23 de Mayo 2014
El siniestro que sufrió la central nuclear nipona de Fukushima tras el terremoto y tsunami de 2011 sigue trayendo cola. La radioactividad ha contaminado aire, mar y tierra a su alrededor, creando un segundo Chernobyl. Y el futuro no pinta mejor. La última decisión está siendo muy polémica: se ha decidido liberar al mar el aguasubterránea contaminada de la planta.
Esta semana se ha iniciado el vertido, con un primer aperitivo de 561 toneladas o metros cúbicos de un agua radiactiva que, según asegura Tokyo Electric Power Co. (Tepco), la propietaria de Fukushima Daiichi, está por debajo de los límites legales.Pescadores y ecologistas, en contra
Aún así, la medida ha sido muy criticada. Si por un lado los pescadores ven peligrar su sustento, por otro las organizaciones ecologistas dudan muy mucho de su inocuidad. Greenpeace ha difundido un comunicado expresando su disconfirmidad, si bien apuntan que hay pocas alternativas.
Derivar este agua al mar permite reducir el agua tóxica que se acumula en la central como consecuencia del agua subterránea que llega a ella desde las montañas cercanas, donde se mezcla con agua radiactiva utilizada para la refrigeración de la central.
Por muy tratada que esté y mucho que se asegure que no afectará al ecosistema marino, también se sabe que la desesperación por solventar sus problemas técnicos y de capacidad de retención de líquidos los está superando.
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