El
palau de les Arts ha costado 478 millones cuando el presupuesto inicial era de
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Calatrava
deja descontento a su paso
(5 octubre 2013).- Valencia, España
DURANTE
UN TIEMPO, esta extensa ciudad mediterránea (Valencia) acogió la arquitectura
de Santiago Calatrava con entusiasmo. En el lecho seco de un río, Calatrava
construyó y construyó hasta que finalmente llenó 35 hectáreas con sus diseños
radicales y -en opinión de algunos- asombrosos.
Sin
embargo, hoy en día frecuentemente se le retrata en Valencia como un villano.
Ignacio Blanco, un político local, dirige un sitio web sobre él llamado
Calatravatelaclava.
Con un
presupuesto original de unos 400 millones de dólares, el complejo en el lecho
del río, llamado la Ciudad de las Artes y las Ciencias u-una sala de
espectáculos, un puente, un planetario, una casa de ópera, un museo de
ciencias, un andador cubierto y espejos de agua- ha costado casi tres veces
más, dinero que la región nunca tenía.
Calatrava
recibió alrededor de 128 millones de dólares por su trabajo. ¿Cómo puede ser,
pregunta Blanco, cuando la casa de la ópera incluía 150 butacas con vista
obstruida? ¿O cuando el museo de ciencias fue inicialmente construido sin
salidas de emergencia ni elevadores para discapacitados?
"Se
le pagaba incluso cuando reparaba sus propios errores", dijo Blanco.
Junto
con Frank Gehry, Richard Meier, Renzo Piano y Norman Foster, Calatrava
rápidamente cobró prominencia en una era de arquitectura impactante. Ha
diseñado docenas de estructuras en todo el mundo, entre ellas la estación de
ferrocarril Liège-Guillemins, en Bélgica; el rascacielos Turning Torso (Torso
que Gira), en Malmö, Suecia; y el Museo de Arte de Milwaukee, en Estados
Unidos, con un techo mecánico.
Sus
admiradores aseveran que los diseños de Calatrava son a la vez delicados y
poderosos. Comparan sus edificios con esculturas gigantescas y elogian su terca
devoción a la forma. Y señalan que los arquitectos estrella muchas veces vienen
con un precio muy caro, en parte porque sus diseños requieren de una
construcción intrincada. Casi todos han tenido al menos un proyecto que pareció
salirse horriblemente de control.
Sin
embargo, otros arquitectos, académicos y constructores dicen que Calatrava
acumula una lista inusualmente larga de proyectos estropeados por sobrecostos,
demoras y litigios.
En
Bilbao, España, ha habido problemas con un puente y un aeropuerto.
Es
probable que Calatrava sea blanco de escrutinio en Nueva York al tiempo que
continua la construcción de uno de sus proyectos más recientes, la nueva
estación de trenes en la zona cero. Se prevé que abrirá en el 2015, pero lleva
un retraso de seis años y costará 4 mil millones de dólares, el doble del
presupuesto original.
En
Valencia, la esperanza de los funcionarios era que el complejo diseñado por
Calatrava transformara la ciudad en un destino turístico, de la misma manera en
que el Museo Guggenheim de Frank Gehry atrajo la atención a Bilbao. Pero
parecieron pintar la raya el año pasado cuando el revestimiento liso de la casa
de la ópera de Calatrava empezó a arrugarse visiblemente tan sólo seis años
después de que abrió el inmueble.
Calatrava
ha defendido su trabajo por escrito en diversas publicaciones, al indicar que
sus honorarios en Valencia eran justos porque cubrían 20 años de trabajo. En la
revista Architectural Record, el año pasado, comentó que sus clientes estaban
lo suficientemente satisfechos para volver por más. Entre ellos figuran las
ciudades de Dublín y Dallas. En ese artículo, Calatrava calificó al alboroto en
torno a su trabajo en Valencia como "una maniobra política de los
comunistas".
Otras
ciudades podrían estar renuentes a volver a contratarlo.
En
Bilbao diseñó un puente peatonal con una superficie de losetas de vidrio que
permitía que se iluminara desde abajo, dejando sus grandes arcos libres de
postes de luz. Sin embargo, en una ciudad que registra mucha lluvia y nieve
ocasional, los peatones frecuentemente caen sobre la resbalosa superficie. Los
funcionarios citadinos señalan que desde que abrió en 1997, unos 50 ciudadanos
se han lesionado, a veces con fracturas de piernas o caderas, sobre el puente y
los ladrillos de vidrio se agrietan con frecuencia y necesitan ser
reemplazados. Hace dos años, la ciudad recurrió a tender una enorme alfombra de
hule negro sobre el puente para impedir que la gente se cayera.
"Pierde
la belleza", dijo Ibon Areso, Alcalde interino de Bilbao. "Pero no
podemos seguir pagándole a la gente que se resbala y cae". En una tormenta
reciente, un extremo de la alfombra se levantó de repente, tumbando a varias
personas.
En
las afueras de Bilbao, a Calatrava se le encargó la construcción de una
terminal aeroportuaria que ha sido apodada La Paloma por su parecido con una
paloma que alza vuelo. Pero cuando abrió sus puertas en el 2000, el aeropuerto
carecía de una sala de llegadas. Los pasajeros salían del área de aduana y
equipaje directamente a la banqueta, donde tenían que esperar en el frío. Desde
entonces, las autoridades del aeropuerto han instalado un muro de vidrio para
protegerlos.
En
junio, un tribunal español dictaminó que Calatrava tenía que pagar unos 4.5
millones de dólares para conciliar una disputa en Oviedo, donde la construcción
de un centro de convenciones sufrió un espectacular colapso. En la región de
Álava, una bodega de vinos interpuso una demanda contra el arquitecto por un
techo ondulante que diseñó hace una docena de años. Problemas con goteras, que
arruinan el control de la humedad que es esencial para el vino, nunca han sido resueltos.
Los propietarios de la bodega, Domecq, piden 2.7 millones de dólares para
contratar a otros arquitectos e ingenieros para idear una solución.
Por
otra parte, auditores en Venecia están demandando a Calatrava y varios
ingenieros debido a sobrecostos y lo que ven como la necesidad excesiva de
reparaciones en el Puente de la Constitución del arquitecto, un puente peatonal
que cruza el Gran Canal.
En
Valencia, Blanco comentó en una entrevista reciente que un factor que
contribuye a los problemas podría ser que los diseños de Calatrava parecen
incluir pocos detalles. "Otros arquitectos saben exactamente qué perillas
quieren para las puertas, dónde comprarlas y a qué costo", dijo.
"Pero Calatrava es lo contrario. Sus proyectos no tienen este grado de precisión".
Los
críticos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias se burlan de los jardines
decorativos de Calatrava debajo de arcos de metal que se calientan tanto que
ninguna parra se enrosca sobre ellos. El techo del teatro gotea, afirman. La
ópera una vez fue inundada en una tormenta. ¿Acaso no sabía que estaba
trabajando en el lecho de un río?
Vicente
Blasco, un arquitecto de Valencia, ha reprendido a Calatrava en un periódico
local por siquiera intentar cubrir los costados de acero de la casa de la ópera
con un mosaico de fragmentos de cerámica blanca. El abombamiento que
actualmente ocurre era predecible. En días con un cambio rápido de temperatura,
escribió, el acero y la cerámica se contraen y se expanden a ritmos diferentes.
"Es
tan elemental", expresó. "Nadie esperaría que eso funcionara".
Rachel Chaundler en España y Elisabetta Povoledo en
Roma contribuyeron con reportes.
Copyright
© Grupo Reforma Servicio Informativo
Fecha
de publicación: 5 octubre 2013
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