19 de Mayo 2014
Seruyan es uno de los pocos fotógrafos que, gracias a su habilidad por el detalle, impacta con la mezcla de la belleza y fantasía de una realidad como la naturaleza. Les compartimos el resultado de su arte.
Aunque muchas personas sufrimos al ver un insecto en frente de nosotros, hay quienes optan por respetarlos y admirarlos. Por ello, diversos entomólogos han llegado observar y estudiar la forma y vida de estos pequeños artrópodos. Incluso, se llega a calcular que por cada ser humano, existen 200 millones de estos pequeños.
Gracias a esta fascinación, se ha descubierto que existen los insectos herbívoros, carnívoros y carroñeros; que contienen un alto nivel de proteínas y diversos minerales saludables para la salud de los humanos; que juegan un papel primordial en el ciclo de la vida: son los principales depredadores de otros invertebrados y de ciertas plagas, eliminando gran porcentaje de materia orgánica. Sin embargo, dada su abundancia en el planeta, se han considerado como un grupo nocivo en relación con numerosas cosechas y con el origen de enfermedades humanas.
Por el otro lado, gracias a audaces fotógrafos como Nordin Seruyan, hemos podido observar de cerca la vida privada de estos pequeños. Autoconsiderado como “fotógrafo amateur”, Seruyan revela un mundo que, por aprendizaje o miedo, los humanos tendemos a ignorar a través de la técnica macrofotográfica.
Sus fotografías develan la fascinante y la temeraria vida de algunos insectos del sudeste asiático: los mantises haciéndose paso por la selva de céspedes, las acrobacias intrépidas de las arañas, la danza delicada de las libélulas y la paciencia de los caracoles. Seruyan es uno de los pocos fotógrafos que, gracias a su habilidad por el detalle, impacta con la mezcla de la belleza y fantasía de una realidad como la naturaleza. Les compartimos el resultado de su arte.
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