Negar el Holocausto
Fernando
Serrano Migallón
EXCÉLSIOR. 14/02/2013
"Negar el Holocausto es cruel, criminal e irresponsable."
La palabra,
decía Alfonso Reyes, es como un cuchillo, con arte puede servir para labrar un
santo de madera y, sin escrúpulos, para asesinar al vecino. Hablar y escribir
es asunto delicado que merece y necesita responsabilidad, serenidad y un mínimo
de conocimiento. Despreciar la palabra conduce a la mentira, a la falsedad y, a
veces, al engendro de la violencia.
Hace unos
días, en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, dentro de su programa
de posgrado en derechos humanos, se celebró un foro en contra del Estado de
Israel y a favor de Palestina; desde luego que, en una institución académica
eso es normal y no debe asustar ni enfurecer a nadie; las universidades son
para eso, para criticar y contrastar, para entender y explicar. Cualquiera que
se oponga a la difusión y debate de ideas en el seno de las universidades, es
peligroso, porque atenta contra el desarrollo de la inteligencia y la sociedad.
Sin embargo, la propia calidad académica de la Universidad impone algunas
obligaciones como el rigor intelectual, la exposición de datos y fuentes, el
debate amplio y tolerante y, sobre todo, la imparcialidad en el manejo de la
información y el acato de la evidencia, nos guste o no, nos satisfaga o nos
haga cambiar nuestros puntos de vista.
El hecho es
que en dicho foro, la arquitecta Raquel Rodríguez se expresó en el sentido de
negar la existencia del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial; sus argumentos
serían ridículos si no fueran tan graves: que todo fue un montaje, que había
leído “en un libro”, que todo lo que se dice sobre la matanza de judíos,
gitanos, socialistas, minusválidos, niños, mujeres y opositores al nazismo son
mentiras; que si hubieran matado a seis millones de judíos “tendríamos la
suerte de que no hubiera más judíos en el planeta” y que el voto en la ONU, el
que diera origen a la partición de Palestina en dos estados, uno judío y otro
árabe, había sido comprado: “Recibieron un cheque en blanco con todos los ceros
que les pudieron poner, las esposas recibieron anillos de diamantes tapados de
piel”. Sin fuentes, sin aparato crítico, así nomás por hablar y por denostar y
ofender. Esto no se debe decir ni en una plática de cafetería y es intolerable
en una universidad pagada por los ciudadanos.
Negar el
Holocausto es cruel, criminal e irresponsable; ofende a la memoria, no de los
judíos sino de todos que, como seres humanos, hemos sido testigos de la
brutalidad a la que podemos llegar los hombres si no ponemos límites a nuestros
fanatismos, a nuestros gobiernos y a nuestros temores. Cualquiera puede oponerse
a la política del gobierno israelí, son muchos los judíos en el mundo que lo
hacen, dentro de israelí el gobierno —como en toda democracia— tiene opositores
férreos, pero reducir la causa de Palestina a un tema de antisemitismo, racismo
y odio, eso es hacer un flaco favor a un pueblo en pleno desarrollo de su
identidad y de su presencia en el mundo.
Tal vez,
como siempre, no pase nada, que no actúen las autoridades de la UACM, ni el
Conapred; por eso es importante denunciar y decir que no es permisible, ni sano
ni siquiera humano, que este falseamiento de la verdad pase inadvertido.
Nuestra obligación humana es repensar el Holocausto para que no vuelva a
suceder, ni a judíos ni a armenios, ni a latinoamericanos o africanos;
esperemos que los mexicanos, de toda clase o condición, nunca tengamos que
atravesar por algo similar, ni como perpetradores ni como víctimas. Esperemos
que frente a la irresponsabilidad se alce la verdad y la evidencia. Que nunca
más nadie tenga que sufrir a manos de otro un genocidio.
*Profesor de la Facultad de
Derecho, UNAM
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