domingo, 14 de octubre de 2012

DE ANDRÉS NEUMAN SU NOVELA MÁS RECIENTE: "HABLAR SOLOS", ANTES HABÍA PUBLICADO CUENTOS EN "HACERSE EL MUERTO". AQUÍ UNA LECTURA EN VOZ DEL AUTOR Y DOS ENTREVISTAS:





EL PAIS







Y ANTES:






JON BANDRÉS lo entrevista:
14.10.2011
Andres Neuman (Buenos Aires, 1977) publicó su primera novela, Bariloche, a los 22 años. Hoy, tiene en su haber premios como el Alfaguara (en 2009, por la novela 'El viajero del siglo), o el Nacional de la Crítica, en 2010.

Ahora publica Hacerse el muerto (Páginas de Espuma), una colección de relatos cortos que por lo que cuenta, le ha planteado más de un conflicto moral. Como el de atreverse a incluir en ellos, bajo el aparente manto de la ficción, experiencias personales trascendentales, vividas por el autor en los últimos cinco años.

PREGUNTA: El libro comienza con ‘El fusilado’ un retrato que da sentido en parte al título de esta colección de cuentos…

RESPUESTA: Parte vagamente de una historia real que fue la que sucedió al escritor argentino Daniel Moyano. Me apetecía rendirle homenaje a él y a todos los que sufrieron el 'simulacro de fusilamiento', una de las torturas más indecibles, que se dio mucho durante la guerra civil española.

A Moyano le secuestraron durante los primeros días de la última dictadura argentina en el 76, estuvo secuestrado un tiempo y luego, le hicieron el simulacro y le dejaron marchar. Se exilió en España y fue un narrrador extraordinario. Además era violinista, como mi madre.

Me atrajo no sólo el recuerdo de su figura sino también el escalofriante estado de conciencia en que queda alguien que cierra los ojos con la certeza de que está muriendo y sigue viviendo. La conciencia póstuma que desarrolla alguien así. Eres un muerto en vida y un vivo que ha muerto, tu percepción de la vida cambia porque todo lo que ves oyes, pertenece a un más allá terrenal. Me parecía un inicio adecuado para un libro que habla de cómo ponerse en el lugar de la muerte

P:Leyendo alguno de los primeros cuentos, el lector tiene la sensación que el escritor ha conocido la muerte de los padres, o en este caso de la madre. Es sin duda, una de las experiencias que se relatan con más intensidad.

R:Hay un momento en el que uno se convierte en el padre de sus padres, es el verdadero momento del final de la infancia.

Entonces tus padres comienzan una imprevista y a veces escalofriante infancia…Ese momento es muy doloroso y también quizás, muy literario porque el tiempo se ordena de otra manera

En Madre atrás, no sólo hablo de mi madre, sino también de la extraña inversión de infancias. El narrador pasa la esponja a su madre que a penas acierta a encontrar las palabras para pedirle que lo haga…y esa esponja le retrotrae a los baños que a él le daba su madre

A mi me daba miedo escribir esas piezas porque no me siento identificado con la sociedad del sensacionalismo del caso real en que vivimos. Sentía pudor y me despertaba dudas sobre la naturaleza literaria de lo que yo pudiera escribir al respecto.
Me sentía dividido entre el cabrón del escritor que busca el adjetivo y las necesidades emocionales de quien está paralizado por el dolor.

P: Pero es una vivencia tuya y universal que relatas de forma muy precisa –fijando la mirada en objetos como los zapatos del padre entregados en una bolsa que concentran todo el drama- y poética al mismo tiempo

R: Madre atrás, La silla o Estar descalzo han sido los cuentos más difíciles de corregir de toda mi vida.

Mi madre murió hace cuatro años. Lo que me dañó y me enseñó esa experiencia fue no solo la pérdida de mi madre muy joven sino su viaje hacia la vulnerabilidad y la fragilidad completa. Mi madre era violinista profesional, una mujer fuerte, independiente, y con la habilidad manual prodigiosa propia de los violinistas…Ver como alguien así no podía ni sujetar una taza, no poder caminar…

Eso fue en sí una pérdida dentro de la pérdida y te hace reconsiderar tus ideas acerca de la juventud y la fortaleza…

En pocos años vi a mi padre casi morir de un infarto (por suerte, se salvó) y poco después mi madre cayó enferma de cáncer. Así que me pasé casi una década reflexionando sobre la orfandad real o temida.

Cuando me entregaron en el hospital una bolsa con los zapatos de mi padre mientras él estaba entre la vida y la muerte, mientras sostenía la bolsa en mis manos, me dí cuenta de que mi vida había cambiado para siempre, ocurriera lo que ocurriera.

P: Hay un relato titulado “Una silla para alguien” sobre el paseo en silla de ruedas de la madre…que tiene dentro del drama, sentido del humor, ternura, optimismo, mucha delicadeza . ¿Es cómo un rayo de luz dentro de la tragedia?

R: Ese cuento nos habla de cómo la imaginación trabaja sobre los casos reales.Cuando mi madre aceptó por fin utilizar una silla de ruedas, murió. El paseo que cuento ess el paseo que no llegamos a dar. Lo poético es haber podido dar ese paseo al escribir ese cuento.

P: Finalmente, te hizo bien el escribirlo

R: Me produjo dolor todo el tiempo, pero un dolor que me produjo mucho alivio. Fue en cierto modo, como aprender a nombrarlo (el dolor). No se trata tanto de hacer desaparecer el dolor sino aprender a manejarlo.Y esto me remite a la ficción que para mi no es amable evasión de la realidad sino la única posible digestión de la realidad. Y es el caso de estos cuentos.

P: Cambiando de tema, hay un cuento muy placentero, ‘Las cosas que no hacemos’ que parece un canto al hedonismo.

R: Me alegra que lo definas como hedonista, porque es un libro que también es alegre.

Ese texto desmitifica la épica romántica que consiste en enumerar todo lo que las pareja hacen. Esto es una declaración de amor a todos los viajes que no hicimos, los gimnasios que no visitamos, o las mañana en que nos quedamos sin hacer nada. A veces, el amor se compone en compartir “un dulce no hacer nada”

P: Otro cuento divertido es Vidas instantáneas: una selección de anuncios por palabras. Lo más curioso es la forma tan calculada de decir y no decir (ocultar sutilmente) de este tipo de anuncios: “caballero educado, no gordo”, “joven delgado, casi tímido”…

R: Cuando pensamos que tienes que formular tu autorretrato (quién eres y qué quieres) en sólo 20 palabras, pienso que tienes que ser un micronarrador consumado. El anuncio por palabras sería una ‘disciplina literaria’ que exige gran síntesis.

Leyendo el periódico se me ocurrió este cruce de voces buscando el amor. Siguiendo la estructura del anuncio por palabras que consiste en encerrar la vida en medio párrafo.

P: El método de acercarse a las personas y las situaciones a través de objetos cotidianos reaparece en ‘Teoría de las cuerdas’ que nos muestra a un voyeur que imagina la vida de sus vecinos con un método peculiar

R: Es alguien que disfruta conjeturando la vida de sus vecinos a través de la ropa que cuelgan en sus cuerdas. No está el cuerpo del vecino o vecina pero si su camiseta, la braga, el calcetín…

El cuento nos habla también de lo “no dicho”. “He comprobado”, asegura el narrador “que las palabras que cruzamos con el prójimo son fuente de malentendidos (…) Su ropa en cambio, es transparente”

P: ¿Cual fue el plan original del libro?

R: En el libro de cuentos, más que la idea importan las ideas. Más que en un plan prefijado, confío más en el modo intuitivo en que las piezas poco a poco van agrupándose.

En mitad del proceso, sí me dí cuenta que había unos leit-motiv que originaba una estructura en seis partes: las dos primeras partes hablan de la muerte.

La cadencia sería: muerte, familia, amor, voz y literatura. Obviamente, algunas partes comparten varias de estas temáticas. El registro común está en la tragicomedia a la que alude el título: la mezcla de diversión y dolor presente en todo el libro.

P: Para terminar, Fahrenheit.com, un homenaje a Ray Bradbury en el que imaginas un colapso informático mundial. ¿Sería un descanso que pararan las máquinas o una tragedia?

Lo del descanso es una lectura posible, pero en realidad lo que pensé más -en esta sátira sobre el terrorismo digital- fue en la vulnerabilidad de que todo esté centralizado en una nube como ahora se dice. La red amplia pero cada vez todo pasa por el mismo sitio. Entre Google, Facebook y cuatro más lo tienen todo lo cual supone uan contradicicón politica interesante.

Si en un mundo en que solo hubiera libros digitales, de pronto se borrara toda la memoria, regresaríamos a una situación de ignorancia.




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