¿QUIÉN NO LA RECUERDA?
Fallece la actriz Sylvia Kristel, que encarnó al mito erótico Emmanuelle (El Pais)
PIERRE BACHELET, canta
La actriz holandesa Sylvia Kristel, que se hizo famosa en
1974 con el personaje erótico de Emmanuelle, ha fallecido en Ámsterdam a los 60
años de un cáncer de estómago. A pesar de que su carrera siempre estuvo ligada
a la serie (hubo dos secuelas entre 1975 y 1984) participó en medio centenar de
filmes de diversos géneros. Entre los directores que la contrataron figura
Roger Vadim y Claude Chabrol. En los últimos años se dedicó a la pintura, y en
2006, publicó su autobiografía, Nue (Desnuda). Es un relato descarnado y
cándido a la vez, donde cuenta su lucha contra las drogas, el alcohol y el
tabaco. Deja un hijo, Arthur, de su relación con el fallecido escritor belga
Hugo Claus.
Sylvia Kristel nació en Utrecht en 1952 y empezó su carrera
como modelo a los 17 años. Sus padres regentaban un bar y se divorciaron cuando
ella tenía 14. En su autobiografía reconoció que nunca pudo superar la falta de
una figura paterna, y la buscó en sus relaciones sentimentales. Hugo Claus, su
primera pareja seria, le llevada 27 años. En 1973 ganó el concurso de Miss
Televisión Europa y un año después saltó a la fama con Emmanuelle. En 1979 dejó
a Claus y se marchó a Estados Unidos con el actor Ian McShane, diez años mayor.
Cinco años después, y tras un intento fallido de que hacer carrera en
Hollywood, la actriz le dejó. Según contaba, durante esa época empezó a tomar
drogas, y tuvo que aceptar malas películas para pagar su adicción.
En 1981 actuó en El amante de Lady Chatterley, adaptación de
la novela de D. H. Lawrence. También fue Mata Hari, la legendaria espía. Entre
sus filmes en Estados Unidos figura Concorde Aeropuerto y Clases Particulares.
En 2005, aseguró en la televisión holandesa que su mayor virtud era “estar
alegre”. Para entonces ya le habían diagnosticado un cáncer de garganta, que
acabó entendiéndose al pulmón, y finalmente, el estómago. Si bien nunca pudo
olvidar a Emmanuelle (en Francia estuvo 10 años en cartel), ha sido una de las
artistas más famosas del cine holandés.
DIOS SALVE A EMMANUELLE
por José Luis Martínez para MILENIO (El Santo Oficio)
Un día, a finales de los años setenta, el cartujo entró al
cine para extraviar la chaveta con las sicalípticas andanzas de Emmanuelle, una
joven hermosa y ardiente protagonizada por Sylvia Kristel, la actriz holandesa
de pelo corto y ojos claros cuya fama sacudía al mundo.
En la oscuridad de la sala conoció su sortilegio: esbelta,
sofisticada, ajena a la vulgaridad aun en las más osadas acrobacias sexuales,
se fundía con su personaje provocando, en vez de aullidos, el silencio más
grande entre sus instantáneos pero nunca fugitivos admiradores. Quien la vio
—como decía José Alvarado de María Douglas— no la olvidará jamás.
La Cartelera cinematográfica de María Luisa Amador y Jorge
Ayala Blanco contribuye a resanar las grietas de la memoria; no solo consigna el
estreno de Emmanuelle en la ciudad de México el 24 de agosto de 1978 en los
cines París, Pedro Armendáriz y Bella Época, también recuerda una experiencia
fascinante: la de las funciones de medianoche.
Durante diecisiete semanas la película de Just Jaeckin,
filmada en 1974 y estrenada en Francia un año después, se volvió culto
nocturno. Las funciones estaban reservadas para los mayores de 21 años, pero
como la fe mueve montañas, al sonar las 12 campanadas, numerosos adolescentes
entraban en peregrinación a los santuarios de la Kristel.
Cuando el siete de diciembre del mismo año apareció en la
cartelera Emmanuelle 2 (La antivirgen), de Francis Giacobetti, la lumbre estaba
prendida. Los cines Auditorio Plaza, Chaplin y Fellini, de la cadena de Gustavo
Alatriste, fueron sus templos a lo largo de treinta y tres semanas, lapso
impensable para cualquier película actualmente.
Después, se multiplicaron las secuelas —la mayoría con otras
actrices— y se perdió el encanto. Pero la imagen de la primera Emmanuelle perdura:
tímida y audaz, delicada y poderosa, con los senos pequeños, las piernas
largas, y una libido nunca satisfecha. La estrella de Sylvia Kristel se fue
apagando con las drogas, el alcohol, la inestabilidad emocional y las
enfermedades. Con la culpa de no haber sido feliz, como dice en su
autobiografía.
Hace algunos años, Rubén Amón la entrevistó en una taberna de
Amsterdam; cuando llegó, ella esperaba en la penumbra. Poco quedaba de su
belleza: “su aspecto orondo, ajado y sobrio la confundían con una catequista,
con una matrona anónima o con una vecina jubilada del barrio”, escribió el
periodista.
En la librería Rosario Castellanos, donde estuvo el Bella
Época, el humilde monje la recuerda. Ahí la vio por primera vez, atónito,
tembloroso, con la alegría y el temor de quien visita por primera vez un burdel
donde una virtuosa del amor mercenario le sonríe y lo invita a navegar en su
cuerpo desnudo.
Sylvia Kristel cumplirá 60 años el 28 de septiembre, por eso
la evocación y el gusto de alzar la copa y brindar por ella.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de
bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
SYLVIA, CERCA DEL FINAL
Cuestión de alturas. Uno u otro en diferentes circunstancias, puede generar vértigo. :)
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