29 de Mayo 2014
La vegetación es feliz cuando crece verticalmente, y los beneficios de tenerla cerca son inmensos. Estas son cuatro maneras en que puedes incluirlos en tu hogar.
Nunca sobra enfatizar que los jardines son una fuente de bienestar, y que no necesitas tener un espacio exterior para cultivar uno y disfrutar de sus beneficios. Los jardines verticales son uno de los mejores inventos botánicos. Y en verdad es fácil y económico implementar uno en cualquier casa.
Aquí te compartimos algunos ejemplos de jardines, y enumeramos sus principales beneficios; pero puedes imaginar el tuyo hecho de cualquier tipo de material, y lo más seguro es que, si tiene suficiente luz, agua y drenaje, funcione.
Jardín vertical en la fachada de tu casa/departamento
Aquí debes asegurarte de utilizar un material que no se filtre a las paredes de tu casa para que el agua no las dañe. Puedes usar macetas de madera, latas de aluminio o una malla de lona impermeable.
Jardín vertical en el interior de tu casa
Este tipo de jardín también puede separar espacios, por ejemplo. Plantados en contenedores con ruedas, se pueden mover alrededor para transformar los espacios como tú quieras. Sólo necesitas colocar una suerte de escalera de madera en una maceta móvil y trepar o colgar las plantas que te gusten.
Ya en estas, quizás sea buena idea buscar el tipo de plantas que más purifican el aire de tu hogar, aquí te compartimos una lista.
Jardín vertical en tu estudio u oficina
Se ha comprobado que la vegetación es benéfica para el cerebro. Tener plantas en tu oficina te ayuda a concentrarte más, a ser más creativo y a tener la mente descansada. Esto último se puede explicar mediante la “teoría de restauración de atención”, en la cual se muestra que nuestro cerebro gasta mucha energía en tareas que requieren atención directa. La fatiga mental sólo puede ser regenerada cuando damos un descanso a nuestra atención directa. Dormir puede funcionar, pero cuando estamos despiertos también podemos refrescar la atención directa al cambiar nuestra atención hacia algo indirecto o que no requiera esfuerzo mental. La naturaleza, por supuesto, ofrece este tipo de absorción, una distracción restaurativa.
Esto es más que suficiente para tener plantas al lado de ti mientras trabajas, y mejor aún un jardín vertical que no ocupe espacio de suelo y que funcione como un pedazo de bosque en el cual te puedas refugiar en los momentos de cansancio intelectual o físico.
Jardín vertical comestible en tu cocina
Este es quizá el más provechoso de todos los jardines verticales. Podrías reservar una porción de pared en tu cocina para levantar un jardín vertical que contenga todo tipo de verduras y algunas frutas. Puedes plantar desde lechugas y hierbas hasta fresas y tomates; e irlos reemplazando a medida que los consumes.
Una buena manera de construirlos es con materiales reciclados como botellas, botes de leche o latas, mismos que encuentras en la basura de tu cocina.
Los jardines verticales, además, requieren menos cuidados de plagas e insectos ya que están más lejos de su alcance y para ti es más fácil revisarlos mientras estas parado. Crecer plantas verticalmente también es beneficioso para las plantas, ya que tienen mayor exposición al sol y a la circulación de aire. Tienden a crecer más verdes y sanas.
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