viernes, 2 de marzo de 2012

JOSÉ GORDON HABLA DE Peter Diamandis y Steven Kotler, y del libro ABUNDANCE. HABLA TAMBIÉN, POR QUÉ NO, DE "IMAGINE" de JOHN LENNON:


EL CUADERNO VERDE

Imagina 2.0

José Gordon

2 Mar. 12

En la célebre canción Imagina, John Lennon nos invitó a soñar con un mundo en donde prevalece la cooperación y la hermandad. En los tiempos cínicos que hoy corren parece que se trata de un himno idealista, un buen deseo si acaso, que poco tiene que ver con la realidad de los descabezados, de la corrupción, de las narcomantas, de los gobiernos ineficientes y de las empresas sin escrúpulos.

La injusta distribución de los recursos que tenemos como sociedad se puede ilustrar con dos datos que señala el proyecto One Living Planet (Un Planeta Vivo): si todos los habitantes del planeta quisiéramos vivir con el estilo de vida del estadounidense promedio requeriríamos los recursos equivalentes a cinco planetas para sostener ese nivel de vida.

En este marco, es interesante escuchar las voces de Peter Diamandis y Steven Kotler que estudian el desarrollo de rutas alternas para resolver los retos que enfrentamos y que, de alguna manera, plantean la versión 2.0 del espíritu de la canción de Lennon. En el libro Abundancia, de reciente aparición, proponen el siguiente escenario (sin mencionar a Lennon): "Imagina un mundo con 9 mil millones de personas que tienen agua limpia, alimentos nutritivos, vivienda al alcance de todos, educación personalizada, atención médica de primer nivel y energía no contaminante disponible en todas partes."

¿Es posible esta visión? De acuerdo con Diamandis y Kotler se pueden subrayar cuatro tendencias que revolucionan nuestro entorno y las posibilidades de comunicación y acceso a la educación de personas con escasos recursos. La hiperconectividad permite escenarios impensables hace unos cuantos años. Dicen estos autores: "Hoy en día un guerrero Masai que tiene un teléfono celular cuenta con mejores capacidades de telefonía móvil que las que tenía el presidente de Estados Unidos hace 25 años. Si su teléfono inteligente tiene acceso a Google, entonces tiene mejor acceso a la información que la que tenía un presidente hace 15 años".

Esta tendencia tiene que ver con la disponibilidad generalizada de tecnologías que a las que antes sólo accedían las personas con afluencia. Así, tienen mayor impacto en la vida social los sistemas de cómputo, redes y sensores; la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología y la informática; la impresión en 3D, la nanotecnología y la ingeniería biomédica. Surgen mejoras inimaginables en la producción agrícola y conceptos como granjas verticales autosustentables

y posibilidades distintas de purificar el agua y el aire.

Otra de las fuerzas que generan cambios radicales es la aparición de agentes inéditos que impulsan la innovación. Las nuevas herramientas tecnológicas permiten que desde el garage de una casa se generen propuestas e inventos de emprendedores que de manera independiente cambian las reglas del juego de lo que es posible crear.

Por otra parte, dicen Diamandis y Kotler, la revolución de alta tecnología ha producido una nueva especie: el tecnofilántropo. Los innovadores que conquistan la abundancia tienen los suficientes recursos y fortunas para tratar de resolver los problemas de sus semejantes justamente en áreas en donde fracasan los gobiernos, las instancias internacionales y las empresas que no saben cómo canalizar de forma eficiente la filantropía. En este marco, aparecen personajes como Bill Gates que toma como cruzada el combate a la malaria o como Pierre y Pam Omydiar que tratan de traer electricidad al mundo en desarrollo.

Finalmente, los autores de este libro plantean que la combinación de todos estos factores, de la hiperconectividad, de los esfuerzos de apoyo microfinanciero y la tecnología de comunicación inalámbrica, están transformando a las capas más pobres del planeta. Sorpresivamente, emerge una nueva fuerza en el mercado que puede crecer y ser atendida. ¿Es posible lo inimaginable?

Volvamos a John Lennon: "Tal vez pienses que soy un soñador, pero no soy el único". Imposible pensar en cómo se puede salvar al planeta sin las fuerzas de la cooperación.

La noticia es que al lado de la destrucción también se mueven, como nunca antes, el altruismo y la inteligencia.

pepegordon@gmail.com



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