23 de Mayo 2014
Las organizaciones sociales que luchan por la erradicación de la mutilación genital femenina en Egipto han conseguido una victoria para su causa: el primer procesamiento y juicio de un médico por haber realizado esta práctica.
Raslan Fádel, doctor en una pequeña localidad del delta del Nilo, está acusado de provocar la muerte de Sohair al-Batá, una niña de 13 años, el pasado mes de junio en una operación para extirparle el clítoris. El padre de la pequeña también ha sido procesado. A pesar de que esta brutal práctica está prohibida por ley desde el 2008, el Estado egipcio no ha puesto en marcha los mecanismos necesarios para aplicarla.
La primera sesión del juicio tuvo lugar el jueves en un tribunal de la ciudad de Mansura. Tanto el padre como el médico se enfrentan a una pena de entre tres y siete años de cárcel. De acuerdo con la autopsia, la pequeña Sohair falleció a causa de un error al subministrarle la anestesia. Sin embargo, Fádel, que podría también perder su licencia médica, alega que no es cierto, y que la verdadera causa de la muerte de la niña fue una reacción alérgica a la penicilina.
A pesar de haber sido prohibida, la ablación del clítoris aún goza de una amplia aprobación en una sociedad tan conservadora como la egipcia. Según los últimos datos disponibles en un estudio de Unicef, un 91% de las mujeres egipcias ha padecido la mutilación genital, uno de los porcentajes más elevados entre la veintena de países donde aún se practica. Sus defensores argumentan que promueve la castidad entre las mujeres, si bien recurren también a la tradición o a la religión para justificarla. En Egipto, la costumbre está igual de arraigada en la comunidad cristiana como en la musulmana.
Ni tan siquiera tras la muerte de Sohair, sus familiares han renegado de la tradición, que puede provocar trastornos de salud crónicos como incontinencia urinaria o incluso infertilidad. “[La mutilación genital femenina] se ha realizado en el campo durante mucho tiempo. La gente de por aquí está acostumbrada a ello. Sin la ablación, las chicas están llenas de deseo sexual”, declaró Mohamed al-Batá, el abuelo de la chica, frente a las cámaras de la cadena BBC antes del juicio. “La muerte de Sohair es la voluntad de Dios. No estamos enfadados con el médico. Él no quería matar a nadie. Todos lamentamos lo sucedido”, agregó.
Hasta ahora, la fiscalía egipcia había procesado a varios médicos responsables de operaciones de ablación de clítoris que habían terminado con la muerte de la niña bajo la acusación de malas prácticas profesionales, pero nunca por el solo hecho de haberlas sometido a una práctica prohibida. “La mutilación nunca se ha dejado de practicar a pesar de su ilegalización del 2008. Simplemente, ahora se hace a escondidas”, explica a ELPAIS Ahmed Seddik, coordinador de un proyecto de la ONG egipcia Bint al-Nil destinado a erradicar la ablación en un barrio de El Cairo. “Es necesario que el gobierno se implique en esta lucha, realice campañas de concienciación y aplique de veras la ley. El juicio de hoy es un paso importante, pero no debe acabar siendo un hecho aislado”, añade.
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