jueves, 12 de agosto de 2010

Fernando Zamora, Hombre de celuloide: Avance de LABERINTO 374, sábado 14 de agosto


Hombre de celuloide
Por Fernando V. Zamora



Un asesino deseo de pureza
Fernando Zamora
Twitter: @fernandovzamora

Mañana, en la Cineteca Nacional, culmina el Ciclo de cine alemán con la película El listón blanco, ganadora de la Palma de oro en Cannes el año pasado.

Das weisse band es un cine de estados de ánimo que introduce al espectador en el mundo opresivo de un “idílico” pueblo alemán. Estamos en vísperas de la Primera Guerra Mundial y este pueblo es caldo de cultivo de asesinos que creen estar viendo a Dios. Hay quien ha encontrado en la realidad campirana de esta película, el estado de cosas que culminaría en las dos guerras mundiales. Si así fuese, la tesis de Haneke trascendería cualquier “explicación” económica o política: Alemania y Austria habrían sido lanzadas al asesinato en masa por causas psicológicas: los hijos del pastor protestante que en los días previos a su confirmación tienen que llevar en el brazo un listón blanco (en recuerdo de la pureza que deberían estar buscando en almas y cuerpos) serían la representación del matrimonio entre Alemania y Austria, dos naciones que, buscando La Pureza, dieron a luz a un hijo tristemente célebre: el nazismo.
Formalmente, en el blanco y negro de la fotografía (en contraste con un deslumbrante diseño sonoro), Das weisse band recuerda a Bergman e incluso, en sus mejores momentos, a Tarkovski: los instantes de poesía brillan, pero hay que decir que la de Haneke es una poesía tristona, de sabor amargo: un muchacho camina por el borde de un puente sin barandales: “¿Qué haces?” pregunta el maestro de escuela. Y él responde: “Doy a Dios una oportunidad para matarme”.
“¿Todos vamos a morir?” pregunta el hijo del doctor, a su hermana mayor. “Todos”, responde ella. Y la muchacha pareciese estarse refiriendo no sólo al destino de todo lo vivo: en Sarajevo está por ser asesinado Francisco Fernando de Austria y el “todos vamos a morir” adquiere un simbolismo macabro.

Desde el punto de vista narrativo, Das weisse band me ha traído a memoria una de las películas más hermosas que he visto: 1900, de Bernardo Bertolucci. La historia de la Italia del siglo XX la contaba Bertolucci utilizando como metáfora una hacienda toscana: en sus ciclos anuales, en la compleja relación entre campesinos y padrone y, sobre todo, en la competencia entre dos hermanos (uno legítimo y otro ilegítimo) uno entendía algo de la compleja historia italiana. En 1900 Bertolucci también ofrece como explicación del fanatismo fascista, la represión sexual.
En Das weisse band uno entra en la vida de un pueblo obsesionado con el sexo y con la muerte, con la pureza y la redención. Y si bien es cierto que la economía y la política ofrecen explicaciones más amplias, también lo es que el fanatismo asesino que vivió Europa en la primera mitad del siglo XX puede haber tenido orígenes en una represión religiosa que impedía tocar, pensar y, en suma, querer. Ya lo sabían los místicos medievales: cuando una sociedad reprime a Eros, lo único que está haciendo es atraer a su hermano Thanatos.


FICHA
El listón blanco (Das weisse band – Eine deutsche kindergeschichte). Dirección: Michael Haneke. Guión: Michael Haneke. Fotografía: Christian Berger. Con: Christian Friedel, Leonie Benesch, UlrichTukur, Ursina Lardi, Fion Mutert y Michael Kranz. Austria, Alemania, Francia, Italia, 2009.

2 comentarios:

  1. Fernando

    Como siempre, una estupenda reseña. Da gusto leerte como amante del cine. Saludos

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  2. Gracias por pasar por ésta, tu casa, y leer los comentarios de Fernando Zamora.

    Buzali

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