viernes, 22 de octubre de 2010

ADINA CHELMINSKY en su columna DOKTOR DINERO de cada viernes en EXCÉLSIOR






El alto costo de las terapias infantiles
No hay nada más angustiante para un padre que enfrentarse a un problema con un hijo, y el camino para solucionarlo puede tener un fuerte impacto en el corazón, pero también en la cartera.

Adina Chelminsky

Doktor Dinero: Mi hijo de siete años fue diagnosticado con Déficit de Atención y su tratamiento me está causando un hoyo en la cabeza, en el corazón y en la cartera; llevamos miles de pesos gastados sin ver una mejoría. SOS.

No hay nada más angustiante para un padre que enfrentarse a un problema con un hijo, y el camino para solucionarlo puede tener un fuerte impacto tanto en el corazón como en la cartera. Las finanzas personales son, muchas veces, el colchón en el que se reflejan (y por medio del cual se pueden o no resolver) muchos problemas de la vida diaria.

Uno de los problemas más comunes de esa vida diaria tiene que ver con la salud mental nuestra y de los nuestros y no sólo en el sentido de "locura", sino en la manera en que nuestro estado ayuda a que desarrollemos nuestras capacidades al máximo. Los problemas de índole sicológico o emocional son particularmente angustiantes cuando los vemos en nuestros hijos, en parte por el estigma social que conllevan (y la etiqueta que le ponen al niño), en parte por la falta de información que hay al respecto (y el exceso de charlatanes oportunistas que ofrecen falsas soluciones) y, en parte, porque la solución toma tiempo y dinero.

Aun cuando el Déficit de Atención está "de moda" (alrededor de 5% de los niños lo tiene), no es el único tipo de trastorno que existe. Se calcula que uno de cada cinco niños en edad primaria es diagnosticado con algún tipo de problema (sicológico, visual, auditivo, motriz o emocional) que debe ser atendido de manera extracurricular y cuya responsabilidad y costo recae, de manera muy pesada, en la familia (a propósito de esta estadística, a mi papá, hombre muy sabio, le gusta decir: "En mi época todos éramos cojos, chimuelos, traviesos y todos crecimos para ser adultos de bien").

El diagnóstico de algún problema ocasiona serios cambios en la dinámica y finanzas familiares; el costo anual promedio puede superar los 30 mil pesos anuales y muchas veces se requiere por cuatro o cinco años para ver resultados. Aunque todos decimos que con la salud de los hijos no se escatima, parte del éxito del tratamiento depende de la buena administración que tengamos con los recursos para permitirnos solventar los largos años que puede durar.

Empieza bien desde el principio

Para cualquier trastorno infantil, desde ADD hasta problemas emocionales, toma en cuenta lo siguiente:

1.- Actúa. Por más difícil que sea aceptar que un hijo no es "perfecto", entiende que los problemas no se corrigen solos (el argumento de "en mi época no hacíamos tanto rollo" es falso) y dejarlos a la deriva puede ocasionarle a tu hijo problemas académicos, sociales y de autoimagen. Entre antes empieces, mejor, más rápida y barata va a ser la solución.

2.- Invierte en el diagnóstico. Quizá la parte más importante es tener el diagnóstico correcto que te permita darle a tu hijo el tratamiento adecuado. Busca al profesional más calificado en diagnóstico (aun cuando tengas que insistir para que te dé una cita) y busca realizar los estudios en los lugares más competentes, para evitar tenerlos que repetir. Guarda los resultados de todos los análisis para poder hacer un comparativo cada cierto tiempo y evitar tenerlos que repetir en caso de que requieras una segunda o tercera opinión.

3.- ¿Cómo encontrar al terapista? Como buen consumidor, compara entre diferentes opciones para el tratamiento. Antes de elegir a un médico o terapista (y de desembolsar un solo centavo) platica con dos o tres profesionistas y averigua su técnica, enfoque y la dinámica que tiene tanto con tu hijo como con los padres. Una buena manera de encontrar el tratamiento es por medio de gente que haya tenido experiencias similares exitosas; pero aun ante las mejores recomendaciones, nunca olvides oír tu propio instinto.

4.- Cada niño es un mundo. No hay recetas de cocina para solucionar el problema. "Se requiere un enfoque multidisciplinario, advierte el terapeuta Jorge Anzures, director de la Clínica de Neuroterapia Computarizada, no es cuestión de dar solamente un medicamento o solamente ayuda sicológica, se requiere un enfoque multidisciplinario y personalizado para conseguir resultados."

Todo diagnóstico y tratamiento debe estar hecho a la medida de tu hijo, no con base a un machote preetiquetado.

5.- Lo que no cuesta (pero vale mucho). Los cambios en la dinámica de la casa son un apoyo indispensable que permite acelerar el avance. De nada sirve gastarse miles de pesos en médicos si existen fallas saboteadoras en el ambiente familiar. Evalúa lo que puedes cambiar en la casa y aplícalo, desde cambios en los patrones de alimentación hasta la relación que existe entre los padres (particularmente si son divorciados). La férrea disciplina en el hogar es un arma fundamental para apoyar a los hijos con problemas.

6.- Ojo con los charlatanes. Si alguien te ofrece una solución de cinco minutos, lo más probable es que te quiera ver la cara y sacar dinero. Cualquier problema sicológico, neurológico o emocional requiere de una solución larga y llena de esfuerzo de todas las partes involucradas.

7.- Lo alternativo. Las terapias alternativas, como homeopatía o neurofeedback, son una opción más cara, pero que puede tener buenos resultados siempre y cuando sean aplicadas en paralelo a un tratamiento tradicional. No gastes todo tu dinero en ellas ni las tomes como tu primera opción, úsalas como un complemento.

8.- Prioriza. Pagar un tratamiento puede implicar recortes en otros gastos (vacaciones, diversión, incluso parte de tu porcentaje de ahorro), pero este es uno de los gastos más importantes que debes hacer.

8.- Investiga. Aun cuando el tratamiento no esté cubierto por tu seguro médico, puede ser que los análisis, como electroencefalogramas o los aparatos auxiliares, como implantes auditivos, si lo estén; averigua qué es lo que sí puedes deducir de tu seguro.

9.- Planes de pago. Si encuentras un tratamiento que consideras ideal, pero el costo no se ajusta a tus posibilidades, alza la voz. Propón al médico o terapista alguna opción de pago a plazos, de descuento o de pago en especie; cualquier profesionista realmente profesional va a tratar de encontrar una solución para no dejar al niño sin tratamiento.

10.- Paciencia. Aun cuando te "gane la prisa" por solucionar el problema, no exageres, de nada sirve sobresaturar a un niño con 25 terapias diferentes, al contrario, puede ser contraproducente (y muy caro).

No esperes resultados de un día a otro, cada seis meses o un año revalora la situación, mediante análisis o exámenes, para ver los resultados y evaluar si el camino que llevas es el correcto.

Recuerda que, aunque en este momento no lo parezca, todos los problemas tienen solución y que el arma más importante que tienes es el amor que como padre puedes tener hacia tus pequeños.



*Especialista en finanzas personales. Doktor dinero
www.doktordinero.com
adina@doktordinero.com







Cambio financiero ¿posible?
Si fuera cuestión de voluntad hoy todos viviríamos libres de deudas, perfectamente invertidos y en el camino a la riqueza.
Adina Chelminsky *

¿La gente puede cambiar? En cuestión de finanzas personales ésta no es una pregunta romántica ni menor. Por el contrario, quizá es una de las más importantes que nos podemos hacer. La capacidad de cambiar está directamente relacionada con la probabilidad de alcanzar nuestras metas y objetivos financieros. No poder cambiar, sean hábitos, costumbres o ideas en el manejo de dinero, hace que aún los mejores y más aterrizados planes y promesas (los de esta vez si voy a ahorrar/pagar mis deudas/invertir inteligentemente/organizarme) se vean saboteados… o más bien dicho autosaboteados.

La respuesta la tenemos bastante confusa. Por un lado la sabiduría popular dicta que la gente no cambia, que eres quien eres de la cuna a la sepultura. Quien tiende a ser un gastador incorregible va a ser siempre un despilfarrador; al que le gusta el riesgo en las inversiones va a elegir siempre instrumentos que le hagan sentir la adrenalina del mercado. Por otro lado, cientos y miles de libros, artículos, motivadores y estrategias están enfocados a enseñarnos cómo cambiar, lo que infiere que el cambio es posible: Convertir al gastador en Scrooge y al inversionista-bungee en un amante de la renta fija.

¿El cambio en nuestro manejo del dinero es factible? ¿Probable? ¿Posible?

“Querer es poder” es la frase que viene a la mente, pero aun cuando la voluntad es un ingrediente indispensable en cualquier proceso de cambio, no es un parámetro suficiente en lo que al manejo de dinero se refiere. Si fuera cuestión de voluntad hoy todos viviríamos libres de deudas, perfectamente invertidos y en el camino a la riqueza.

Quizá lo más importante para definir el cambio de actitud financiera no tiene que ver tanto con el querer cambiar sino con las razones para desear ese cambio. Muchas veces asumimos que son las circunstancias externas las que nos hacen darnos cuenta de la necesidad del cambio (el darte cuenta un día, por ejemplo, que debes algo similar al PIB de una pequeña nación), pero es sólo cuando estas circunstancias se mezclan con un click en nuestro motor interior que podemos empezar a cambiar nuestra actitud hacia el dinero.

¿Cómo ayudar a que ese cambio sea más fácil y con mayores posibilidades de éxito?

1) Establece metas a corto, mediano y largo plazo. Por escrito (guardadas en un lugar en donde las veas frecuentemente), medibles y con límite de tiempo. No, estas metas no están escritas con sangre, puedes cambiarlas y adecuarlas a tus necesidades conforme pase el tiempo, pero tienes que tenerlas claramente en mente para poder incentivar los cambios que quieras hacer.

2) Haz una lista de tus razones, monetarias y emocionales, de por qué necesitas cambiar. Desde el tamaño de tu deuda o el monto que necesitas para mandar a tu hijo a la universidad hasta el efecto emocional que tu irresponsabilidad financiera tiene en tus seres queridos.

3) La información es poder. En primer lugar la buena y objetiva información financiera que te ayude a aprender desde cómo hacer un presupuesto hasta los pormenores de un fondo de inversión, pero también la información respecto a tu vida y actitud ante el dinero. En mi experiencia profesional muchas veces el mal manejo de dinero se resuelve no con la ayuda de un asesor financiero sino de un terapista que te ayude a entender, y a corregir, el porqué de los malos hábitos.

*especialista en finanzas personales. doktor dinero

www.doktordinero.com
adina@doktordinero.com

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