viernes, 3 de febrero de 2012

JOSÉ GORDON ALUDE A LA ELOCUENCIA DE LOS SILENCIOS AUTOBIOGRÁFICOS EN "ELOGIO DEL INSOMNIO" DE ALBERTO RUY-SANCHEZ. EL CUADERNO VERDE




EL CUADERNO VERDE

El insomnio feliz

Por José Gordon

El insomnio por definición parece ser una pesadilla. Entre sus secuelas se encuentran la somnolencia durante el día, la pérdida de energía, depresión, desubicación e irritabilidad. Sin embargo, más que una enfermedad es un síntoma del estrés que nos aflige. De ahí que resulta sorpresivo escuchar que la experiencia de desvelo pueda ser feliz.

Hace unos meses me encontré con Alberto Ruy Sánchez. Me habló de su nuevo libro que estaba por aparecer: Elogio del insomnio (Alfaguara). Me dijo que él era insomne y gozaba y atestiguaba su condición. Le pregunté cómo se sentía al despertar. Se le dibujó una gran sonrisa. Esto me hizo pensar que tal vez su experiencia no estaba vinculada a la tortura del tiempo fatigado sino a otro estado de percepción que tiene que ver con lo que Ruy Sánchez denomina "una felicidad luminosa en medio de la oscuridad".

Recordé la letra de una canción de los setenta compuesta por Rick Stanley y Paul Fauerso, que tenía una imagen similar a la de Ruy: "Como un faro, alumbro toda la noche. Tal parece que duermo, pero todavía estoy despierto antes de que amanezca". Se trata de una duermevela feliz del que empecé a escuchar en el contexto de la experiencia de la Meditación Trascendental. En esos días, el cineasta David Lynch y otros artistas se abrían al registro de culturas antiguas que decían que más allá de los tres principales estados de conciencia: vigilia, dormir y soñar, existía otro estado fundamental de percepción al que nombraban "Turiya" (en sánscrito, el cuarto). Esa experiencia de silencio estaba caracterizada por ser un estado de alerta en profundo descanso. En revistas como Scientific American se daban a conocer sus correlativos neurofisiológicos: un estado hipometabólico en vela (algo así como caer despierto), aumento de la coherencia cerebral y reducción de sustancias químicas asociadas con el estrés. Maharishi Mahesh Yogi, maestro de la antigua tradición de los Vedas, decía que al alternar de manera sistemática los tres primeros estados de conciencia con el cuarto, debía aparecer un quinto estado de conciencia que en sánscrito se llamaba "Turiyatita" (más allá del cuarto). La experiencia del silencio -que sólo se tenía al cerrar los ojos y meditar- ya no se borraba con la actividad: se sostenía incluso con los ojos abiertos, incluso al dormir y soñar. Maharishi planteaba que un signo inequívoco de que esto no era tan solo producto de la autosugestión, sería la experiencia de que durante las noches no perderíamos la conciencia de existir. Podríamos atestiguar, desde un silencio vivo, el dormir y el soñar. Recordé entonces las maravillosas palabras del Cantar de los cantares: "Yo dormía, pero mi corazón velaba".

Al leer Elogio del insomnio, recupero esa sensación. El arte y la poesía nos remiten a un silencio que lo permea todo, a lo que se percibe con los ojos cerrados y con los ojos abiertos. Desde esa percepción refinada se amplía la capacidad de registro del mundo. Al tener conciencia de sus desvelos, Ruy goza el privilegio de tener más tiempo y calma: "Entonces escucho y toco la extensión de la noche: el silencio que se llena de un canto hecho de ruidos lentos y dispersos, la humedad que aumenta y enfría levemente el aire. Sensaciones que se tejen suaves sobre el cuerpo y van echando sus raíces piel adentro. Caricias profundas que comunican mi sonrisa de esta noche con la del niño que, en otra noche como ésta, vela también y descubre por primera vez el canto nocturno de los insectos. Así recuerdo y revivo en la sombra de la sombra un estado de ánimo flotante, una enorme disponibilidad a la felicidad."

Elogio del insomnio es una hermosa y sutil autobiografía que pasa por el valle en llamas de un adolescente que con el alma desvelada se inicia en la poética del asombro. Llama la atención que en medio de estas visiones tan delicadas se filtran también los delirios de la violencia (esos sí de insomnio terrible) que asaltan nuestra realidad. El testigo lo registra todo pero no pierde el pulso de lo que nos salva, un fino sistema de lectura, de percepción, que brilla en medio de la oscuridad y nos ayuda a encendernos.

pepegordon@gmail.com

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2 comentarios:

  1. Como siempre, mágicas y placenteras las palabras de Pepe Gordon, saludos, MEB

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  2. Leer a Pepe es siempre una delicia. La música exquisita de sus palabras nos aproxima ahora a la nueva obra de Ruy Sánchez de una manera irresistible.
    Gracias, Beto, y un saludo...

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