sábado, 12 de marzo de 2011

REMEMBER DOGVILLE? LARS VON TRIER STRIKES AGAIN 2009

¿Estás preparado…?

…para lo peor?

Poster Antichrist

Palpitación, sudoración, aceleración del pulso, naúseas. Eso es el pánico.

El sofoco que provoca Antichrist bien valen unos instantes sentado en un banco conteniendo la respiración, pausada a poder ser, antes de que se vuelvan a agolpar en la mente como si fueran diapositivas las imágenes que hemos presenciado.

Las guiños en algunos aspectos hacia El resplandor del genial Stanley Kubrick no hacen mas que alimentar la tensión para alcanzar el clímax. Allá por el año 1980 él fue quien creó un personaje turbio abocado a la enajenación. En este caso, Lars Von Trier se basa en ese sufrimiento interior para crear otra abominación; El anticristo.

Prologo Antichrist


Trailer 1 Trailer 2

Empezamos con un epílogo de bellísima factura, fotografía cuidada acompañada de música clásica para contrastar las duras secuencias que visionamos, al igual que ensalza la mezcla del blanco y negro con el color. Desde el principio quedan claras las intenciones del director Danés Lars Von Trier, un provocador nato que en esta ocasión se adentra en el perturbador universo de la mente. Para ello se vale de un terapeuta, Willem Dafoe, que debe adentrarse en la quebrada cabeza de su parejaCharlotte Gainsbourg, del mismo modo que se enfrenta a sus propios fantasmas.

Ese viaje subterráneo nos llevará a traves de 3 capítulos: el duelo, el dolor y la desesperación. Fases con las que habrá que enfrentarse si lo que se busca es salir del caos.

Antichrist - Tristeza

La tristeza es un sentimiento que también se puede catalogar como enfermedad. Una sensación fuera de toda lógica matemática y empírica que nos hace vulnerables. Es ahí donde Lars Von Trier campa a sus anchas, enseñando con desparpajo todo su potencial visual a merced de los miedos más palpables.

El dolor, la desesperanza, la tristeza. La llegada de los tres mendigos vaticinan malos presagios cargados de una maldad con increíble voracidad. Sea buscado o no, se puede plantear la aparición de las bestias en una asociación de ideas.

El zorro, el cuervo, el ciervo. La suma de ellos forman un todo que junto con nuestro cerebro es capaz de interpretar nuestra naturaleza.

Antichrist - Bosque

Una pirámide en la que catalogar sus miedos de menor a mayor. Es la terapia con la que Willem Dafoe intenta volcar sus conocimientos para extirpar el mal que lleva dentro Charlotte Gainsbourg. Un mal que bien podría catalogarse como el anticristo, principal exponente de la lucha entre el bien y el mal. Es el bosque quien manda y engulle la esperanza, un escenario siniestro cargado de culpa que proviene del pasado e irrumpe en el presente.

Charlotte Gainsbourg obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina en el Festival de Cannes 2009 por este trabajo aunque su personaje sea difícil de digerir. Cuando la tristeza, el pánico y la locura se mezclan entre sí, el resultado es un cóctel explosivo. Por eso, veremos una actriz en estado de gracia consiguiendo que el espectador se adentre en su delirio.

Antichrist - Charlotte Gainsbourg

Su compañero de reparto es un valor seguro, un Willem Dafoe que da la réplica al anticristo. El balance entre el bien el mal debía estar compensado y sin duda Lars Von Trier lo ha conseguido escogiendo a estos dos magníficos actores. Sus psicoanálisis y las terapias de choque son el agua bendita con la que deberá librar la batalla. Una batalla a muerte que dilucirá el desenlace final donde el psique y el cuerpo no atienden a razones.

Antichrist - Willem Dafoe

Antichrist esta repleta de escenas crudas. El sexo explícito junto con la extrema violencia (física y mental) guía al público al umbral más tenebroso que se pueda imaginar, catapultando su oculta demencia al exterior. Los músculos se contraerán y no será hasta ver los créditos finales cuando veamos nuestras sudorosas manos pegadas a las butacas.

Aprende a respirar. Inspira. Cuenta hasta 5 lo más lento posible. Espira.

La controversia esta servida para los defensores y retractores de Lars Von Trier.




‘Anticristo’, de Lars Von Trier


19098071_5001Os advierto una cosa: si aún no habéis visto esta película, dejad ahora mismo de leer y pasad a otra cosa. A lo mejor sois de esos a los que no les gusta que les cuenten las películas. Y mira que no soy de ir soltando “spoilers” a diestro y siniestro, porque a mí me da rabia el primero. Pero, qué quieren que les diga. Si Von Trier lo enseña todo, yo no voy a ser menos y me quiero poner a su altura. Comencemos.


Una pareja tiene un bebé. A la pareja le gusta follar, como a la mayoría. Y se despistan y al niño le da por jugar a ser Spiderman al que se le han agotado las telarañas. Pum. Caída por la ventana. Una llorera… Charlotte Gainsbourg, fea como ella sola, es la madre del bebé, el cincuenta por ciento de la pareja feliz a la que le gusta follar. Le afecta. Lógico. Llora, y llora, y se lamenta y se echa la culpa. Él, Willem Dafoe, feo como él sólo, es la otra mitad de la pareja. Y es psiquiatra. No llora tanto, que para eso es el hombre de la casa, pero se le nota afectado. Era su hijo, joder. Tras unas disquisiciones varias en las que se discurre acerca del recorrido que marca el dolor por la pérdida de un ser querido, ella descubre que le da miedo el bosque. Sí, el bosque, ese lugar tan terrorífico donde hay muchos árboles, algún que otro lago, y, con suerte, y a lo lejos, puedes ver algún que otro cervatillo. Y claro, Willem Dafoe, que no es tonto, piensa: si a mi mujer le da miedo el bosque, vamos para allá, que saqué matrícula en la asignatura ”terapia de choque”. Ella es un poco reticente, normal, ¿no? Lo último que me gustaría a mí es que me llenaran el cuerpo de cucarachas… Pero allá que se van con las mochilas Quechua. Ah sí, el bosque se llama Edén. O la cabaña. Bueno, el niño seguro que no se llamaba así. Suben laderas, se cansan, Charlotte Gainsbourg suda y se pone aún más fea. Todo esto uno lo ve entre el sopor y el “pues ya ves”. De todo lo que se ha visto en claro hasta ahora es que Lars Von Trier podría perfectamente dirigir el nuevo anuncio de la Lotería de Navidad, con ese comienzo en “blanco y negro pero un poco azul y así queda más “artie” y ese aria de fondo”, me repetía constantemente en mi cabeza.


anticristo-41Ah, sí, el bosque. Pues nada, que tras varias intentonas porque la loca de la Gainsbourg deje de gritar y de querer follar a todas horas (oigan, qué pedazo de ninfómana, menos mal que se le había muerto el hijo…) a Lars Von Trier se le va la pelota del todo, coge la cámara y empieza a descojonarse por dentro. De repente se acuerda de lo molona que fue Audition, de Takashi Miike, y decide rendir su particular homenaje a la saga Hostel, pero en el bosque. Que si te meto con un leño en los huevos, que si te hago una paja y me haces un facial con sangre, qué rico. Que si te aplico un berbiquí en la pierna, te meto una barra y, por el otro lado, te fijo una rueda, que la vida está muy mala y no quiero que me dejes sola. A todo esto asistimos con la vana esperanza de que el danés, en realidad, tenga algo que contarnos, que detrás de todo este sinsentido absurdo y grotesco, se encierre una maravillosa parábola sobre la maldad del ser humano y su relación directa con los espíritus de la naturaleza… Pero qué va, por Dios. Para inquietar, coloca la casa debajo de un bellotero, y claro, se pasan cayendo bellotas todo el santo día encima del tejado de la casa. Turrutuntún, turrutuntún, que parece una marcha de esas de la Semana Santa. Eso sí, las bellotas tienen turno de noche, porque por el día no caen, y porque si cayesen por el día, la casa estaría ya enterrada en un maremagno de frutos secos. Nos quedamos en Willem Dafoe convertido en una especie de Robocop de la edad de piedra. Consigue escaparse y se mete en la madriguera de un zorro. Zorro que, momentos antes, hemos visto comiéndose sus propias tripas (¿no tenían dinero para comprarle un saco de pienso?) y diciendo (sí, sí, diciendo) “El Caos Reina”. Qué elevado, ¿verdad? Un zorro que habla. Total, que la Gainsbourg da con él, le pega unas cuantas veces con una pala y vuelven a la cabaña. Él consigue sacarse la rueda, y ella se corta el coño con unas tijeras en primerísimo primer plano. ¡Oh, Von Trier, cómo te pasas! Willem Dafoe piensa ”hasta aquí hemos llegado” y la ahoga. Prende fuego a la cabaña, que con tantas bellotas aquello olía como El Corte Inglés en época de navidad (otra vez la lotería, Von Trier, que se te ve el plumero) y, con ella dentro, a su mujer, mala, que eres una bruja perra muy mala. Va cojo, claro, normal, después de la que le han dado, pero como tiene hambre, le da complejo de Oso Amoroso y se para a comer unas (gumi)bayas. De repente, la película vuelve al blanco y negro y, por la ladera hacia arriba, aparecen un puñado de mujeres, ataviadas como recién venidas de la romería de Guarromán, con la cara desenfocada como de haber acabado de ver el vídeo maldito de The ring. Dedicada a Tarkovski. Fin.



anticristo1¿Cual es el propósito último de Von Trier cuando decidió realizarAnticristo? ¿Revolucionar el género de terror? ¿Un remake deBabe, el cerdito valiente pero un tanto “sui generis”? ¿Cagarse en los muertos de las mujeres y aplaudir la quema de brujas del s. XVI? Todos esos propósitos son loables y bien recibidos por un amante del cine de género. Pero se le ha olvidado lo más importante de todo: si te haces una paja en grupo, tienes que esperar la aprobación del otro a recibir tu esperma. O, en el caso contrario, darte la vuelta y evacuar lejos. O no hacerlo, simplemente. En este gazpacho de ablaciones, cuentos moralistas que no existen (lo de “Los Tres Mendigos” se lo ha sacado de la manga el señor Trier, porque mira que he buscado y nada), ínfulas metafísicas de tres al cuarto, simbología de baratillo, ganas de epatar como de quien le coge las tetas a una vaca para ordeñar, se esconde una gran nada, un enorme monumento a tocarle los santos cojones a todo el mundo porque sí, porque seguramente tuvo una infancia difícil y las niñas de su clase le decían “feo” o “gafitas cuatro ojos capitán de los piojos”. Ah, por cierto, en un momento de la película recé para que el zorro volviese, esta vez vestido de faralaes, con los labios pintados, y le soltase a Willem Dafoe: “El Caos, Reina” con un gesto sarasa de la pata, agarrando unas castañuelas. Pero no. Al menos nos hubiésemos reído. Bueno, nos hubiésemos reído más de lo que ya lo habíamos hecho. Qué desastre, cuánto aburrido y cuántas ínfulas. Von Trier, la próxima vez que quiera cagarse en su público, páguele a la perroflauta de Caótica Ana para que lo haga en su santo pecho. Y después ruédelo. A lo mejor se lleva un premio.

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