17 de Julio 2014
El Gobierno del Distrito Federal anunció en marzo pasado la rehabilitación del Bosque de Aragón, decretado en 2008 como Área Verde de Valor Ambiental y considerado como segundo pulmón de la Ciudad de México después del Bosque de Chapultepec.
Las autoridades capitalinas informaron entonces de la inversión de 65 millones de pesos y la contratación de la empresa Inydes para remover 2 mil 900 árboles muertos, en su mayoría eucaliptos y su reemplazo por otros tantos ejemplares de diferentes especies.
Cuatro meses después, el panorama del Bosque de Aragón es devastador. Los visitantes pasean y hacen ejercicio entre basura, zonas anegadas por agua contaminada, animales muertos, cientos de troncos esparcidos por el suelo y sentimientos de inseguridad.
Un grupo de 9 de 17 ex empleados despedidos injustificadamente por la directora del Bosque, Lorna López Nicolás, mantienen un plantón improvisado en la entrada 1, exigen la reincorporación a sus puestos de trabajo y advierten que los árboles talados fueron 7 mil, entre los ya mencionados eucaliptos, cedros limón, casuarinas y dos ahuehuetes “cortados por equivocación”, según explicó el responsable de los trabajos de rehabilitación.
“Es increíble que la gente, sobre todo las autoridades, no sientan ningún remordimiento por todos los árboles talados”, lamenta Yolanda Salazar, una de las empleadas de personal eventual despedida por oponerse al proyecto que califica como ecocidio.
Alicia Valdivia, otra de las personas que perdieron su trabajo el 30 de junio pasado, comenta que la directora Lorna López, dio instrucciones para evitar que el grupo de trabajadores despedidos renovaran su contrato y les dio a firmar una hoja sin logotipos de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) donde solicitaban voluntariamente su renuncia. Al negarse a firmar el documento, sin más, fueron despedidos sin recibir ningún tipo de indemnización.
“Todos los que estamos aquí –señala Alicia Valdivia– exigimos material para trabajar y nos opusimos a la tala de los árboles”.
Los inconformes advierten que el deterioro del Bosque de Aragón y de las condiciones laborales de los trabajadores coincide con el arribo de Tanya Müller a la Sedema. Acerca de Lorna López, directora del Bosque desde hace tres meses, también hay acusaciones.
“Se siente muy segura porque según su mamá es muy amiga de Tanya Müller y como la nena no tenía trabajo pues la trajeron aquí”, opinan los ex trabajadores dobre la licenciada en Administración de Empresas, originaria de Oaxaca y ahora directora del Bosque de Aragón, puesto del cual, la página de Transparencia de Sedema omite precisar el perfil requerido.
Versiones encontradas
Alicia Valdivia también explica que no ha podido tener acceso a la información que justifique la tala de 7 mil árboles durante el último año. Señala que un par de biólogas tenían en sus manos documentos importantes que revelan las irregularidades cometidas en el Bosque de Aragón, sin embargo las dos mujeres también fueron separadas de sus puestos laborales.
Entre las diferentes versiones que circulan, destaca la que afirma que la madera cortada fue vendida a la empresa papelera Kimberly Clark de México.
“Por eso solamente se llevaron los troncos grandes y dejaron su desmadre de ramas que hasta ahora están comenzando a limpiar”, dice otro de los trabajadores.
Una funcionaria de Sedema, también tiene su propia hipótesis y comenta que los árboles fueron derribados para despejar los rincones oscuros donde se ocultan los delincuentes que asaltan a los visitantes.
Sin éxito intenté entrevistar a Lorna López, quien se encontraba en las oficinas del Bosque de Aragón pero evitó recibirme. Su secretaria particular explicó que no estaba atendiendo a los medios y que para cualquier aclaración, acudiera directamente al área de Comunicación Social de la Sedema.
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