domingo, 28 de noviembre de 2010

"MARGO GLANTZ EN CUERPO Y ALMA" del blog de D. JULIO ORTEGA y LAS GENEALOGÍAS, su íntima biografía.

"Me siento la Julia Roberts de la literatura"
(Sus primeras palabras después de recibir el Premio FIL)

"Un Rulfo contra un Nobel"
(Encuentro de Margo con LeClezio en los pasillos de la FIL


Margo Glantz. Foto de Sara Escobar

"La trayectoria interior de esta escritora es de por sí intrigante. Al comienzo, ella escribía en los márgenes del relato mexicano, desde fuera de sus cánones, con autoironía reflexiva. Sus primeros libros ensayaban las formas tentativas de la prosa breve, el fragmento y la notación. Pero demostraban, en ello mismo, su sensibilidad contemporánea, alejada tanto de la espesura de la tradición literaria nacional como de la tipicidad de las escrituras femeninas de entonces. Pero lo más notable de su evolución creativa es la calidad íntima y gozosa de su prosa, hecha entre asombros cotidianos, textura musical del recuento, y agudeza analítica. Ese proceso culmina y recomienza en Las genealogías (1981), donde asume la primera persona para narrar la historia de sus padres, emigrados judios, como si ella misma fuese la presencia transitiva y casual en la poderosa lógica biográfica, lingüística y nomádica de una familia de sobrevivientes felices, plena de ingenio y valor. Conocí a Don Jacobo, su padre, que parecía flotar en un cuadro de Chagall."
Julio Ortega
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LAS GENEALOGÍAS
Margo Glantz publica en 1981 este libro, donde se distingue el papel decisivo de la memoria, nuevo elemento en la narrativa de Margo; añade al texto una sorprendente y cautivadora profundidad: un entrañable sentimiento de intimidad.
Escucha y disfruta en voz de la autora: tres fragmentos de su deliciosa autobiografía, Las genalogías en el siguiente link: http://bit.ly/hg1RDB


Prólogo (fragmento):

"TODOS, SEAMOS NOBLES O NO, tenemos nuestras genealogias. Yo desciendo
del Génesis, no por soberbia sino por necesidad. Mis padres nacieron
en una Ucrania judía, muy diferente a la de ahora y mucho más
diferente aún del México en que nací, este México, Distrito Federal,
donde tuve la suerte de ver la vida entre los gritos de los marchantes
de la Merced, esos marchantes que mi madre miraba asombrada, vestida
totalmente de blanco... (L.G., p. 5).
(...)
«Y todo es mío y no lo es y parezco judía y no lo parezco y por eso escribo
-éstas- mis genealogias.>>
MARGO GLANTZ 1981


En 2008, aparece CUADERNO DE NOTAS SOBRE LAS GENEALOGÍAS DE MARGO GLANTZ, de Rodrigo Cánovas. Puedes leerlo aquí.

sábado, 27 de noviembre de 2010

ECOS DE LA FIL: "UN RULFO CONTRA UN NOBEL": El humor de Margo


"Ella es Margo Glantz, Un Rulfo bien plantado"

"Un Rulfo contra un Nobel"

El encuentro casual de Margo Glantz con J.M.G. Le Clezio
en uno de los salones de la FIL provoca en Margo decir la frase que anotamos arriba.
LEE LA NOTA COMPLETA

¿QUÉ TIPO DE PERSONAJE PATÉTICO FUE REALMENTE JOSEPH GOEBBELS, ANTES CONOCIDO COMO EL "GENIO DE LA PROPAGANDA" DE LA ESTRUCTURA NAZI?

El mito Goebbels se derrumba

El ministro de Propaganda de Hitler era un personaje patético, con un trastorno narcisista de la personalidad, según revela el historiador alemán Peter Longerich en una biografía



haz clic
"Joseph Goebbels y su hermosa familia el 1 de enero de 1944"
El 1 de mayo de 1945, Goebbels se suicidó junto a su esposa en el búnker de Hitler, después de haber envenenado primero a sus hijos.

Sumérgete en la FIL leyendo LABERINTO de MILENIO


dedica la PORTADA de la edición de esta semana a
LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE GUADALAJARA

jueves, 25 de noviembre de 2010

UNA PROBADITA DE LABERINTO 389 disponible ed. impresa el sábado 27 de noviembre en puestos de periódicos





A salto de línea
Los libros, una industria cultural
Braulio Peralta

No más del dos por ciento, de los más de 100 millones de mexicanos, lee en México. Imagínense el tamaño de industria editorial que existe con ese número de lectores. No sé por qué Paco Ignacio Taibo II dice que hay muchos lectores. Seguramente se refiere a los suyos, que son legiones: lo leen a él, pero no a los demás autores. (Paco: lo digo con tristeza: se venden pocos libros en México. Somos más bien una industria cultural pobre.)

Existe la idea, ya generalizada por los críticos, de que en la industria editorial los que nos dedicamos al oficio de hacer libros tenemos la varita mágica para inventar prestigios o éxitos comerciales. Falso. Si un libro bueno o malo no se vende, no puede haber invento bajo ningún concepto. Y muchos libros no se venden, con todo el marketing que se les pueda haber invertido. Y al contrario. (Sergio González Rodríguez ha escrito pestes de la saga literaria de Stieg Larsson, mientras el Nobel de Literatura de este año, Mario Vargas Llosa, escribió elogiosamente del autor sueco de la trilogía Millennium. Ninguno de ellos influyó para que se vendieran millones en todo el mundo: fueron los lectores. Y conste: Larsson ni siquiera vio su éxito. Se murió antes de que se publicaran sus obras.) Vender o no, es un misterio. Demos el crédito correspondiente a los lectores: ellos sí concretan un éxito o un prestigio.

Los editores podemos cometer el error de no encontrar a los escritores de nuestro tiempo. O no: siempre habrá alguien que rescate a alguno. México es magnánimo. Nadie puede quejarse de que no le publiquen su libro. Cuando una editorial comercial dice no, se van a otra, y otra, hasta llegar a una “independiente” que patrocina el Estado, y santa paz: se le publican sus mil ejemplares de rigor. (En las editoriales comerciales se publican de tres mil ejemplares en adelante, pensando que los venderán, lo que por cierto es lo que menos le importa al Estado.)

Por más que le explicas a un autor que hay tres formas de ver a la industria editorial, o no lo entiende, no quiere, o no le interesa, salvo su obra. Pero le incumbe. Me explico: la imprenta cobra casi de inmediato la producción del libro. La distribución en librerías se queda con 45 por ciento —o más— del precio de venta al público; y la editorial, la productora del libro, puede tardar incluso nueve meses en ver sus resultados económicos. Esto, que parece de kínder, es un proceso difícil de aceptar: cada negocio editorial —imprenta, productora y distribuidora— ve para su propio establo. Aunque ya empiezan a entender que si desaparece uno de estos tres procesos, se acabó la posibilidad de publicar, donde el autor, bajo ningún aspecto está excluido.

A los autores debiera importarles, sin excepción, la venta de sus libros. A algunos sólo les interesa su publicación. A la hora de las regalías comienzan los problemas. Por eso hay que explicarles, desde el principio, de lo que se trata. Para que, cuando el libro se agote o regrese a las bodegas de la editorial, porque ya nadie quiere saber nada de él, los responsables seamos todos los involucrados, entre ellos el autor. Hay que entender a esta industria editorial como un equipo donde todos participamos. O nos hundimos o nos levantamos. Y por ahí vamos.

Todo lo anterior funciona para libros literarios, coyunturales, sobre la actualidad en el país, de autoayuda, libros nacionales o traducidos de otros idiomas. Libros impresos. De los digitales, será otra historia.

Si hoy no confrontamos estos temas entonces seguirá la idea romántica del libro y en breve desapareceremos de las industrias culturales.

Coda No lo olvidemos: las editoriales hacen libros para vender. Punto.







Álvaro Enrigue vs. los narcos
Archivo hache

Heriberto Yépez
hyepez.blogspot.com


La revista Chilango núm. 84 dedica su portada a “El cártel de los escritores” y reza “El crimen y el narco se han apoderado de la nueva narrativa mexicana. Hicimos confesar a los siete autores que la definen”.
En realidad no son autores que han definido la narcoliteratura sino nuevos escritores del centro del país.
Quienes la han definido son autores del norte, algo que aminora Álvaro Enrigue en el texto central de Chilango.

Enrigue llama “discreta plaga” y “narcoestruendo” a la narcovela, que retaca “las mesas de novedades de las librerías”, imagen más fantasiosa que real: en la última década el número de narconovelas no supera a otros géneros (el histórico o fantástico, digamos). La misma mesa imaginaria preocupaba a Rafael Lemus en el 2005, quien descalificaba la obra de Élmer Mendoza y Eduardo Antonio Parra.
Enrigue dice: “Hay autores consagrados que publican relatos de realidad ampliada en editoriales para la élite literaria y académica… pienso en los libros de cuentos de Eduardo Antonio Parra en Era o los thrillers de Elmer Mendoza en Tusquets”.
¿De verdad Parra y Mendoza son para élite?

Se dice que la narconovela es un cliché. Pero si hoy existe en México un género lugarcomunista es la crítica anti-narconovela.
Su arquetipo (o Idea Platónica): la mesa imaginaria, mala, repleta de narconovelas.
Su sermón infaltable: se necesita “distancia”, ergo, la narconovela ocupada de su época no es literatura verdadera ni periodismo siquiera.
¿La narconovela? Viñeta que es moda pasajera.

La “moda” lleva 20 años. A finales de los 80, Mendoza llamó la atención en el Norte. Al igual de Crosthwaite o Sada.
Hay que reconocer que Enrigue agregó un nuevo alegato: la narcoliteratura deja de ser costumbrista, chichimeca, comercial o elitista una vez que migró a Mesoamérica.
“La novela mexicana que alguna vez relacionamos con el Norte… hoy es un fenómeno de dimensiones nacionales”.
De ahí la lista. Todos ellos menores que él. ¿Menos amenazantes?

La narcoliteratura ha sido criticada con los mismos argumentos desde hace dos décadas, época en que la narrativa mexicana era tan supuestamente formalista que lectores, editoriales y medios aprovecharon el auge de una escritura que abordaba la realidad social de violencia, caló, Nafta, migración y tráfico, y la literatura escrita en el DF perdió su protagonismo irrebatible y cuyos mejores momentos fueron el posmodernismo de Bellatin y el realismo sucio de Fadanelli.
Lo que Enrigue (disimuladamente) fantasea es otro cártel que arrebate al Cártel de Sinaloa y al de Juárez su dominio del “mercado”.
Pero ¿de verdad la narconovela vende? ¿O ese es otro Pecado para moralizar contra su impureza?

¿Y no será que algunos piensan que para ser Buena es necesario que una literatura, literalmente, no se venda?







Hombre de celuloide
Quien entiende a Godard no ha entendido nada
Fernando Zamora
@fernandovzamora


Film socialisme es, claro, un filme político, pero no en el sentido más típico de la palabra. Un crucero navega por el Mediterráneo. Los pasajeros conocen ciudades y felices, van por el mundo protegidos en su all inclusive.

A la manera de los documentales de Santiago Álvarez en los sesenta y setenta, Godard introduce letreros que ironizan, completan o contrapuntean lo que el espectador ve. En uno de ellos leemos: Quo vadis Europa... ¿Hacia dónde vas, Europa? Europa parece ser este barco lleno de viejos: atolondrada, insensible. Unos tipos celebran misa junto al bar, las meseras aburridas miran el rito con desconcierto; los viajantes comen y beben. Se ríen de sí mismos y de cualquier seriedad. Vestidos de hawaianos ¿a dónde van? Al capitalismo responde Godard. De allí vienen. Y hacia allá van.
A partir de los años ochenta del siglo pasado, la obra de Godard se volvió más ácida y ferozmente crítica del “triunfo” capitalista. Hay que decir, en su defensa, que Jean-Luc Godard no comulgó nunca con el remedo de fascismo soviético que tuteló Stalin. Lejos del existencialismo de Sartre, el de Godard es más próximo al de Gabriel Marcel y si uno mira bien y sin prejuicios la obra del inventor del corte directo, verá que Godard ha tenido también profundas aportaciones teológicas (sólo un fanático podría pensar que Je vous salue Marie falta al respeto a la Virgen María). Ya antes, sin embargo había habido atisbos de un pensamiento político con el que el autor siendo congruente. En 1961 filmó Petit soldat, y en 1963 Les carabiniers. En ambas películas Godard denuncia el rumbo irremediablemente capitalista que tomó la Europa de la posguerra.

Film socialisme me recuerda la obra pictórica de Roy Lichtenstein. Las viñetas que se suceden en el barco (y algunas otras en un pueblito francés) tienen el colorido, el encanto de aquellos cuadros que anuncian emocionantes historias que, sin embargo, están más allá. Con estas viñetas, Godard genera un ambiente, un estado de ánimo que está constantemente refiriendo a una portentosa tradición de cine socialista. Ya he hablado de Santiago Álvarez, pero Jean-Luc Godard se da tiempo para otros juegos. En la famosa escalera en la cual Eisenstein filmó El acorazado Potemkin, por ejemplo.

Filme socialisme ofrece, sin embargo, pocas pistas en el corpus de Godard. No es una obra que lo compendie ni una que lo contradiga. No es ni la más hermosa ni la más contestataria. Y aunque desde el punto de vista social el director parece haberse actualizado lo suficiente como para burlarse del FBI y de su lucha contra la piratería, la pregunta sigue siendo la misma que ya se hizo hace cuarenta años: ¿a dónde vamos? ¿Es este mundo nuestro un all inclusive en el que todo se compra y todo se vende? ¿Somos una sociedad que irremediablemente ha convertido a algunas de las más hermosas ciudades del Mediterráneo en puestos de souvenirs? Tal vez sí, pero cuidado: ya el mismo Godard ha dicho que quien crea que lo ha entendido, en realidad no ha entendido nada.


FICHA
Film socialisme (Un filme socialista). Dirección: Jean-Luc Godard. Guión: Godard. Fotografía: Fabrice Aragno y Paul Grivas. Con: Catherine Tanvier, Christian Sinninger y Jean Marc Sehlé. Suiza, Francia, 2010








Corriente secreta
Los fotógrafos del peatón

Héctor de Mauleón
demauleón@hotmail.com


¿Cómo olvidarlos? Su zona de influencia era la viva y venenosa calle de San Juan de Letrán. Durante años poblaron los álbumes familiares con cartoncillos grises en los que se enmarcaba, para siempre, un instante de la experiencia urbana. Carlos Monsiváis sostenía que gracias a los fotógrafos ambulantes había podido cumplirse la democratización de la efigie. Los recuerdo en esa calle entrañable, masacrando sin aviso a los peatones: la labor de aquellos artistas, maestros de lo espontáneo, consistía en aniquilar la pose, en desterrar el ideal de la representación —máxima pulcritud en indumentaria y postura— para devolverle al caminante un modo de ser y de habitar la urbe. En millares de fotografías captadas entre 1930 y fines de los años 70, han quedado consignadas, simultáneamente, vidas desaparecidas y retazos de una ciudad que se sumerge en sus continuas transformaciones.
En 1900, Kodak lanzó al mercado la primera cámara portátil: “apriete el botón, nosotros hacemos lo demás”. La American Photo Supply la introdujo en México al año siguiente. La moda de la fotografía instantánea se extendió como peste: los aficionados comenzaron a practicarla por su cuenta y progresivamente dejaron de visitar los estudios fotografícos del pasado.
Olivier Debroise relata que, para sobrevivir, los fotógrafos de estudio tuvieron que abocarse a otras actividades. Una de ellas: retratar a los sectores menos favorecidos. En 1906, una crónica de El Imparcial señalaba que todos los mexicanos, incluso aquellos cuyo aspecto físico debía obligarlos a llevar una existencia más modesta, contaban al menos “con tres ejemplares de su apariencia corporal: uno de busto, otro de cuerpo entero, y el restante en tropel”. Un ejército de artistas de la cámara deambulaba ahora cargando sobre la espalda sus útiles de trabajo. En tanto algunos fotógrafos se instalaban en espacios a los que lo típico había consagrado (Chapultepec, Xochimilco, La Villa, Santa Anita), otros recorrían las calles y las plazas: se asomaban a las vecindades para gritar, “con la misma tonada de los compradores de ropa usada”:
—¿Hay personas que retratar?
La reproducción industrial de las fisonomías —se burlaba El Imparcial— había quedado así al alcance de todas las fortunas. “Por unos reales ‘salen’ el perro consentido, el loro enjaulado, ¡y hasta un niño muerto vestido de San José!”
Mireya Bonilla asegura que al avanzar el siglo XX los fotógrafos ambulantes hallaron, en el nuevo ritmo de vida urbano, una fuente de inspiración: “una estética que celebraba la modernidad, la vanidad, el boato”. Pasear en mangas de camisa, vagabundear con la corbata floja, apresurarse con los ojos fijos en los aparadores, se convirtió en souvenir de la vida urbana.

Todos tenemos un cartoncillo por el que desfilan los muertos y en el que la ciudad está contenida en una calle. Todos tenemos una foto gris en la que, por arte de estos maestros del instante, lo ordinario pudo convertirse en extraordinario. Habitar una ciudad es ejercerla, ha escrito José Joaquín Blanco.

NICOLÁS ALVARADO HACE DE LAS SUYAS...¡Y LE QUEDAN DE MARAVILLA!


NICOLÁS ALVARADO
y
EL LETRERO


Con un formato diferente y una ágil dinámica, arrancará el próximo lunes 29 a las 20:00 hrs., el programa televisivo “El letrero”, por la señal del Canal 22, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), bajo la conducción de los escritores Diego Rabasa y José Ramón Ruisánchez.

Producido por el escritor y comunicador Nicolás Alvarado, “El Letrero” tratará de ser una revista televisiva sobre literatura, la cual cada semana abordará un tema distinto, que haya servido de inspiración a las letras o a sus creadores.

En entrevista con Notimex, el productor del proyecto afirmó que “El letrero” propone temáticas alusivas a la escritura, donde el lenguaje, la imaginación, la lectura, la creación y todos sus temas serán el común denominador.

El primer programa, señaló, se titulará “Diván el terrible” y abordará el tema del psicoanálisis; desde el diván de un psicoanalista que todo lo dice con sus silencios y nos permita imaginar lo que era en sí este tratamiento psicológico

Los conductores lidiarán con su adicción a la lectura y con estados alterados de conciencia que los llevan a parecer detectives salvajes o a pretender demostrar que Alfonso Reyes era aburrido. Siempre buscando promover o inculcar la lectura en el público que nos favorezca con su preferencia.

Alvarado explicó que esta producción cristaliza mucho de lo que ha buscado, aunque ha producido otros programas tanto de radio como de televisión, este es para él su proyecto más ambicioso, en el cual ha puesto todas sus esperanzas.

Agregó que este programa contará con la presencia de los escritores José de la Colina y Yuri Herrera, quienes serán los padrinos de “El letrero”, el actor José Sefami y la curadora de arte Ana Elena Mallet.

Así, esta serie tratará de realizar varios encuentros literarios apegados a la narrativa visual más vanguardista posible.

El productor comentó que para “El letrero” se dejaron fuera las salas o la barra donde los invitados se sentaban y sostenían una larga charla, ahora se tendrá una dinámica en la cual todos, conductores e invitados, interactuarán de diversas maneras.

Alvarado dijo que se busca hablar de los más diversos temas, como el teatro, la salud, el fútbol, las apuestas, la exploración y la crisis, entre muchos otros.

Para hacer de “El letrero” un programa de entretenimiento para el televidente, se contará con la presencia de invitados especiales como los escritores Francisco Goldman, Eduardo Sacheri, Guillermo Osorno, Alberto Chimal, Eduardo Casar, Sabina Berman, Guillermo Arriaga, Enrique Vila-Matas, Ximena Escalante y Fabrizio Mejía Madrid, entre otros.

Además de artistas visuales como Sergio Espinoza y Eva Vale; los músicos Alonso Arreola, Jaime López, Carlos Corona, Flor Edwarda Egurrola, Aurora Cano y Silverio Palacios, así como actores y figuras del mundo del teatro, la danza, la música y las artes plásticas.

“El letrero” será una serie literaria que intentará, de acuerdo a la opinión del público, mantenerse al aire por mucho tiempo, afirmó Alvarado, quien citó una frase de Umberto Eco: “"No veamos lo que la televisión le hace al televidente, sino, qué es lo que le hace el televidente a la televisión”."

VERA MILARKA y La sonrisa de Cheshire. Homenaje a PASO DE GATO

LA DIABLA
La sonrisa de Cheshire
Vera Milarka

9 Dic. 10

Soy editora por ejercer un oficio de familia y conozco a fondo este difícil trabajo. En casa decimos que: "hacemos libros, los escribimos, los diseñamos, los corregimos, los distribuimos, los vendemos, los guardamos, pero sobre todo los cargamos". Y quien sepa de esto, comprende dos problemas monumentales: financiar publicaciones y cargar con ellas.

Por más de 15 años específicamente sé de revistas y publicaciones periódicas, mundo de competencia a lo bestia; sólo hay que echar un vistazo a locales cerrados para que se entienda lo que el lector tiene a su disposición para elegir.

En ese "mundillo" he editado, dirigido, escrito y proyectado no únicamente revistas de arte y cultura, lo que sería un primor, sino revistas de temas comerciales que van de la informática hasta el petróleo, y aún es esas líneas, la venta de publicidad ha sido una pesadilla y los propios empresarios no han podido subsistir a los tirajes y la periodicidad; menos al trabajo ingrato que sólo se ve cuando falla, ése es el sino fatídico de un editor y de las "artes trágicas" (entre el ser y la errata).

El hecho de que la revista especializada en teatro Paso de Gato al cumplir su noveno año sea galardonada con la Medalla Especial que otorga el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT-España) en el marco del 25 Festival Iberoamericano de Cádiz y del 35 aniversario de la fundación del CELCIT, resulta alentador y un respiro a tiempo para reconsiderar en México -por toda la comunidad cultural- este logro que ha vencido los vaivenes de sus patrocinadores institucionales.

Una revista vive de sus plumas sí, pero económicamente opera distinto, no se paga por la venta de ejemplares ni suscripciones sino por la publicidad, que en nuestro país se reduce a la del Gobierno, ya que la iniciativa privada está privada de iniciativa cultural.

Esta publicación dirigida por el dramaturgo Jaime Chabaud en la que si bien no están todos los que escriben bien, ni escriben bien todos los que están; sí da cuenta de la escena nacional y es una ventana de resonancia de la internacional con una cobertura en la República Mexicana y España, además de América Latina, y hay mucho más que decir en torno a su concepto editorial y contenido, de los que luego hablaremos para hacer honor al verdadero lugar que merece.

http://www.artezblai.com/artez/artez163/irudiak/16PasoDeGato.JPG

Un esmerado trabajo que visto en números, como les gusta a quienes sólo son capaces de admitir la realidad bajo la única lupa que les dice "algo", da un resumen, como sigue, en estos 9 años: ha generado 15 empleos directos y 40 indirectos, cuyas ganancias principales se destinan el 60 por ciento a los impresores y 40 por ciento a los voceadores. En los últimos 3 años han sacado 4 colecciones de cuadernillos de dramaturgia y teoría de autores mexicanos y extranjeros.

Cuenta con 85 títulos que implican más de 250 mil ejemplares a 20 pesos, más de lo que en los últimos 40 años ha hecho una dependencia de gobierno en el mismo ramo.

"Si las Industrias Culturales producen cerca de 7 por ciento del Producto Interno Bruto y se le otorga al Subsector menos de un punto porcentual de retorno en los presupuestos anuales,- señala Jaime Chabaud- "¿no significa que hay algo podrido en la Dinamarca de nuestros gobernantes?".

Sí, hace falta regular esa política que destina altos recursos a proyectos que ni dan cuentas ni resultados. Y hablando en plata, se sigue "jineteando" la paga de los que escriben, no se vive del puro regocijo de ser publicado.

La sonrisa de Cheshire deviene de que países de eminencia editorial como España y Argentina reconocen un trabajo que a México le es indiferente aunque les sirva para difundir lo que el Estado es incapaz de hacer; pero Paso de Gato no debe de dejarse engatusar con apapachos, debe defender su espacio como gato panza arriba para atraer mayores recursos, Lewis Carroll nos da una lección de lógica matemática: "puede haber un gato sin sonrisa pero nunca una sonrisa sin un gato".


milarquinarte@yahoo.com.mx


OTRAS ENTRADAS:

¿Aburrida?



¿Duele más la indiferencia?


El jardin de bostezos
LA DIABLA
Reforma



Uno de los "platos fuertes" de la 31 Muestra Nacional de Teatro celebrada a principio de mes en Guadalajara, fue la puesta de la Compañía Nacional de Teatro "El jardín de los cerezos" -que según los buenos traductores como Boris Shoemann no es jardín sino huerto de cerezos- y que clausuró la fiesta escénica en el marco del homenaje a Alejandro Bichir como maestro y director vinculado a la tarea con los estados del País y un minuto de aplausos ante el triste deceso de Claudio Obregón, actor de la CNT.


Llama la atención cómo un montaje tan fastuoso como éste, resultó "insultante" para la comunidad teatral que -por cierto- hizo mutis apenas empezaba la obra que duró cinco horas con los intermedios.


Y es que su director, Luis De Tavira, no ha hecho frente a los reclamos y cuestionamientos acerca de todos los apoyos económicos que ha recibido y se ha limitado a darles "atole con el dedo" como respuesta, diciéndoles que su parentela "no cobra sueldo", cuando legalmente no se permiten ni como voluntarios a familiares hasta en tercer grado de parentesco, y hay legiones de personas que quisieran operar allí incluso sin cobrar.


Más allá de esta afrenta, lo que sí es de lamentar es una concepción teatral tan vieja, y no me refiero al clásico de Chéjov que habla de una clase social aristócrata que da paso al nuevo orden económico y político en la Rusia del siglo 19, sino a esa hiperrealidad (falsedad auténtica) que sobrepasa el Naturalismo en el que se suscribe la obra, donde observamos a Julieta Egurrola y Luis Rábago actuando en un falso preciosismo; sin convicción alguna de sus personajes, amén de ver a una Erika de la Llave gritando sin ton ni son en el escenario del majestuoso Teatro Degollado, que dicho sea de paso nos remontó a esas compañías decimonónicas de provincia o bien donde Ángela Peralta actuaba para presentarse precisamente en este espacio.


De pronto, haciendo cuentas con el sexteto de críticos de teatro que asistimos a la función, por lo menos hay unas 20 puestas contemporáneas de Chéjov donde se ha desterrado esa caduca visualización que hizo Tavira con la mancuerna de su escenógrafo "estrella" Philippe Amand, que salvo por la iluminación (para lo que su trazo por computadora sí es muy útil), en el caso de la escenografía es realmente un fallido armatoste mostrenco. Una necedad de llevar a cabo un bosque gigante, pesadísimo; y lo mismo sucede con la reproducción "holliwoodezca" de la casa, que parece que la tramoya se viniera abajo de un momento a otro.


Es penoso que nuestro nuevo "Hombre Teatro" no sea Morris Gilbert, sino Luis De Tavira quien ya desde hace un rato hace montajes al estilo Manolo Fábregas (claro, más largos, ¿mamotretos o mamoteatros?) para "cabecitas blancas" y público de los alrededores de la colonia San Rafael; lo cual no sería criticable si fuera costeado por el productor, pero se trata del erario nacional y de ser representados como el mejor teatro de México, lo que da pena y coraje al mismo tiempo.


Pena de ver la decadencia de un director que se distinguió por una estética de búsqueda, una provocación constante a la imaginación y al sistema. Ahora está totalmente "domesticado", creando al servicio de las rancias estéticas gubernamentales; lo que explica ese "fuero" e inmunidad en el que se ampara dentro del aparato de políticas culturales de selectos notables del que forma parte.


Y coraje, porque ver que ya Miguel Sabido es más audaz que Tavira, y que con esos millones de pesos de presupuesto se podrían hacer cinco montajes de excelente calidad con propuestas realmente innovadoras, indigna a cualquiera con el mínimo sentido común.


Finalmente, tras esa somnolencia que resultaron las cinco horas del ya "jardín de los bostezos", meter un perrito en la escena desembocó en que, en el momento más difícil de la obra, ladrara, y el público riera sin percatarse del clímax, ¿qué afán de meter a la nómina a tanto animal? Antes no se orinó en los árboles, ¿hubiera sido un triunfo para el escenógrafo y el director?.




milarquinarte@yahoo.com.mx




Vera, puntual y precisa con su reseña de lo que ocurre en Guadalajara:

LA DIABLA



Su columna en REFORMA.COM



Muestrario (I)


Vera Milarka
11 Nov. 10

(Primera Parte)

Han pasado seis días desde que inició la 31 Muestra Nacional de Teatro en la ciudad de Guadalajara y, aunque el flujo de la organización operativa y la logística tardó en arrancar, se vive un momento clave de esta fiesta en la que siempre hay hallazgos artísticos, reafirmaciones de talento y mucho más potencial de grupos y obras en progreso que están en la vía de consolidar sus conceptos en la confrontación con públicos diversos.

Las actividades académicas se han llevado a cabo en el Instituto Cultural Cabañas y van de la filosofía del teatro a la dirección, de la práctica actoral a la escenografía, de técnicas de producción a la crítica, y al menos en esta última ha visto ya resultados con la participación de colaboradores en El Diario de la Muestra, un periódico que se edita al día con las reseñas, los comentarios y las fichas de las obras y que de no ser por cierto acartonamiento en su concepción editorial es toda una aportación al ejercicio histórico testimonial que un evento como éste requiere para agregar experiencia en cada emisión.

Hablar del vasto programa de actividades y del conjunto de obras que a esta fecha se han presentado no es posible, pero hay algunos puntos que quiero subrayar y que dan cuenta de la eficacia de la movilización del gremio en relación a temas para reflexionar. Los ciclos de conferencias y mesas redondas, así como el encuentro de los artistas dialogando sobre sus trabajos y sus estéticas, han posibilitado atisbar las principales preocupaciones de los creadores, los investigadores y teóricos en el quehacer de los últimos tiempos: el teatro contemporáneo, las transversalidades, las micropoéticas, los lindes con otras disciplinas y con la propia relación entre lo que sucede en el espacio escénico y el intercambio de rol con los espectadores.

La edición 31 de la Muestra a la que se ha subtitulado "Paradigmas y desplazamientos" -en un afán de darle unidad a los trabajos seleccionados a partir de una convocatoria previa y en la que 12 estados de la República son los participantes, más como un recurso para inspirar el debate que como una curaduría, porque esta "antología teatral" no se elige a partir de un concepto a priori-, ha dado como resultado en la discusión la urgencia de encontrar, en principio, una base teórica y metodológica para abordar los temas, ya que se evidencia una ausencia de unidad en este aspecto; mientras en una mesa todavía se pone en duda si el teatro prehispánico era o no "teatro", o forma parte de los hitos del teatro histórico mexicano, en otra mesa se encajona con la semiótica el fenómeno escénico cuando sólo explica fragmentariamente algunos de sus componentes, lo que orilla a recurrir obligadamente a un concepto filosófico más amplio.

Esta dificultad para enunciar las bases de sentamiento de una teoría del arte, específicamente del teatro, hace que se tienda a desterrar del mapa teatral no sólo nociones como "representación" como un concepto que limita las nuevas expresiones performativas, sino también supone reflexionar nuevos vocablos multidimensionales con los que se hable de "acontecimiento" como aquello que sucede en el espacio-tiempo, de un discurso donde fundamentalmente se crea una metáfora sustentada en una poiesis, entendiendo ésta como la propia fabricación del objeto artístico.

En la jornada de ayer, un foro polémico de análisis de las políticas públicas relativas al sector teatro dejó abierto un campo puntualmente documentado por la tesis doctoral de Tomás Egea, cuyos datos duros y reveladores evidenciaron la opacidad de una estructura (FONCA) de estímulos a la creación, que si bien es el mejor modelo de los últimos 20 años en el País, empuja a la comunidad a cuestionar críticamente sus grandes escollos, ya que prevalece un sistema vertical donde los principales beneficiarios son un grupo de "notables" que relativizan la tarea democrática que exige no sólo la administración cultural efectiva, sino la supervivencia de las estéticas disponibles en el real quehacer escénico mexicano.


milarquinarte@yahoo.com.mx













Las crudas de Jesusa
Vera Milarka
28 Oct. 10

Ante los despropósitos y la tomadura de pelo que resultaron ser los espectáculos de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, es mejor pasar por alto dichos numeritos, algunos realizados por lo "más granado" de nuestros directores y directoras de teatro.

Como quien dice, "herir susceptibilidades" por desmenuzar cada montaje, cuyo conjunto resultó un "bodrio bizarro, barrococó y totalmente kikirikicht" no tiene caso. Lo único que quedaba por hacer, era asomarse a un espectáculo que al menos prometía el escarnio de este anómalo suceso de festejos seudonacionalistas.

Así llegué a ver Las crudas del Bicentenario de Jesusa Rodríguez, en un atípico lugar de presentación, tanto por la vocación del montaje como del propio foro: el Museo Universum de la UNAM. Allí estuve junto a espectadores como Elenita Poniatowska, Marcela Lagarde y otras divas y divos de la escena y la cultura mexicana actual.

A propósito de Universum y a "ciencia cierta" no sé si Jesusa ya dejó el "vicio" (el espacio teatral y etílico), pero lo que sí vi es que este show trasladado a un teatro "convencional" es lo más solemne y lejano al divertido teatro de cabaret.

La anécdota no tiene mayor importancia, la idea es una especie de acto de prestidigitación; un mago que es Francisco I. Madero hace diferentes "suertes" al tiempo que su acompañante es una mujer embarazada y maltrecha, que se mete unos alcoholes, unos churros de marihuana y unas líneas de coca para bajarse la borrachera, y no es otra más que la mismísima Patria (Matria) representada como aquella vieja portada de los libros de texto de la SEP. "Lengua Nacional", -se decía en vez de Español-, y era una recia mestiza vestida con una túnica blanca y sosteniendo el lábaro patrio.

Es inútil contar las ironías, los chistes y las parodias de una actriz que goza un género que bien domina, al lado de su compañera de vida y andanzas teatrales: Liliana Felipe, al piano... Tanto Madero, como Carlos Salinas, Jesusa se ve "igualita" a ellos, así que la jocosidad, la rabia contra el sistema, la chispa del chiste rápido y coyuntural ejercen su natural estímulo... Y sin embargo, en conjunto, resulta todo muy visto, muy agotador y agotado el discurso.

¿Qué si hacen falta los tragos, para tomarse bien la obra? Yo creo que sí. Al desnaturalizar el concepto del teatro de cabaret, que bien visto podría ser de carpa, el show no resiste la sobriedad (la de los actores sí) pero no la del espectador. Y menos el fondo de esos "eskeches" que terminan evidenciando el patetismo en el que vivimos, y donde el público (a quien se le han dado una boletas antes de entrar al teatro, para pedirle que escriba por quién votaría y porqué en estos momentos), obvia el nivel de ignorancia y falta de sentido del humor.

Resulta desmoralizante especialmente para la propia Jesusa quien tiene que lidiar con respuestas que no producen más risa, sino un poco más de vergüenza en algunos casos, propia y ajena. El punto es que, tanto los efectos teatrales, como algunos chistes y la representación de estos es predecible, repetitiva, falta de imaginación; el muy sobado recurso de incorporar la televisión y desfasar la imagen con lo que se dice de ésta ya no dota al espectáculo de frescura sino de tedio.

La obra es una expresión efectiva de la cruda realidad, de la crudeza de los momentos que vivimos, de la flatulenta política, de la nauseabunda iglesia, de un six de héroes, de un vomitivo presidente Salinas al estilo reeleccionista porfiriano, etc., pero lo que causa un dolor de cabeza migrañoso y real es ver la resaca de una talentosa mujer como Jesusa que está amodorrada haciendo lo que ya les heredó bien y bonito a las Reinas Chulas; y a la que quisiéramos despertar de su sueño perredista, para que levantara el vuelo de sus enaguas. Hace falta un teatro más profundo, creativo y punzante, sabemos que se puede ser abstinente a todo, menos al arte.


milarquinarte@yahoo.com.mx





Para Muestra...
Vera Milarka
14 Oct. 10

En menos de un mes se llevará a cabo en la ciudad de Guadalajara la fiesta más importante del teatro nacional: la XXXI Muestra Nacional de Teatro organizada por la Coordinación Nacional de Teatro del INBA y las instituciones culturales de la sede, del 5 al 13 de noviembre.

A pesar de contar con más de 30 años de mostrar la diversidad creativa del País en el campo de las artes escénicas, a diferencia del Festival de Cine de Morelia, la sociedad está ajena a esta celebración que moviliza a centenares de personas; incluso ahora en uno de los momentos de mayor calidad teatral en México, quizá equiparable a la que hubo en la década de los años 70.

Sabemos que las comparaciones nunca fueron buenas, pero establecer parámetros sirve. Algunas actividades han corrido con mejor suerte que otras por diversos factores: popularidad, inserción en el mercado, mejor organización gremial, coyuntura política, cobertura mediática y, finalmente, "conciencia ciudadana"-tan de moda- pero inexistente en ambientes como el teatro.

Y es que los mismos teatristas han confabulado contra su propio oficio, con una actitud de poca o nula solidaridad entre sí; discusiones que no buscan puntos de encuentro sino la supremacía de estatus en los que se lucha por determinar, si son los dramaturgos los "reyes" del teatro o los directores; o se discute sobre las becas como si fuese un botín "democráticamente" a repartir.

Y en esas diatribas, el público -al que se ofrenda todo arte- no es tomado en cuenta, no en vano a éste tampoco le interesa lo que pase dentro o fuera de los teatros. Y los espacios, salvo honrosas excepciones, están vacíos y los grupos siempre en la tablita de la bancarrota.

No obstante todas estas carencias, estamos en un momento decisivo para impulsar la actividad teatral, y es allí donde la lección de los cineastas nacionales abre brecha en los pasillos del Legislativo. Precisamente con la iniciativa de ley presentada por la senadora María Rojo, que busca conseguir los respectivos estímulos fiscales para los productores teatrales con el artículo 226 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, tal como se hizo para fomentar la producción cinematográfica nacional.

En su defensa a favor, María Rojo afirma: "se ha comprobado su bondad toda vez que el número de producciones antes del estímulo era de tan solo siete películas por año y a partir de la participación de los contribuyentes esa cifra se multiplicó por diez. ¿No es ese el propósito de un estímulo, no se trata de detonar una actividad que, además de generar empleo y dar valor agregado y producir una derrama económica notable, también reactiva nuestra vida cultural...?".

Hay que sobreponerse al deterioro del medio, para observar lo que sí está funcionando y hay que impulsar. Esta iniciativa es una oportunidad para unir intereses, la Muestra Nacional de Teatro es la otra oportunidad que merece que los propios teatristas (que son los que menos ven teatro) se enteren y difundan el quehacer llevando de la mano a ese público que aún no se "estrena" en la actividad.

Si la rancia idea de que este tipo de eventos son un gasto para promover "exquisitos" y no una inversión para afianzar un derecho constitucional al que debemos aspirar, entendiendo que la cultura es una necesidad y no un adorno que da "lustre" a los individuos (claro, salvo a los presidentes, que ni por eso se cultivan); estamos condenados a consumir el único espectáculo masivo, sangriento y "gratuito", al que estamos sometidos: la famosa guerra contra el narcotráfico.

Atender los llamados del presidente Calderón para resolver la problemática de la violencia en nuestro país es una empresa fuera de nuestro alcance, para eso hay ejércitos -en el sentido real y figurado-, preparados para ello. Atendamos mejor lo que sí está en nuestras manos: interesarnos por desarrollar nuestra cultura y comprender quiénes somos desde ese lugar llamado teatro, que está más vivo que nunca.


milarquinarte@yahoo.com.mx




Hasta agotar existencias
Vera Milarka
30 Sep. 10


Al respetable público le debo una disculpa por la errata de mi artículo pasado en donde, como la mujer araña: "por una maldición de mis padres" escribí Luis en vez de Juan Villoro, un lapsus línguae que devino de, curiosamente, una conversación en la que me afané por explicar, precisamente, que era de Juan y no Luis de quien iba a escribir la nota sobre El filósofo declara.

Y si bien no es una justificante, cuando menos explica la paradoja (parajoda) de mi desbarre. Una disculpa pues, al respetable y al maestro Villoro a quien admiro y leo con mucho gusto.

Dicho lo anterior, entro en la obra de un autor que en México ha generado toda una "saga" teatral en manos de Hugo Arrevillaga y la compañía Tapioca Inn. Esta vez se trata de Pacamambo de Wajdi Mouawad, actualmente en el teatro La Capilla, una pieza que, como bien dice Sandra Narváez es "un dulce", y añado, que es capaz de quitarnos el mal sabor de la muerte.


Wajdi Mouawad

La anécdota gira entorno a una niña que desaparece casi 20 días por quedarse a enfrentar a la muerte, la que se ha llevado a su abuela. Ella y su perro han vivido una experiencia que en un ámbito de realidad resulta de un alto impacto dramático, sobre todo si consideramos que la abuela muerta no ha sido enterrada en todo ese tiempo y que su descomposición ha afectado necesariamente a la pobre criatura que ha permanecido allí, custodiándola a pesar de no tener qué comer ni beber y de apenas medio dormir.

Este hecho se ve contrastado con la forma en que la nieta en "realidad" lo ha vivido (o soñado), y esto lo sabemos por la presencia de un psicólogo quien, una vez que ella ha sido rescatada, indaga qué fue lo sucedido. Allí entra la magia de Mouawad, este empeño por rescatar la génesis de las leyendas familiares, de los pueblos, de los orígenes ancestrales, devolver a los hombres y mujeres de este tiempo nuevas razones para ritualizar su mundo, su explicación de sí mismos.

Mouawad parece insistir en que hemos perdido esos ritos que nos ayudan a comprender nuestros dolores, en este caso, es el duelo lo que está en el horizonte de una región que no existe: Pacamambo, un lugar que se parece a todos los continentes, un lugar donde ningún hombre duda que "otro hombre sea hombre", es decir, donde la humanidad se reconoce como tal, como lo hacen los animales.

Un deseo latente de igualdad, de necesidad de abolir las diferencias étnicas, raciales y de clase, entre otras; esas que hacen que ciertos seres humanos sean de "primera" y otros de "segunda", donde los hombres están por encima de las mujeres, los blancos son mejores que los negros, los jóvenes se sienten superiores respecto a los viejos, y así hasta agotar existencias.

El centro, no obstante, es la comprensión de las etapas de la muerte de nuestros seres queridos; real y simbólicamente, la muerte debe ser honrada, debemos estar allí, "al pie del cañón" como esta niña hace con su abuela, para ir comprendiendo la secuencia del dolor, desde la negación de los hechos, hasta la pena más honda de querer nosotros mismos acabar con nuestra existencia para irnos con nuestros muertos, para no sufrir lo que sin duda vivimos como un abandono que no se ha de resarcir, hasta que pase mucho tiempo, a través del recuerdo.

Esa forma de encarar la muerte, desde el momento en que tratamos de eludir la tragedia, haciendo como que todo es un sueño, hasta la definitiva partida y el adiós amoroso, es la lección de la puesta en su conjunto.

Las actuaciones son una emanación sincera del discurso unitario del autor, en el que un parlamento nos puede referir a otra de sus obras: Incendios; los actores están compenetrados con un estilo definido de conversar escénicamente con Mouawad, un lenguaje donde priva la sencillez como continente y donde fluye la narrativa cargada de elementos simbólicos (dirección-escenografía) interpretada con gran profundidad emocional y espiritual.
milarquinarte@yahoo.com.mx



Vera Milarka Ramos Koprivitza nació con la luna llena del 12 de octubre, en la calle de Corina 10, Coyoacán (DF). Es licenciada en Historia del Arte por la Universidad Iberoamericana. Diplomada en Liderazgo y Debate Político por la Fundación Cambio XXI-Luis Donaldo Colosio y diplomada en Gestión y Desarrollo Cultural por el CNCA-Museo de San Carlos y el Espacio Espiral. Ha sido catedrática de la Universidad Iberoamericana en el Departamento de Arte y en el Departamento de Comunicación; de la Universidad del Claustro de Sor Juana y en la Universidad del Mar. Fundó el Taller de Apreciación de Cine en 1983 en Difusión Cultural del Instituto Politécnico Nacional.Ha sido Jefa de Actividades Artísticas en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Jefa de Museografía del Museo Universitario “Casa de los Muñecos” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Jefa de Eventos especiales de la Secretaría de Extensión Universitaria y Difusión Cultural de esa universidad. Ha sido periodista cultural desde hace más de 15 años en distintos medios nacionales donde se han destacado sus trabajos de reseña crítica sobre artes plásticas, cine y teatro. Ha sido jefa de sección, editora y directora editorial de publicaciones periódicas de cultura, arte, derechos humanos, ciencia y tecnología. El periódico Síntesis, la Revista Impacto, las revistas Personal Computing , Carmatech, Cuartoscurso, Gente en Acción y el periódico español El País son algunos de los medios en los que ha trabajado. Actualmente es crítica de teatro con su columna ‘La Diabla’ en la seccion de Cultura del periódico Refoma.

Teatrista desde 1977 se inció en la actuación infantil en el Instituto Nacional de Bellas Artes, posteriormente estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el Centro Universitario de Teatro y el Núcleo de Estudios Teatrales, estudió con maestros como Sergio Jiménez, Luis Mandoki y Ludwig Margules. Ha trabajado en diversas producciónes teatrales y ha sido directora del grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y otros grupos independientes. Entre su trabajo sobresaliente ha dirigido La Marquesa de Sade de Yukio Mishima en una adaptación propia y La Diabla con vestido azul (monólogo para actor, video y computadora) también de su autoría, por la que recibió la Beca de Coinversión del Fonca (CNCA) en el año 2000, en el área de interdisciplina.

Ha sido directora de varios proyectos editoriade desde la trinchera de su despacho personal y compartido de diseño editorial maQuinArte. La poesía y la narrativa de humor corrosivo han sido sus actividades compartidas.

martes, 23 de noviembre de 2010

ETGAR KERET ATACA DE NUEVO

LIBRO DE CUENTOS DE ETGAR KERET
Tú recuerdas al cerdito o aquellas gotas milagrosas que nos trajo "imaginantes".
Ahora, 34 relatos para que los disfrutes:


PEPE GORDON Y DECENAS DE AUTORES en Descarga cultura.UNAM. TESTIMONIALES para siempre.


DESCARGA CULTURA
PEPE GORDON Y DECENAS DE ESCRITORES
¡ESCÚCHALOS!


José Gordon (D.F. 1953), periodista y escritor mexicano, cuya obra en buena medida se ha centrado en revelar los vasos comunicantes que existen entre la palabra literaria y la investigación científica. Es creador del concepto, guión y conducción de la serie de cápsulas televisivas Imaginantes, las cuales fueron ganadoras en el New York Film Festival (2009). Asimismo, es titular del programa La oveja eléctrica, transmitido por el Canal 22 de televisión. Además de colaborar mensualmente en la Revista de la Universidad de México, es columnista del diario Reforma y asesor de la revista científica Muy interesante. Algunos de los títulos que ha publicado son: Tocar lo invisible, El libro del destino, Revelado instantáneo y El cuaderno verde.

EN VOZ DE JOSÉ GORDON, “La biblioteca del deseo”, texto que se reprodue, pertenece a El novelista miope y la poeta hindú, ensayo publicado por la UNAM, en donde se cuenta la historia del filósofo Mircea Eliade, quien tras un juego mental se transporta a una realidad imaginaria la cual lo lleva a la biblioteca de Dasgupta, uno de los grandes eruditos de la India. Ahí conoce a Maitreyi, hija de su maestro, de quien se enamora. Sin embargo, su amor es descubierto y tiene que dejar Calcuta, razón por la que emprende un viaje para conocer las técnicas experimentales de los Yoga Sutras de Patánjali.


"YO, MÉXICO" Hoy concluye. México sigue: ¡ESCRIBAMOS LA HISTORIA!


YO, MÉXICO





FIL EN GUADALAJARA: INMINENTE APERTURA. Allá nos veremos con "y" griega o "ye"; ¡pero puntualmente en la cita!


CASTILLA Y LEÓN:
CUNA DEL IDIOMA ESPAÑOL


El español, idioma protagonista de la FIL:

por ALFREDO SÁNCHEZ. Milenio. Cultura

La feria que viene tendrá, como de costumbre, una cantidad inabarcable de actividades; pero también un protagonista visible: el idioma. El hecho de que Castilla y León (cuna y origen del castellano que en estas tierras cambió de denominación por el de “español”) sea el invitado, nos llevará inevitablemente a reflexionar sobre lo que hablamos.

Por si fuera poco, las 22 Academias de la Lengua se reunirán en nuestra ciudad de Guadalajara en los próximos días para discutir sobre “la gramática que somos”, para hacer pronunciamientos ortográficos y para presentar diccionarios con terminología que nos atañe.

Justo en estos días nos enteramos de que tuvieron lugar algunas decisiones polémicas respecto de la ortografía de nuestra lengua: que si la “y griega” ya no se llama así, que si las letras “ch” y “ll” tampoco, que si la tilde en algunas palabras se dejará de utilizar. Esos y otros puntos de seguro estarán en la mesa de discusiones de la próxima Feria Internacional del Libro.

No recuerdo dónde leí aquello de que México y España son dos países separados por una lengua común.

A veces lo creo, sobre todo cuando veo alguna película española y me pregunto por qué no lleva subtítulos (y supongo que en España les ocurrirá lo mismo cuando miran una cinta mexicana). Y a veces estoy seguro de ello cuando leo, por ejemplo, a un columnista como Arturo Pérez Reverte en estas mismas páginas. ¿Qué significará la expresión “estaba chupado”? o la de “poner espuma de erizo reconstruida al jarabe de grosella” ¿cómo es un restaurante “supermegapijo”?

Acaso será que uno, escandalosamente ingenuo, se esmera por escribir como si lo leyeran lo mismo en Guadalajara, Jalisco que en Sevilla, mientras otros lo hacen como si solamente los leyeran en un barrio madrileño aunque sus palabras le den la vuelta al mundo de habla ¿castellana? ¿española?

¿Estamos, en efecto, ante una lengua común? ¿qué tan común?

A ver si en la FIL desentrañamos un poquito ese misterio.


lunes, 22 de noviembre de 2010

PEPE GORDON interesado en la vida y obra de Siri Hustvedt. No podría ser la una sin la otra.

PEPE GORDON prepara una conferencia acerca de este texto y de la extraordinaria escritora, dicho sea de paso, mujer de Paul Auster.

(haz clic aquí)
"Hasta la publicación de La mujer temblorosa o la historia de mis nervios, donde, como su título anuncia, Siri parte de sus propios sufrimientos psicosomáticos para repasar la evolución histórica de estas áreas científicas, preguntarse por las relaciones mente-cuerpo, cuestionar los métodos de diagnosis y, a la manera de Susan Sontag en La enfermedad como metáfora, reflexionar acerca de cómo el paciente se ve afectado por la interpretación que la sociedad hace de sus males."

ONÉSIMO CEPEDA: "A mí me la persignan" MILENIO Semanal, 21-XII

Onésimo Cepeda Silva. Es un obispo mexicano. Nació en la Ciudad de México el 25 de marzo de 1937. Nombrado primer obispo de la Diócesis de Ecatepec en 1995 por Su Santidad Juan Pablo II, en Ecatepec, Estado de México. Actualmente es el Obispo de la Diócesis más poblada del mundo entero.



PERO...¿TODO TERMINARÁ EN FRAUDE POR UN PAGARÉ?

Pagaré
Bueno por US$130,000,000.00 dólares

Por este pagaré valor recibido, en efectivo, la señora Olga Azcárraga Madero de Robles León, en representación de la empresa Arthinia Internacional, S.A., y, en lo personal, en su carácter de avalista de la misma, promete pagar incondicionalmente a la orden del señor Onésimo Cepeda Silva, en esta plaza, la suma principal de US$130.000,000.00 dólares (CIENTO TREINTA MILLONES DE DÓLARES 00/100 MONEDA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA), el día primero de julio de 2008.

Este pagaré causará intereses ordinarios desde fecha de su suscripción, sobre saldos insolutos a la tasa del .50% (PUNTO CINCUENTA POR CIENTO) mensual hasta su vencimiento.

De no verificarse el pago de la cantidad que este pagaré expresa el día de su vencimiento, dará lugar a que se paguen intereses moratorios sobre la suma principal vencida y no pagada a una tasa mensual de 1% (UNO POR CIENTO) por todo el tiempo que esté insoluto, sin perjuicio al cobro, más los gastos que por ellos se origine.

El suscriptor acepta que este pagaré sea “SIN PROTESTO”.

Serán competentes para el caso de cualquier controversia respecto de este documento los tribunales de la ciudad de México, D.F, renunciándose a cualquier otro domicilio presente o futuro.

México, D.F., a 28 de abril de 2003

(firma) “Olga A. de Robles León”

(AL REVERSO DEL MISMO DOCUMENTO, ONÉSIMO CEPEDA SILVA FIRMA SOBRE SU NOMBRE Y BAJO EL TEXTO QUE DICE: “ENDOSADO EN PROPIEDAD A JAIME MATUTE LABRADOR”, EL 23 DE JUNIO DE 2008).


La historia en MILENIO SEMANAL
(HAZ CLIC AQUÍ)

LADY GAGA SIMULA UN CRISTO


Nueva York.- A Lady Gaga se le muestra en una figura pictórica simulando a Cristo, con una corona de espinas en la cabeza y con heridas en el hombro.

A esta figura la han llamado"Gaga Christ", cuya obra aparece publicada en el The New York Post con una leyenda a un costado acerca de la indignación de la Iglesia.

Los sitios de perezhilton.com, celebritygossipnews.net y musicifi.com, reproducen la ilustración de Gaga Christ.

El pasado mayo, Perez Hilton hizo una parodia del tema "Alejandro" y creó una Gagalupe.

Mientras que Lady Gaga estalló en el escenario cultural global el año pasado con sus himnos masivos pop y su estética vanguardista. A nivel mundial, ha vendido más de 13 millones de copias del álbum con que debutó "The fame", y más de 50 millones de simples, convirtiéndola en mayor estrella de revelación musical de la década. Aunado a los premios Telehit y Oye!, de este 2010 en México.

domingo, 21 de noviembre de 2010

MURAKAMI Y GORDON, entre los clásicos: POR FALTA DE PALABRAS







"imaginante" de DE PEPE GORDON...


BASADO EN UNA HISTORIA DE MURAKAMI:

POR FALTA DE PALABRAS...

Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril.

Una bella mañana de abril, en una callecita lateral del elegante barrio de Harajuku en Tokio, me crucé con la chica 100% perfecta.

A decir verdad, no era tan guapa. No sobresalía de ninguna manera. Su ropa no era nada especial. En la nuca su cabello tenía las marcas de recién haber despertado. Tampoco era joven –debía andar alrededor de los treinta, ni si quiera cerca de lo que comúnmente se considera una “chica”. Aún así, a quince metros sé que ella es la chica 100% perfecta para mí. Desde el momento que la vi algo retumbó en mi pecho y mi boca quedó seca como un desierto.

Quizá tú tienes tu propio tipo de chica favorita: digamos, las de tobillos delgados, o grandes ojos, o delicados dedos, o sin tener una buena razón te enloquecen las chicas que se toman su tiempo en terminar su merienda. Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto. A veces en un restaurante me descubro mirando a la chica de la mesa de junto porque me gusta la forma de su nariz.
Pero nadie puede asegurar que su chica 100% perfecta corresponde a un tipo preconcebido. Por mucho que me gusten las narices, no puedo recordar la forma de la de ella –ni siquiera si tenía una. Todo lo que puedo recordar de forma segura es que no era una gran belleza. Extraño.

-Ayer me crucé en la calle con la chica 100% perfecta –le digo a alguien.
-¿Sí? –él dice- ¿Estaba guapa?
-No realmente.
-De tu tipo entonces.
-No lo sé. Me parece que no puedo recordar nada de ella, la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho.
-Raro. -Sí. Raro.
-Bueno, como sea –me dice ya aburrido- ¿Qué hiciste? ¿Le hablaste? ¿La seguiste?
-Nah, sólo me crucé con ella en la calle.

Ella caminaba de este a oeste y yo de oeste a este. Era una bella mañana de abril.
Ojalá hubiera hablado con ella. Media hora sería suficiente: sólo para preguntarle acerca de ella misma, contarle algo acerca de mi, y –lo que realmente me gustaría hacer- explicarle las complejidades del destino que nos llevaron a cruzarnos uno con el otro en esa calle en Harajuku en una bella mañana de abril en 1981.
Algo que seguro nos llenaría de tibios secretos, como un antiguo reloj construido cuando la paz reinaba en el mundo.

Después de hablar, almorzaríamos en algún lugar, quizá veríamos una película de Woody Allen, parar en el bar de un hotel para unos cócteles. Con un poco de suerte, terminaríamos en la cama.

La posibilidad toca en la puerta de mi corazón.
Ahora la distancia entre nosotros es de apenas 15 metros.
¿Cómo acercármele? ¿Qué debería decirle?
-Buenos días señorita, ¿podría compartir conmigo media hora para conversar?
Ridículo. Sonaría como un vendedor de seguros.
-Discúlpeme, ¿sabría usted si hay en el barrio alguna lavandería 24 horas?
No, simplemente ridículo. No cargo nada que lavar, ¿quién me compraría una línea como esa?
Quizá simplemente sirva la verdad: Buenos días, tú eres la chica 100% perfecta para mi.
No, no se lo creería. Aunque lo dijera es posible que no quisiera hablar conmigo. Perdóname, podría decir, es posible que yo sea la chica 100% perfecta para ti, pero tú no eres el chico 100% perfecto para mí. Podría suceder, y de encontrarme en esa situación me rompería en mil pedazos, jamás me recuperaría del golpe, tengo treinta y dos años, y de eso se trata madurar.

Pasamos frente a una florería. Un tibio airecito toca mi piel. La acera está húmeda y percibo el olor de las rosas. No puedo hablar con ella. Ella trae un suéter blanco y en su mano derecha estruja un sobre blanco con una sola estampilla. Así que ella le ha escrito una carta a alguien, a juzgar por su mirada adormecida quizá pasó toda la noche escribiendo. El sobre puede guardar todos sus secretos.
Doy algunas zancadas y giro: ella se pierde en la multitud.

Ahora, por supuesto, sé exactamente qué tendría que haberle dicho. Tendría que haber sido un largo discurso, pienso, demasiado tarde como para decirlo ahora. Se me ocurren las ideas cuando ya no son prácticas.
Bueno, no importa, hubiera empezado “Érase una vez” y terminado con “Una historia triste, ¿no crees?”


Erase una vez un muchacho y una muchacha. El muchacho tenía dieciocho y la muchacha dieciséis. Él no era notablemente apuesto y ella no era especialmente bella. Eran solamente un ordinario muchacho solitario y una ordinaria muchacha solitaria, como todo los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en algún lugar del mundo vivía el muchacho 100% perfecto y la muchacha 100% perfecta para ellos. Sí, creían en el milagro. Y ese milagro sucedió.

Un día se encontraron en una esquina de la calle.
-Esto es maravilloso –dijo él- Te he estado buscando toda mi vida. Puede que no creas esto, pero eres la chica 100% perfecta para mí.
-Y tú –ella le respondió- eres el chico 100% perfecto para mi, exactamente como te he imaginado en cada detalle. Es como un sueño.
Se sentaron en la banca de un parque, se tomaron de las manos y dijeron sus historias hora tras hora. Ya no estaban solos. Qué cosa maravillosa encontrar y ser encontrado por tu otro 100% perfecto. Un milagro, un milagro cósmico.
Sin embargo, mientras se sentaron y hablaron una pequeña, pequeñísima astilla de duda echó raíces en sus corazones: ¿estaba bien si los sueños de uno se cumplen tan fácilmente?

Y así, tras una pausa en su conversación, el chico le dijo a la chica: Vamos a probarnos, sólo una vez. Si realmente somos los amantes 100% perfectos, entonces alguna vez en algún lugar, nos volveremos a encontrar sin duda alguna y cuando eso suceda y sepamos que somos los 100% perfectos, nos casaremos ahí y entonces, ¿cómo ves?
-Sí –ella dijo- eso es exactamente lo que debemos hacer.
Y así partieron, ella al este y él hacia el oeste.

Sin embargo, la prueba en que estuvieron de acuerdo era absolutamente innecesaria, nunca debieron someterse a ella porque en verdad eran el amante 100% perfecto el uno para el otro y era un milagro que se hubieran conocido. Pero era imposible para ellos saberlo, jóvenes como eran. Las frías, indiferentes olas del destino procederían a agitarlos sin piedad.
Un invierno, ambos, el chico y la chica se enfermaron de influenza, y pasaron semanas entre la vida y la muerte, perdieron toda memoria de los años primeros. Cuando despertaron sus cabezas estaban vacías como la alcancía del joven D. H. Lawrence.

Eran dos jóvenes brillantes y determinados, a través de esfuerzos continuos pudieron adquirir de nuevo el conocimiento y la sensación que los calificaba para volver como miembros hechos y derechos de la sociedad. Bendito el cielo, se convirtieron en ciudadanos modelo, sabían transbordar de una línea del subterráneo a otra, eran capaces de enviar una carta de entrega especial en la oficina de correos. De hecho, incluso experimentaron otra vez el amor, a veces el 75% o aún el 85% del amor.

El tiempo pasó veloz y pronto el chico tuvo treinta y dos, la chica treinta.


Una bella mañana de abril, en búsqueda de una taza de café para empezar el día, el chico caminaba de este a oeste, mientras que la chica lo hacía de oeste a este, ambos a lo largo de la callecita del barrio de Harajuku de Tokio. Pasaron uno al lado del otro justo en el centro de la calle. El débil destello de sus memorias perdidas brilló tenue y breve en sus corazones. Cada uno sintió retumbar su pecho. Y supieron:
Ella es la chica 100% perfecta para mí.
Él es el chico 100% perfecto para mí.


Pero el resplandor de sus recuerdos era tan débil y sus pensamientos no tenían ya la claridad de hace catorce años. Sin una palabra, se pasaron de largo, uno al otro, desapareciendo en la multitud. Para siempre.
Una historia triste, ¿no crees?

Sí, eso es, eso es lo que tendría que haberle dicho.

Haruki Murakami.

jueves, 18 de noviembre de 2010

LABERINTO 388 de Milenio. Un anticipo para llenarnos los ojos, la boca, el olfato, el oído y el tacto de REVOLUCIÓN





La contrarrevolución mexicana
Heriberto Yépez

La Revolución mexicana fracasó. Su fallo no fue económico o político sino ético, cultural.
En 1920, Vasconcelos decía: “La primera y más importante de las revoluciones es la que ha de operarse dentro de nosotros mismos”. Pero el propio Vasconcelos murió hecho un fascista.
La vía vasconcelosa —rebelde a reaccionario— también la siguió la Revolución mexicana.
Abortamos la educación. Los contenidos del sistema escolar promovieron inopia y maniqueísmo en los estudiantes mexicanos; y su forma, acendró el autoritarismo.
El maestro mexicano es trasmisor de la demagogia, valemadrismo y co-dependencia nacionales. Elba Esther es el vivo retrato del deterioro del inconsciente mexicano.
Todos hablamos de la Revolución de 1910. Pero no de la Contrarrevolución mexicana que 1910 avivó.
La contrarrevolución es la negación, consciente e inconsciente, a un cambio hondo de estructura, tanto psíquica como social. La contrarrevolución es el rechazo a la urgencia de una renovación.
El pasado en México es el Paraíso.
El artículo primero de la contrarrevolución indica que el mexicano no debe cambiar. El Otro —español, indio, gringo, el otro género u otra clase— es el Malo. Ellos son los que quieren —¡oh, no!— cambiarnos.
Lo mejor es conservar la forma de ser, la Tradición, las Costumbres, ¡Nosotros, los que resistimos a todo!
Régimen y cultura popular post-revolucionarias son conservadoras, nacionalistas, moralistas e idealizadoras de la “identidad” mexicana. El Pueblo o la Madre, donde unos proyectan sus autoengaños, como otros los proyectan en Jesús o el Mercado.
Otras responsables: la Iglesia y Televisa. Ambas instancias educaron más al mexicano del siglo XX que la SEP.
Televisa, por supuesto, quiere negarlo. Pero Televisa vive de aplaudir lo retro-mexicano. Su chiste, su machismo, su virgencita, su populismo.
Es un error creer que el centro de la educación es la escuela. La educación ocurre sobre todo fuera de ella.
La gran fuerza contrarrevolucionaria mexicana es la familia. La familia mexicana se encargó de cerrar la oportunidad de democracia y educación que se abrió en el confuso periodo post-revolucionario. El Partido de la Revolución Institucional es el estado existencial de estar partidos entre ser revolucionarios o ser institucionales.
Ya somos una democracia sin adjetivos. Sobre todo los adjetivos “confiable” o “real”.
El verdadero régimen que detuvo el progreso social fue la mexicanidad, nuestra gran religión.
La mexicanidad es una serie de identidades defensivas y una entidad nebulosa —pero que innegablemente opera en este territorio— que temió las consecuencias psico-históricas del estallido. Saboteó la revolución de esta sociedad.
Gracias a la (contra)Revolución, por sufragio afectivo, la mexicanidad se reeligió.

Heriberto Yépez,
escritor. Autor de La increíble hazaña de ser mexicano.


Un siglo después, ¿quién ganó la Revolución?
Héctor de Mauleón

En los años sesenta, cuando los héroes revolucionarios tenían escuelas y calles con su nombre, Francisco Villa era todavía el gran excluido de la Revolución. Con trabajos se había autorizado que una avenida de la ciudad de México llevara el nombre de la División del Norte. La primera vez que a Villa se le recordó oficialmente fue medio siglo después del inicio de la lucha armada, cuando Adolfo López Mateos encabezó, en 1960, la ceremonia luctuosa por el aniversario de su muerte. El gran enemigo de Carranza y Obregón, el personaje más legendario de la gesta revolucionaria, seguía siendo un proscrito: si la velocidad había sido en vida su rasgo distintivo —una suma de arranques súbitos y altos inesperados que hizo de la División del Norte una máquina de guerra de efectividad letal—, Francisco Villa se hallaba ahora atrapado en la lentitud del olvido. El Centauro del Norte era considerado por amplios sectores la peor cara de la Revolución. José Vasconcelos lo despreció siempre. Daniel Cosío Villegas sólo se refirió a él con sarcasmo. Diego Rivera lo pintó con “una fisonomía infernal de ídolo prehispánico”. En 1966, la propuesta de Gustavo Díaz Ordaz de colocar el nombre de Villa con letras de oro en la Cámara de Diputados, desató un debate tremendo: el diputado Vicente Salgado, del PRI, lanzó contra él un discurso incendiario, en el que recordó la sangre fría con que ordenaba fusilamientos y ejecuciones de ancianos y mujeres indefensas. Vicente Lombardo Toledano, del Partido Popular Socialista, se encargó de defenderlo trémulamente, y logró voltear los dados: Villa llegó a la Cámara por mayoría de votos, aunque no de manera abrumadora.

En 1969, cuando los restos de Plutarco Elías Calles llegaron al Monumento a la Revolución, a Villa sólo le concedió la inauguración de una estatua ecuestre en la esquina de Cuauhtémoc y Universidad. Aún peor: cuando la construcción de las obras del Metro pasó por ese sitio, la estatua fue echada a patadas al parque de los Venados.

De hecho, Villa regresó de entre los muertos apenas en 1976. En noviembre de ese año, obedeciendo un decreto de Luis Echeverría, una comisión abrió la tumba del héroe en Hidalgo del Parral y exhumó sus restos sin cabeza para conducirlos, por fin, al Monumento a la Revolución. La última cabalgata de Villa resultó espectacular: el cementerio era una romería. Se dice que la gente se agolpaba en la calle gritando: “¡Viva Villa!”. Un armón militar llevó la urna con los restos hechos polvo. Lo seguía un regimiento de caballería y un contingente militar ataviado a la manera de los célebres Dorados. En una camioneta, los restos del Centauro recorrieron el país. Se les rindió homenaje en Durango, en Zacatecas, en la Cámara de Diputados. El 20 de noviembre, Echeverría realizó su último acto de gobierno: recibir la urna a los pies del Monumento. Víctor Bravo Ahuja pronunció el discurso con el que la familia revolucionaria aceptaba al fin a Francisco Villa. Los restos fueron colocados en la misma columna en la que, desde 1960, descansaba Francisco I. Madero.

A cien años de la lucha armada, el bandolero, el mugroso, el proscrito, es el gran triunfador de la Revolución. De John Reed a Paco Ignacio Taibo, y de Martín Luis Guzmán a Frederich Katz, a ningún otro personaje se le han dedicado tantos libros, tantas canciones, tantas películas, tantas novelas. Mientras Obregón y Calles han perdido sus antiguos prestigios —muchos de ellos inventados a lo largo de setenta años por el régimen de la Revolución—; mientras Venustiano Carranza permanece en la grisura, el medio tono que rodeó su figura desde siempre, el Centauro del Norte ha logrado clavarse en el imaginario colectivo con una altura legendaria que no han podido alcanzar los otros grandes santificados por la Revolución: ni Madero, ni Zapata. Tal vez ni Cárdenas.

Jorge Aguilar Mora ha descrito el embrujo de Villa de esta forma: “Era nómada, era anónimo, era guerrero, era presa de caza, era jinete, era tirador, era mujeriego, era al mismo tiempo mestizo e indio ladino”. Todos esos rasgos definen, y simultáneamente mantienen en la indefinición, la figura del Centauro. La velocidad característica de Villa le ha permitido, después de muerto, convertirse en uno de los personajes más escurridizos de la historia. La innumerable bibliografía sobre sus hazañas ha ayudado a convertirlo en una personaje más misterioso, más legendario, más impreciso (existen tantos libros sobre Villa y faltan, por ejemplo, tantos libros sobre el villismo).
Si los últimos serán los primeros, en la carga de caballería rendida en los últimos 36 años, Francisco Villa se ha convertido acaso en una de las ideas que los hombres del Centenario tenemos de la Revolución. A un siglo del inicio de sus trabajos Francisco Villa aparece como triunfador indiscutible.

Héctor de Mauleón



Uno de tantos
Armando González Torres

La configuración más habitual del recuerdo colectivo está hecha de síntesis históricas y simplificaciones sentimentales que confluyen en ciertas interpretaciones hegemónicas. Hace dos décadas, Aguilar Mora publicó lo que probablemente sea una de sus obras más ambiciosas, Una muerte sencilla, justa eterna (Leelo aquí. Era, 1990), que es un fresco histórico áspero y sobreabundante en torno a la Revolución mexicana. Se trata de un libro múltiple: el de historiografía radical, que refuta interpretaciones y condena la traición del movimiento por las élites; el de los asaltos líricos y exabruptos del autor, y el de relatos que rescatan la epopeya de muchos anónimos, quienes, al encuentro con la muerte, encuentran también su identidad y grandeza. Fuera de su tono de indignación moral y su forma rebuscada, la interpretación histórica de Aguilar Mora no parece añadir algo nuevo a una visión rutinariamente contestataria de la Revolución: el impulso social del movimiento fue administrado por la fracción más pragmática y conservadora; el pensamiento radical a que dio origen sólo permaneció como vago discurso legitimador y el Estado posrevolucionario, tras su fraseología progresista, revive en muchos sentidos al racismo y el darwinismo descarnados del siglo XIX. No obstante, el aspecto más útil y novedoso de su historia no es el que interpreta largos períodos, sino el del recopilador de anécdotas y personajes que pretende restaurar una polifonía de voces desconocidas y dar cuenta del papel de la causalidad, el pequeño ideal y la bilis en la gestación de la historia. Es ahí, en sus historias de fusilados, en sus retratos de los múltiples “uno de tantos” que nutren las facciones beligerantes, en donde Aguilar Mora recupera gestas individuales, climas culturales y obras olvidadas.

Algunos de los capítulos más intensos del libro son los dedicados a la figura de Villa, cuyo casi anonimato, dice Aguilar Mora, es el de los hijos de la chingada, el de los bastardos que frente al nominalismo jerárquico de las élites reclaman la identidad de los que carecen de apellido. Por eso, para Aguilar Mora, con el villismo anarquizante, más que con cualquier otra fracción, el resentimiento justiciero se convierte en el insumo de la historia y la Revolución aparece como la gran catarsis, como la reivindicación jubilosa, como la posibilidad de la venganza de clase. Al término de la revolución, sugiere Aguilar Mora, las élites políticas y los intelectuales dedicaron sus esfuerzos a esterilizar en el monumento, las aspiraciones y símbolos surgidos de la revolución. De ahí que Aguilar Mora considere la recuperación de estos testimonios como una interpelación al monólogo de las élites, que permite escucha voces distintas, proyectos diferentes de nación y formas más inclusivas de cultura. Más allá del frecuente reduccionismo o los excesos de su estilo, este libro es una provocativa reminiscencia, que convoca a una forma de recuerdo escaso en la memoria mexicana.

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Armando González Torres es poeta y ensayista. Autor, entre otros, del libro Teoría de la afrenta.