8 de Julio 2014
En un acto bastante irregular (pues lo más común era aplicar “la Juan Pablo II”: ignorarlo todo hasta morir y luego ser canonizado) el papa Francisco no solo recibió a víctimas de sacerdotes pederastas sino que también emitió un severo discurso contra la Iglesia Católica.
En la homilía, que fue pronunciada en español en la residencia vaticana, la Casa de Santa Marta, en la que participaron 6 víctimas, el papa dijo que la Iglesia católica «debe llorar y reparar» lo que le hizo a las víctimas y rogó perdón. Dijo que lo que había sucedido (los abusos) se había convertido en «un culto sacrílego» que profanó a Dios.
«Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicidio de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el corazón y en la conciencia mía y de toda la Iglesia»
Así que pidió perdón por «los pecados de omisión» por parte de la Iglesia, misma que no ha «respondido adecuadamente» a las denuncias de abusos.
En este primer encuentro entre el sumo pontífice y las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, el papa expresó su «tristeza» por «los pecados y crímenes graves» cometidos por los miembros del clero.
A las víctimas les dijo:
«Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón»
«También les pido perdón por los pecados de omisión por parte de líderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso»
Francisco reconoció que la actitud de ignorar las denuncias provocó un «sufrimiento adicional» a quienes fueron abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo.
Además reconoció la valentía de las víctimas y otras personas que, al exponer la verdad, brindaron un «servicio de amor» que llevó luz sobre una «terrible oscuridad» en la vida de la Iglesia.
«No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que comenten estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical»
En su discurso dijo también:
«Desde hace tiempo siento en el corazón el profundo dolor, sufrimiento, tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad que no, no tiene explicación, hasta que alguien sintió que Jesús miraba, y otro lo mismo, y otro lo mismo (…) y se animaron a sostener esa mirada»
«Y esos pocos que comenzaron a llorar nos contagiaron la consciencia de este crimen y grave. Esta es mi angustia y el dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ello»
«Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelvan a ocurrir en la Iglesia»
Por otro lado, las víctimas piden que las buenas intenciones que ha expresado el papa se concentren en normas específicas (y no se queden solo ahí, en buenas intenciones). Eso fue lo que explicó José Barba, un ex miembro de los Legionarios de Cristo, quien fue víctima de Marcial Maciel, el fundador de esa congregación, que es muy poderosa e influyente en nuestro país.
Francisco se enfrenta a la Mafia
Unos 200 mafiosos encarcelados en la prisión de alta seguridad de Larino, en la región de Molise, decidieron que el domingo no acudirían a misa en protesta por la decisión del papa Francisco de excomulgar a la ‘Ndrangheta, la feroz mafia calabresa, tras el asesinato, el pasado mes de enero, de un niño de tres años en un ajuste de cuentas con su familia.
El papa dijo:
«La ‘Ndrangheta es la adoración del mal, el desprecio del bien común. Tiene que ser combatida, alejada. Y la Iglesia tiene que ayudar más. Los mafiosos no están en comunión con Dios. Están excomulgados»
Nunca un Papa había llegado hasta el extremo de negar la comunión a los mafiosos, recordemos que la excomunión es el castigo más grave para un creyente.
El tradicional silencio, e incluso la permisividad, de la Iglesia católica frente a las cuatro grandes mafias que operan en Italia (la Cosa Nostra siciliana, la Camorra napolitana, la ‘Ndrangheta calabresa y la Sacra Corona Unita, en la Puglia) solo había sido roto una vez por Juan Pablo II en mayo de 1993 durante una visita a Sicilia (pero entonces el papa no los excomulgó).
Pero bueno, que el papa se les revelara no le pareció a la Cosa Nostra, quien era dirigida entonces por el sangriento Totò Riina y su reacción fue terrible. Durante el verano siguiente explotaron dos bombas en iglesias de Roma y en septiembre de ese año fue asesinado en Palermo el sacerdote Pino Puglisi, conocido por su lucha contra la Mafia.
Así que ya van dos pecados de omisión que Francisco está tratando de enmendar, esperemos que lo que haga no se quede en palabras y estemos ante una verdadera reforma de esa poderosa institución llamada Iglesia.
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