¡TÚ QUE VIVAS!
Un altar virtual
La letra desobediente. MILENIO
Braulio Peralta
Si descansa en este puente o se quedó en casa para disfrutar estos días le voy a hacer una recomendación que puede cambiar sus ideas y, acaso, contribuya a intentar que esta sociedad despierte de su letargo.Alma Guillermoprieto ideó un altar virtual en www.72migrantes.com La periodista invitó a escritores, periodistas, fotógrafos y músicos para adoptar a uno de esos migrantes cuyos cuerpos fueron encontrados inertes el pasado 23 de agosto en el ejido El Huizachal, Tamaulipas. Escribir de cada uno de ellos para no olvidar lo que hoy ya no es noticia aunque sea “Día de Muertos”.
Migrantes que venían de Centro y Sur América con la intención de cruzar de Guatemala a México y de aquí a Estados Unidos. No lo lograron: “se presume que los asesinos son integrantes de uno de los tantos grupos de criminales que hoy trafican con droga y con sus cuerpos”, leemos en el sitio.
Visité el altar virtual ahora que su corazón recuerda a sus muertitos, compadézcase del prójimo y ármese de valor para leer entre otros escritores a Elena Poniatwoska, Jorge Volpi, Juan Villoro, Francisco Goldman, Carla y Juliana Faesler, Myriam Moscona y Sandra Lorenzano. O cronistas como Diego Osorno, José Gil Olmos, Elia Baltazar, Magali Tercero, Marcela Turati, Roberta Garza, Daniela Rea, Humberto Ríos Navarrete, Alejandro Almazán y la propia Alma Guillermoprieto.
Nadie cobró por texto, imagen o música. Se hizo para no dejarlos en el olvido, encontrar a los culpables y saber si es verdad que murieron porque “se negaron a ser sicarios”. La cortina fronteriza, las vías del ferrocarril, los cruces en el camino, las manos curtidas, un tenis en el lodo o cientos de zapatos perdidos en un basural son las fotos de Francisco Mata Rosas, Pedro Valtierra, Eniac Martínez, Ricardo Ramírez Arriola, Noel Criado, Edu Ponces, Javier García y más.
Usted puede adoptar a uno de esos migrantes: escriba a la Conapred, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a la Procuraduría General de la República o a Felipe Calderón. No basta la vergüenza de ser el país donde murieron esos hermanos: hay que exigir el esclarecimiento de los hechos.
Tanto muerto estos días y ni eso nos mueve a superar la inmovilidad. Despierte: asómese a www.72migrantes.com Deje su rosa en el altar virtual como prueba de que pasó por ahí, donde puede oír o bajar la música de La Maldita Vecindad o Los cojolites.
Hace 14 años, en un diario mexicano de 1996 se consignaba lo siguiente: De los más de cuatro mil migrantes que han muerto desde 1994 en su intento por cruzar la frontera con Estados Unidos, mil de ellos, es decir, una cuarta parte, están registrados como 'anónimos, sin identificación' y sus restos yacen abandonados en fosas comunes.
Te pido perdón por no reconocer tu edad, por no poderte decir María, Glenda, Yannet, Magdalena, Juana, Asunción, Gaby. Te levanto un altar de flores por si alguien llegara a identificarte en el cielo. Habría que poner a hablar tus labios muertos o que se acerque tu madre con palabras prestadas a decirte 'el olvido en que nos tuvo, hija, cóbraselo bien caro'. Y tú sabrías que ella habla de tu país, de nuestra gente. No sé cómo pedirte perdón: este papel en blanco tampoco es una tumba.
Además de las autopsias se han extraído muestras celulares para pruebas de ADN, impresión de huellas digitales en aquellos que aún la descomposición no las ha destruido y fotografías de características particulares como cicatrices antiguas, tatuajes y lunares, con el fin de identificarlos.
Mi migrante muerta tiene huellas digitales pero nadie la reclama. Yo la reclamo, es mi muerta. Me dicen que tiene el número 56, entonces que no maten a la muerta, no tiene por qué morir dos veces.
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