del país únicamente ha habido seis.
En las presidencias municipales en 2013, las mujeres apenas llegaban a un 8 por
ciento (2), uno de los índices más bajos de América Latina.
En el Poder
Ejecutivo, las secretarias de Estado nunca han representado más del 15 por
ciento e históricamente se han concentrado en Turismo (1994, 2000, 2006, 2012),
Desarrollo Social (2000, 2006, 2012), Contraloría General de la Federación
(1988, 1994) y Relaciones Exteriores (1994, 2006).
Sector
privado: pocas ejecutivas
Pero la
exclusión de las mujeres es aún más drástica en el sector privado. En México,
su participación en los consejos directivos de las empresas que cotizan en la
Bolsa de Valores apenas alcanza el 7 por ciento.
El análisis
de datos generado por nuestra investigación permitió observar que en las
grandes corporaciones del país la presencia de las ejecutivas en los puestos
intermedios sólo llega al 23 por ciento (3). Sin embargo, en las posiciones más
altas equivalentes a las direcciones generales (4) de diversas áreas, se reduce
al 13 por ciento. Y como presidentas (CEO), sólo llegan al 5 por ciento.
Además, las
mujeres se concentran en las direcciones generales de Relaciones Públicas (48
por ciento), Mercadotecnia y Comunicación (29 por ciento), y Recursos Humanos
(21 por ciento). Su participación disminuye notoriamente en las de Operaciones
e Investigación (8 por ciento), Administración y Finanzas (5 por ciento), e
Informática y Sistemas (2 por ciento). La ausencia de las directivas de ciertas
áreas es significativa, ya que a menudo implica un aislamiento de los cargos que
confieren responsabilidades funcionales y las mayores oportunidades de ascenso
en la carrera.
Por otra
parte, en las grandes corporaciones extranjeras que operan en nuestro país, la
presencia de mujeres ejecutivas es mayor que en las que predomina el capital
nacional (5).
Lo anterior
se explica por las políticas de diversidad, promoción del talento femenino y
conciliación trabajo-empresa que han puesto en marcha muchas corporaciones
extranjeras durante los últimos años.
Entre
familia y empresa
El notable
incremento femenino en la fuerza laboral y el hecho de que en muchas parejas el
ingreso ya no dependa básicamente del hombre no han transformado
significativamente la carga de las responsabilidades familiares: las mujeres
dedican hasta 42 horas a la semana a las tareas no retribuidas en el hogar. De
hecho, muchas de las jóvenes que se dedican al trabajo doméstico fueron
consideradas erróneamente como "ninis" (ni estudian ni trabajan) en
encuestas recientes.
Las mujeres
se enfrentan a una constate presión para cumplir sus responsabilidades en todos
los frentes, lo cual se agudiza en los cargos de dirección regidos por
"horarios masculinos", donde el buen desempeño se vincula con largas
jornadas laborales, sin que esto conlleve necesariamente a una mayor productividad
o mejor uso del tiempo.
A pesar de
que en estos niveles muchas mujeres no realizan directamente el trabajo
doméstico, sino que más bien lo supervisan, ellas realizan una especie de
"doble gerencia" para que todo funcione bien en la casa y en el
trabajo (6).
No es raro
que, las cargas desiguales y otros factores, como la probabilidad de que ellas
ganen más que su pareja, las lleven a la separación. Con base en los datos que
generamos para el 2013, se encontró que mientras el 69 por ciento de los
directivos varones estaban casados, entre las mujeres el porcentaje disminuía
al 50 por ciento. La diferencia es aún mayor en aquellas empresas que tienen
más de 250 empleados(as): los directivos hombres que están casados alcanzan el
78 por ciento, mientras que las mujeres con cónyuge sólo llegan al 50 por
ciento.
Debido a las
grandes dificultades que presenta la conciliación familia-trabajo en estos
cargos, muchas mujeres optan por formar y dirigir su propia empresa.
Las
empresarias
La
participación de las mujeres como propietarias de empresas en México ha crecido
significativamente, del 25 por ciento en 1991 al 36 por ciento en 2013 (7). Sin
embargo, si sólo tomamos en cuenta a las empleadoras (a aquellas que contratan
por lo menos a un trabajador más) el número baja al 19 por ciento y su
incremento ha sido más paulatino (8).
Las empresas
de mujeres están generalmente en el nivel "micro" y de subsistencia.
De hecho, varios programas se han enfocado a promoverlas como mecanismo para
que ellas y sus familias salgan de la pobreza.
En cuanto al
área de actividad, su presencia se concentra en el comercio y los servicios,
particularmente en los turísticos y educativos.
Prevalece el
techo de cristal
Como se ha
visto en este estudio, a medida que se asciende en la pirámide organizacional,
la presencia de las mujeres disminuye tanto en la dirección económica como en
la política.
Pese al
camino recorrido, las mujeres están escasamente representadas en los cargos. El
notable incremento de las mujeres en la educación superior y en la fuerza de
trabajo, no corresponde a sus números en los cargos de autoridad y de mayor
jerarquía.
De allí que
resulte prioritario generar una cultura de inclusión que deje de considerar que
algunos puestos son "femeninos" y otros "masculinos" y promueva
acciones de conciliación trabajo-familia dirigidas tanto para hombres como para
mujeres. Entre éstas, una de las más importantes son las licencias de
paternidad. En México, ésta se introdujo por primera vez el año pasado con el
establecimiento de cinco días laborales obligatorios para los hombres. Sin
embargo, todavía estamos muy rezagados con relación a muchos países. El asunto
es importante ya que este tipo de medidas favorecen la renegociación de las
parejas en torno a sus respectivas responsabilidades familiares y laborales, y
promueve una mayor equidad social que resulta benéfica para los hombres, las
mujeres, los niños(as), las propias empresas y el conjunto de la sociedad.
El
incremento de las mujeres en la educación superior y en la fuerza de trabajo no
corresponde a su participación en los cargos de autoridad; se puede decir que
todavía se enfrentan al "techo de cristal", entendido como una serie
de barreras invisibles que constituyen los obstáculos para el ascenso de las
mujeres a los cargos de mayor jerarquía.
Son
múltiples las causas que explican esta situación: la socialización diferenciada
y las distintas expectativas de éxito de hombres y mujeres; el escaso
compromiso de los varones en las tareas domésticas; las extensas jornadas de
oficina que siguen siendo de corte masculino; la exclusión de las mujeres de
los círculos informales donde "se cierran" muchas negociaciones; la
discriminación (oculta o abierta) que existe hacia las mujeres, particularmente
hacia aquellas que son madres; la noción prevaleciente de que las mujeres
propietarias de empresas sólo deben dedicarse a las actividades de
subsistencia, y la prevalencia de ocupaciones consideradas masculinas o
femeninas, en donde las primeras se vinculan con mayores posibilidades de ganancias
económicas y ascensos jerárquicos.
Notas:
1. Cálculos realizados a partir de los datos del INEGI en
las encuestas nacionales de ocupación y empleo y del ANUIES, "Anuario
Estadístico de Educación Superior 2011".
2. Informe de la Cuarta Visitaduría General. Programa de
asuntos de la mujer y de igualdad entre mujeres y hombres.
3. Cálculos propios con base a 277 de las empresas más
grandes de México, según la revista Expansión, Conexión Ejecutiva y otros
directorios empresariales de México para el año 2012.
4. Direcciones generales de área, como son la de
Administración y Finanzas, de Operaciones, de Mercadotecnia, Comercial,
Informática y Sistemas, Recursos Humanos, Relaciones Públicas y Médico y
Jurídico.
5. Sólo 7 de las 156 grandes compañías mexicanas que
analizamos están presididas por mujeres. Cálculos propios con base en diversos
directorios empresariales del 2012.
6. Serna Guadalupe y Montalvo, Elsa. (2003). Estudios:
Mujeres ejecutivas en la Ciudad de México: quiénes son, dónde laboran y cómo
responden a sus condiciones de trabajo, Instituto de Investigaciones José María
Luis Mora/ Asociación Mexicana de Mujeres Ejecutivas, México.
7. Los datos de empresarias aquí expuestos se elaboraron
sumando los trabajadores(as) por cuenta propia y empleadoras(as). Fuente: INEGI
(2013).
8. La información se elaboró hasta 2010 para coincidir con
los cortes de décadas, para 2013, el porcentaje fue de 20 por ciento.
La autora es doctora en Sociología. Profesora investigadora
de la UNAM. Su libro más reciente es Mujeres empresarias y ejecutivas en
México. Diagnóstico y desafíos, Plaza y Valdés 2013.
La autora agradece el valioso apoyo de Ricardo Sanginés en
la interpretación estadística y de Alejandra Zaldivar en la presentación del
trabajo.
Twitter: @ginazabludovsky
Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo
Fecha de publicación: 07-Mar-2014
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