28 de Julio 2014
Trabajo con jóvenes adolescentes de 12 a 17 años de edad. Y aquí me va a salir un poco de mi formación profesional de marketing. Me atrevo a decir que después de 3 años de pasar entre 4 a 5 horas diarias con ellos conozco bastante bien a mi segmento de mercado.
Dicho esto quiero compartir los resultados de un ensayo titulado “La anécdota o momento favorito entre mamá y yo”. El ejercicio trataba de recordar algún momento importante en su vida cotidiana, algo divertido o muy especial que recordaran de su infancia con su mamá. La idea era que fueran cosas reales, no sentimientos abstractos. Por ejemplo no valía poner: “mi mamá es la mejor” “gracias por todo lo que haces por mi” sino: mi mamá es la mejor porque el primer día de clases me dio un gran abrazo y me canto una canción para que me pusiera feliz.
Leí más de 100 ensayos de jóvenes mexicanos, que viven en mi ciudad y que tienen factores demográficos muy similares a los que yo vivo. (Clase media baja o media alta, papas que trabajan, acceso a la tecnología, a diversión y educación privada).
Los resultados fueron para mi muy reveladores y los comparto porque esto nos da una idea de lo que realmente nuestros hijos van a recordar de su infancia cuando sean adolescentes.
Mi aprendizaje de esto: Los hermosos recuerdos de la infancia no son los viajes o las cosas, es el trato DIARIO y los detalles de ese trato los que causan un verdadero impacto en la vida de nuestros hijos. Disfrutémoslos todos los días, cuando los recogemos de la escuela, en el camino a casa, cuando comemos juntos, en las tardes de juego. Todos los días cuentan!
Leí más de 100 ensayos de jóvenes mexicanos, que viven en mi ciudad y que tienen factores demográficos muy similares a los que yo vivo. (Clase media baja o media alta, papas que trabajan, acceso a la tecnología, a diversión y educación privada).
Los resultados fueron para mi muy reveladores y los comparto porque esto nos da una idea de lo que realmente nuestros hijos van a recordar de su infancia cuando sean adolescentes.
- Su vida diaria. 90% de mis estudiantes ha ido a Disneylandia por lo menos una vez en sus vidas. Todos reciben en navidad por lo menos 1 regalo. A la mayoría se les ha festejado con una fiesta su cumpleaños y ninguno de estos sucesos fue mencionado por ni un solo estudiante. Yo hubiera pensado que su primer viaje a Disney lo recordaban emocionados, o cuando su mamá les hizo esa padrísima fiesta de cumpleaños de su personaje favorito. O aquel carrito de motor que les amaneció en navidad (por el cual sus papas ahorraron todo el año) sería motivo de una bella anécdota. Pero no fue así.
Todos los recuerdos tiernos y anécdotas que los jóvenes mas atesoran tenían que ver con la vida diaria. Anécdotas súper tiernas, recuerdo la de este joven ahora deportista de alto rendimiento que escribía – “todos los días mi mama me recogía de la escuela, me llevaba un lunch que me comía en el carro y me llevaba a entrenar, me esperaba por dos horas en el calor, todos los días. Nunca se quejo". O el de una jovencita que contaba de cómo su mama y ella se sentaban horas a ver la misma caricatura de princesas juntas. Por meses, para ella era lo máximo.
Mi aprendizaje de esto: Los hermosos recuerdos de la infancia no son los viajes o las cosas, es el trato DIARIO y los detalles de ese trato los que causan un verdadero impacto en la vida de nuestros hijos. Disfrutémoslos todos los días, cuando los recogemos de la escuela, en el camino a casa, cuando comemos juntos, en las tardes de juego. Todos los días cuentan!
- Si estuvimos presentes o ausentes. A veces los papas justificamos nuestra ausencia diciendo “pero ni cuenta se da de que no estoy” o “es que se la pasa súper bien todo el día con su abuela” otra muy común es “es que necesito trabajar más para darle lo que necesita”. Muchos jóvenes escribían de la ausencia de sus padres. Recuerdos de cuando eran pequeños y extrañaban a sus papas y decían “Mis papas siempre me dejaban con mi abuela- de ella si tengo muchos recuerdos lindos”. Uno en particular me dolió en el alma pues cuando asigne el trabajo se acerco a mí y me dijo “ Teacher, yo no tengo anécdotas con mi mama” es un niño muy aplicado así que sabía que no era flojera, y le pedí que tratara de recordar algo. Me volvió a decir lo mismo “no tengo ninguna anécdota ni recuerdo de cuando era niño, ni de ahorita, casi no la veo". Se va a las 6 am y regresa a las 7 u 8 pm. No sé ni que le gusta”. Conozco a su mama y es una mujer que ama mucho a su hijo pero en el afán de darle una vida más cómoda se está perdiendo el placer de ver crecer a su hijo. Nuestros hijos nos necesitan a nosotros más que a cualquier otra persona.
- Nuestro carácter. La sociedad de nuestros días busca más que nunca satisfacer al “YO”, no nos gusta sacrificar, no nos gusta dejar de hacer por el bienestar de otros, queremos encontrar la combinación mágica para lograr todo sin renunciar a nada. El resultado son muchos hogares disfuncionales, niños y jóvenes q están creciendo solitos porque papa y mama no queremos sacrificar carrera, hobbies, amistades, dinero etc. Un joven escribía que lo que amaba más de su mama era que siempre “ayudaba a otros” incluyéndolo a él. Su mamá se daba el tiempo de cuidar al abuelito enfermo, trabajar, cuidarlo a él y a sus hermanos y además estar de "buen humor” me encanto su relato porque era tan ilustrativo de que a veces hacemos sacrificios pero de mala gana y así no vale. Es muy triste escuchar a jóvenes decir “mi mamá siempre esta de mal humor” o “con mi papa nunca se puede hablar”. Lo que hacemos diariamente y como lo hacemos demuestra el carácter que tenemos. Si ayudamos a otro dándole lo que nos sobra o renegando por hacerlo, nuestros hijos recordaran la actitud. Por otro lado si damos de nosotros con gozo enseñaremos a nuestros hijos a servir por medio del ejemplo.
- Tus muestras de afecto. Una de las cosas que los jóvenes mencionaban mucho en sus ensayos era que les encantaba cuando su mamá se los comía a besos, o besos con cosquillas o como siempre tenían la costumbre de arroparlos en la cama y darles beso de buenas noches. Creo que esto es fácil cuando son pequeños y a veces se vuelve difícil cuando crecen pero vale la pena mantener esta práctica. Nunca son demasiados besos o abrazos cuando se trata de demostrarle tu amor a tu hij@.
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